- El Mundial Gay, un campeonato con cariz social más allá del resultado
- Terra, 2007-09-26
Arquitectos, policías o empresarios son algunos de los participantes en el Mundial de Fútbol Gay, en el que los jugadores disfrutan de los partidos sin el miedo al rechazo que les llevó durante años a una doble vida.
El primer Mundial de Fútbol Gay que se disputa en Latinoamérica comenzó el pasado domingo en Buenos Aires y durante una semana equipos de América, Europa y Oceanía compiten poniendo en liza a más de 400 jugadores.
No obstante su condición de jugadores no profesionales, todos quieren ganar el campeonato, que se caracteriza por el buen ambiente entre equipos y por sobrepasar el fútbol para convertirse en un acontecimiento social.
"Somos iguales y tenemos las mismas oportunidades", comentó Tomás Gómez, presidente de la IGLFA (Asociación Internacional Gay y Lésbica de Fútbol), al referirse a lo que se afirma en el certamen.
El futbolista Diego lidera el equipo uruguayo, el único con apoyo gubernamental, y es el emblema del grupo. Según sus palabras: es el que "menos miedo tenía a dar la cara, ya que Uruguay es un país pequeño y se temía a las malas lenguas".
A sus 25 años y con un negocio propio, Diego sólo quiere divertirse jugando al fútbol y eliminar el cliché que muestra a los gays como "afeminados", para demostrar que "se puede dejar la sexualidad entre cuatro paredes" y divertirse "haciendo deporte".
Orgulloso de su condición sexual
Orgulloso de su condición sexual, el jugador uruguayo ahora mundialista tuvo una doble vida hasta los 20 años. "Conocí a un chico que me gustó y entonces hablé con mi familia. Se lo tomaron muy bien y fue un alivio poder hablar del tema", recordó.
Diego reconoció que supo ''desde pequeño'' que era homosexual, pero que los niños, dijo, ''son muy crueles''. ''Llevé una doble vida y tuve novias por miedo a las habladurías'', admitió.
Mientras Diego afirma que en Uruguay el ''gobierno actual facilita que la gente sea abierta de mente y apoye'', Gustavo, un argentino de 38 años, partió rumbo a Europa hace doce años para ''vivir la vida gay más libremente''.
Arquitecto y jugador del Stonewall, equipo inglés vigente campeón del mundo de Fútbol Gay, Gustavo afirmó que él y sus compañeros de equipo juegan al fútbol ''como cualquier otro hombre'' y que ''este mundial permite luchar contra la homofobia''.
''Me fui de Argentina para ser más libre, porque aquí te tildaban, no era totalmente yo mismo. Decidí irme a vivir la vida gay en Europa, y allí realmente la gente es mucho más abierta y permisiva'', afirmó.
Total aceptación en la familia
Aunque su familia no sabía que era homosexual cuando decidió irse, porque pensó que lo iban a ''rechazar'', ahora parte de ella lo sabe y lo acepta, e incluso conocen a su pareja, pero ''no les hace mucha gracia que participe en el Mundial'' por la trascendencia pública que tiene el certamen.
En cambio, Eduardo, que juega en uno de los equipos argentinos, está encantado con la ''fama'' que le otorga participar en este torneo internacional y dijo a Efe que ahora tiene ''más amigos'' que le piden ''camisetas e incluso autógrafos''.
Policía de profesión, a Eduardo le encanta participar en este torneo porque: es ''muy deportista y hay muy buen ambiente, ya que durante toda la concentración hubo mil risas, juegos''. ''Jugamos al fútbol pero además somos amigos'', apostilló.
''Ahora soy más popular en el cuartel y a mis compañeros no les supone ningún problema mi condición sexual, incluso mi madre se enteró de forma muy natural del asunto porque llegué un día a casa y le mostré una medalla que había ganado en un torneo gay de tenis'', recordó el policía de 32 años.
Permiso de trabajo para viajar a Buenos Aires
Los participantes en el Mundial de Fútbol Gay han tenido que pedir permiso en sus trabajos para viajar a Buenos Aires y jugar con sus equipos, además de financiarse ellos mismos el viaje.
''En mi trabajo no les supone ningún problema mi sexualidad. El único más reticente es mi padre, que no quiere saber nada, pero mi madre lo asume porque ya le di una nieta'', dijo Nathan, de 25 años y jugador del West Hollywood, equipo de California (Estados Unidos).
Nathan lleva tres años jugando en este equipo, que conoció por medio de amigos que ya formaban parte de él y en su opinión este mundial 'es una manera de acercar a los gays a la comunidad y abrir la mente de la sociedad'.
''Al principio no quería asumir mi condición y tengo una hija de cinco años, pero después ya confronté la realidad y me abrí a mi sexualidad'', comentó.
El Mundial no cuenta con una competición simultánea de lesbianas porque solamente se habían inscrito tres equipos que finalmente retiraron sus solicitudes.
La elección de Buenos Aires como primera sede latinoamericana del torneo se debe en gran parte a la aprobación en 2003 de una ley que autoriza las uniones civiles entre homosexuales, lo que la convirtió en la primera ciudad de Latinoamérica en permitirlas.