- No pudo probar que es gay y le negaron asilo
- Un joven nicaragüense abandonó el país cuando era adolescente por temor al rechazo por ser homosexual. Ahora vive en Canadá, donde ha pedido asilo, pero podría ser deportado al no poder probar su orientación sexual.
- El Nuevo Diario [Nicaragua], 2007-02-07
Álvaro Orozco, de 21 años, llegó a Canadá en 2005 buscando asilo y protección. Él es homosexual y huyó de Nicaragua cuando tenía 13 años por temor al rechazo por su preferencia sexual y porque su padre amenazó con matarlo por ser gay. En Canadá, las autoridades de Inmigración le negaron el asilo al no creer que el joven sea homosexual.
La historia la recoge el diario canadiense Globe and Mail en su edición de este miércoles. El diario relata que Orozco se escapó de su casa cuando tenía 13 años, huyendo de las amenazas de su padre alcohólico.
De aventón en aventón se trasladó por toda Centroamérica hasta llegar a la frontera entre México y EEUU. Junto con un joven hondureño cruzó a nado el Río Grande, donde casi se ahogó cuando sus piernas quedaron enredadas en unas algas. Su compañero lo salvó, pero fue capturado por funcionarios de inmigración estadounidenses.
Orozco permaneció un año en un correccional para menores de Houston. Cuando cumplió 14 fue liberado, después de asegurar que regresaría a Nicaragua. Sin embargo el joven escapó y se refugió en una iglesia de los Adventistas del Séptimo Día, ocultando su orientación sexual por temor a que los religiosos lo rechazaran por ello.
En 2005 el joven decidió tomar un bus hasta la ciudad de Búfalo, en el estado de Nueva York, después de haber leído en Internet que en Canadá la justicia protegía los derechos de los homosexuales y había programas de asilo más abiertos que en EEUU. Una organización de Búfalo le ayudó a hacer su solicitud de refugio.
Sin embargo, el Consejo de Inmigración de Canadá le ha negado el asilo por no creer que el joven sea homosexual. El próximo martes Orozco podría regresar a Nicaragua, donde las leyes condenan la sodomía y donde lo espera una familia que según él lo golpeaba y se burlaba por su orientación sexual cuando era un adolescente.
“Mi padre me llamaba “marica”, y me dijo que me golpearía (por su orientación sexual)”, dijo Orozco al Globe and Mail. “Pero es imposible demostrar que uno es gay”, agregó. Orozco relató al diario que desde una edad muy temprana se sentía y comportaba diferente. Cuando niño, Orozco jugaba a ser artista y hoy quiere convertirse en enfermero.
Deborah Lamont, miembro del Consejo de Inmigración de Canadá, dijo que no creía que Orozco sea homosexual, explicando que el joven no era sexualmente activo cuando era adolescente y no estaba claro de su orientación sexual cuando vivía en Nicaragua.
Lamont calificó de “insatisfactorias” las explicaciones de Orozco y dijo que “él no es homosexual y fabricó su orientación sexual para apoyar un reclamo inexistente para ser protegido en Canadá.”
El-Farouk Khaki, abogado de Orozco, dijo que este caso muestra la dificultad de los demandantes que piden refugio por su orientación sexual y que llegan de países con una cultura machista y homofóbica, a un estilo de vida más liberal. Además muestra los prejuicios que la sociedad tiene sobre el tema, al pensarse que un adolescente gay es sexualmente más activo que uno heterosexual.
La última esperanza de Orozco es solicitar un permiso por razones humanitarias a la ministra de Inmigración de Canadá, Diane Finlay, lo que le permitiría quedarse en ese país. El abogado de Orozco tampoco descarta volver abrir el proceso para la solicitud de asilo, explicando que ha habido una violación de la justicia en el caso, al no tratar a Orozco como una persona vulnerable.
Según el abogado, que ha representado con éxito a otros nicaragüenses homosexuales que han pedido asilo en Canadá, Orozco es vulnerable por ser joven, inculto, estar solo en un país desconocido y ser víctima de abuso doméstico. Una de las razones expuestas por el abogado, es que en Nicaragua la homosexualidad es penada por la ley.
En 1992 una enmienda al Código Penal criminalizó las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo. Este marco legal, además, pone en riesgo de ser procesadas a las personas que realizan campañas a favor de los derechos homosexuales o suministran información sobre salud sexual, según un informe de Amnistía Internacional publicado en 2006 y citado por el diario canadiense.
Orozco dijo que se siente cómodo desde que llegó hace dos años a Toronto y que vive con tranquilidad su orientación sexual, y hasta sale a fiestas gay los fines de semana. “Aquí la ley me protege. En Nicaragua yo podría se encarcelado. Todavía temo a mi padre, que amenazó con matarme por ser gay”, dijo.
El joven recibe ayuda de la organización canadiense “Supporting Our Youth” (Ayudando a nuestra Juventud) de Toronto, que ofrece apoyo a los jóvenes homosexuales recién llegados a Canadá y que piden asilo en ese país.
Suhail Abualsameed, director del organismo, dijo que los jóvenes gay que demandan refugio en Canadá a menudo tienen problemas convenciendo a las autoridades de inmigración sobre la seriedad de su orientación, principalmente si no cuentan con pruebas suficientes.
Ese fue el problema de Orozco, quien acudió a las autoridades sin documentación legal –preparada por abogados relacionados con casos de homosexuales- que le apoyara en su petición. “Me pidieron que probara que soy gay y no podía. Pero es ilógico que no me creyeran”, dijo.