- España se aparta del camino que conduce al Estado laico
- Justicia iguala en privilegios a las distintas confesiones en lugar de eliminarlos
- Público, 2007-11-12 # Miguel Angel Marfull · Madrid
Según el Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS, el 79,3% de los españoles se considera católico. Agnósticos y ateos suman un 16,6%. Sólo dos de cada cien personas se declaran practicantes de una religión diferente a la católica. En el Registro de Entidades Religiosas del ministerio de Justicia hay inscritas, sin embargo, 1.929 entidades no católicas. Reciben este nombre tanto iglesias como confesiones y comunidades.
El dato contrasta con el número de entidades del mismo tipo inscritas en el ministerio de Justicia bajo la etiqueta genérica del catolicismo, 12.444. Sólo en Madrid hay 1.932, tantas como las que representan a las confesiones minoritarias en toda España.
Notorio arraigo
Recientemente han obtenido carta de naturaleza religiosa
"Nuestro país corre el riesgo de caminar hacia un estado pluriconfesional”, en lugar de avanzar hasta convertirse en un estado laico, denuncia Victorino Mayoral, diputado socialista y presidente de
La Ley Orgánica
De esta manera, el ministerio de Justicia reconoce los derechos de las confesiones minoritarias en España. Son casi 2.000 entidades, más de la mitad protestantes, muy por encima de las musulmanas, que no llegan a las 500. Tres territorios, Cataluña, Madrid y Andalucía, tradicionales receptores de inmigración, concentran el mayor número. CIVES considera que se está realizando “una equiparación hacia arriba” entre las confesiones minoritarias y el mayoritario catolicismo. ¿Cómo se corrige la tendencia? Según apunta su presidente, la solución es mejorar la ley, no homologar a todas las confesiones con el “sistema de desigualdad” que prima a la confesión católica.
Una ley mejorada
“La actual ley permite la instrumentalización del Estado por parte de las entidades religiosas”, critica Mayoral. El texto tiene 27 años. Ha sufrido todo tipo de dilaciones en su aplicación y desarrollo. Hasta el año 1992 no se firmaron los primeros convenios con entidades no católicas pero con notable base social en España.
Quienes exigen al Gobierno mayor osadía política para construir un estado efectivamente laico, piden que la ley “garantice la libertad y la igualdad de todos en el ejercicio de sus libertades de conciencia, religión y culto”. Ése es el principio básico, un suelo legal compatible con otra aspiración: que una ley mejorada evite el catálogo de privilegios que disfruta
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