- Liberan a la boxeadora acusada de matar a la odontóloga de Núñez
- La jueza le dictó la “falta de mérito” al no haber encontrado pruebas que la vinculen con el homicidio de Mariela Frydman. La mujer aseguró que fue inculpada por su orientación sexual.
- Página 12, 2007-12-14
“Yo soy lo que soy, no tengo que dar excusas por eso.” A ese tema de Sandra Mihanovich de los años ’80 se pareció el diálogo que la boxeadora amateur –que estaba sospechada de asesinar a la odontóloga de Núñez por un móvil pasional– tuvo con la prensa ayer, cuando recuperó su libertad luego de que la fiscal de la causa por el asesinato de Mariela Frydman dictara su “falta de mérito”. “Me enteré que Frydman murió cuando llegué de trabajar, me metí a bañar y cayó la policía”, contó María José Muñoz, quien aseguró que fue culpada “por ser lesbiana” y “por portación de cara”. Ya libre, y a pesar de la “persecución y la injusticia” que dijo padecer por su lesbianismo, la boxeadora aseguró que no cambiará “en nada” su aspecto físico: “Yo soy lo que soy”, sostuvo convencida.
Muñoz, boxeadora amateur de 28 años, había denunciado al momento de su detención que era “perseguida por ser lesbiana”, ya que la línea de investigación del homicidio de Frydman, hallada atada y apuñalada en su departamento del barrio porteño de Núñez el 27 de noviembre, contemplaba una motivación pasional por parte de Muñoz. Ayer revalidó su posición: “Yo soy como soy y no pienso cambiar en nada mi aspecto”. Ese que, según ella, le valió dos “injustas” semanas en el Penal de Mujeres de Ezeiza.
Rapada a ambos lados de la cabeza, con una cresta incipiente y un buzo que sólo dejaba ver el cuello de su camiseta de Boca, Muñoz lamentó haber perdido 17 días de su libertad por algo que asegura que no cometió. Vive con su padre, portero, en el noveno piso de Quesada 2248, en el mismo edificio que la odontóloga, y ya había sido acusada por la familia de la odontóloga de un supuesto hurto por escalamiento y el presunto robo de un celular. Los Frydman denunciaron la falta de un Motorola V3, propiedad de la víctima, y que su asesino ingresó en su casa por el balcón de los Muñoz. Además, María José tenía una herida en la mano que podría ser marca de un forcejeo. Pero las acusaciones no bastaron.
Luego de que le extrajeran sangre para cruzar su información genética con la de los restos de cabello y piel que tenía Frydman bajo las uñas, producto de una pelea con su agresor, la jueza María Gabriela Lanz la liberó ayer. “Estoy emocionada, vuelvo a ver a mi hermana y a mi papá y espero seguir teniendo trabajo, aunque si no buscaré otro”, expresó.
“No tengo miedo de volver al mismo edificio –continuó–, pero sí de que
Muñoz tiene una causa por hurto por escalamiento y está sospechada de robarle un celular a un chico y golpearlo. Si bien la familia declaró que la boxeadora suele enojarse fácilmente, en su momento Muñoz había dicho que el pibe la estafó en 50 pesos, aunque admitió que la causa en su contra por “robo y lesiones” pudo ser motivo de una mueva acusación.
Más allá de esos elementos, la medida dispuesta por la jueza Lanz se basa en que no existen elementos que prueben a María José Muñoz como la asesina de Frydman, apuñalada siete veces con un cuchillo de cocina luego de haber sido golpeada en su departamento, en el que vivía sola, el 26 de noviembre pasado. Se la halló atada de pies y manos con cables, en la bañera, y la casa estaba revuelta. Los investigadores descartaron un robo y se orientaron a un conflicto pasional. Muñoz lo desmintió.
Un día después, la púgil fue detenida. Seis testigos sostuvieron su coartada al señalar que, al momento del hecho, Muñoz estaba trabajando en la fábrica de aberturas del novio de su hermana. Pero esos testigos nunca fueron llamados a declarar y su abogado, Donato Perillo, solicitó la nulidad de las actuaciones judiciales contra la hasta ayer acusada.