- Un varón ex- gay describe su proceso de cambio
- Courage Latino, 2007-07-19
¿Que puede esperar un varón homosexual de un proceso de cambio? De una forma encantadora, Gordon Opp describe la satisfacción que encontró, así como las lecciones -a veces muy dolorosas- que aprendió en el camino.
J.N.: Gordon, muchas gracias por compartir su historia. Vayamos derecho y recorramos los sucesos básicos que ocurrieron en su vida. Usted ha sido presidente de la Oficina de Crédito de Lincoln, Nebraska, durante 21 años y ha estado casado durante 20 años.
Ahora está a punto de completar un Master para ser Consejero y por algún tiempo ha guiado un grupo de apoyo para varones que se encuentran en una etapa de transición para salir de la homosexualidad.
¿Cuándo fue la primera vez que pensó que tenía que luchar contra la homosexualidad?
G.O.: Creo que estaba en la escuela secundaria cuando reconocí que me sentía atraído por los chicos en vez de las chicas, esto me causó mucha ansiedad. No había con quien hablar en aquellos tiempos, así es que intenté mantenerlo escondido.
J.N.: En aquellos días usted no tuvo un Consejero en la escuela con el "Proyecto10" que le afirmaría como homosexual y le introduciría a la comunidad gay.
G.O.: Exactamente; me alegra que eso no ocurriera. Al menos no fuí presionado a pensar de que no era un problema. Era cristiano, tenía fe y principios morales. Así es que no tuve relaciones con un hombre hasta que tuve 21años. De hecho, estuve tres años en la universidad sin tener relaciones. Sin embargo, al igual que la mayoría de los homosexuales, mi primera experiencia sexual fue increíble... es como haber estado en un desierto por dos semanas sin agua, y de repente te topas con un oasis. Visto de esta manera, la experiencia es extremadamente convincente.
Me involucré en el estilo de vida gay desde los 21 hasta los 25 años y durante ese tiempo tuve muchas relaciones de una sola noche, hasta hice "la escena del parque." Sólo tuve unas pocas relaciones -quizás tres- que duraron un par de meses. Durante ese tiempo me sentía muy deprimido, vivía una doble vida.
Además, nunca me sentí ni satisfecho, ni pleno en ninguna relación. Aún con hombres que eran mucho más atractivos que yo, perdía el interés después de un tiempo. Pero no entendía realmente la dinámica en aquel momento.
J.N.: ¿Cual era la dinámica?
G.O.: En estos momentos, mirando hacia atrás, puedo ver lo que es la homosexualidad, especialmente en mi vida; aunque la experiencia para cada uno es un poco diferente.
J.N.: ¿Qué es la homosexualidad en su vida?
G.O.: Es una manera de llenar ciertas necesidades relacionadas con el sexo.
J.N.: ¿Qué clase de necesidades?
G.O.: Necesidad de aceptación... Deseos de sentirse como un hombre más y recibir la compasión y la comprensión de otros hombres. De hecho, es interesante, aún en estos momentos, ver los deseos homosexuales que todavía tengo, me doy cuenta que tienen muy poco que ver con el sexo. Si veo a un hombre y pienso como se vería sin ropa, ese pensamiento me repugna en estos momentos de mi vida. Sin embargo es algo más lo que yo siento… Deseo que él venga y me de la mano, hable conmigo y me preste un poco de atención.
Al mirar hacia atrás, me doy cuenta que no entendía esa dinámica cuando era joven. Hoy en día veo cómo esos sentimientos se han transformado ahora que los entiendo; es casi como un acto de magia. Es muy intrigante ver a alguien llevar a cabo un acto de magia; deseas verlo una y otra vez hasta poder entender cómo el ilusionista hace desaparecer el objeto. Pero cuando uno entiende completamente estos sentimientos -o sea, que aprendes lo que está detrás del truco- se acaba el viejo entusiasmo. Entonces la atracción deja de ser "mágica".
J.N.: ¿Cual es la analogía con la homosexualidad?
G.O.: Así es como yo veo la homosexualidad. Si miro a un hombre a quien encuentro atractivo, no puedo continuar haciéndolo, porque como se diría, ya "conozco el truco." Sé lo que es una fantasía. Sé lo que está detrás de la ilusión. Comprendo lógicamente que no me va a satisfacer y si busco algún tipo de encuentro sexual, sé que tendrá un efecto negativo en mí. Pero aún hay más.
J.N.: No se trata sólo de tener conciencia cognitiva.
G.O.: Es más que tener conciencia cognitiva. Reconozco que la experiencia entera es una falsificación. Lo sé basado en mis propias y repetidas experiencias las cuales tuve durante cuatro años, cuando deseaba que esta condición funcionase.
En su libro, usted menciona que según Isabel Moberly, la raíz del problema está cuando no se logra satisfacer la necesidad de sentirse amado por personas del mismo sexo. Pero usted amplía mucho más el tema, describe que las amistades del mismo sexo son de gran ayuda para satisfacer esa necesidad. Ahora me doy cuenta que cuando tengo una amistad cercana con un hombre heterosexual, a quien encuentro atractivo, puedo lograr que esa necesidad no sea sexual, puedo satisfacerla de una forma plena.
J.N.: Muchos hombres me dicen esto. Mencionan que sus atracciones o sus fantasías homosexuales disminuyen o desaparecen.
G.O.: Exacto, eso ocurre. Se logra en muchos casos. Sin embargo, como el Dr. Satinover explica en su libro “La Homosexualidad y la Política de la Verdad”, el problema es cuando se adquiere el hábito. La experiencia sexual puede ser como consumir la droga del opio. Apacigua, anestesia y te "mejora momentáneamente." Esto hace que sea muy difícil salir de la homosexualidad. Cuando esas necesidades emocionales se han vertido en el sexo -cuando hemos aprendido a satisfacer temporalmente esas necesidades de una manera sexual- hemos tomado una necesidad normal, legítima que Dios nos ha dado y la hemos convertido en un “droga."
Cuando se satisface la necesidad en una relación normal y completa, con una persona que te llama la atención, no tiene "la chispa" del encuentro homosexual. He tenido que reconocer y admitir que las necesidades que se satisfacen entre personas del mismo sexo no tienen por qué tener ese tipo de “chispa.”
J.N.: Es cierto, porque la chispa es artificial y no dura mucho tiempo. Sólo puede crear el deseo de búsqueda de una "chispa" aún más fuerte con otro compañero. Comenzamos a ver a escritores homosexuales que admiten esta idea, al menos indirectamente. En el libro “Amor Indetectable”, Andrew Sullivan señala que no se puede fiar de las relaciones eróticas para conseguir un amor duradero, únicamente los amigos pueden ser una fuente segura de apoyo y afecto.
G.O.: La "chispa” es artificial, pero es muy convincente y logra que muchos hombres continúen viviendo el estilo de vida gay.
J.N.: Exactamente. Jeffrey Satinover habla acerca de las sendas neurológicas del placer que se incrustan en el cerebro -realmente se incrustan estructuralmente- y aunque tengas nuevas fantasías sobre las anteriores, y adquieras mejores formas de satisfacer las necesidades emocionales, nunca borras por completo la forma de responder neurológicamente. Los hombres pueden crear nuevas sendas sobre las otras, pero muchos tienen que seguir luchando contra un patrón adictivo.
G.O.: Así es. Desgraciadamente, una vez que uno se engancha en ese hábito, como yo lo hice, te vuelves muy miope. Pero lo que me anima, cuando pienso acerca del cerebro, es que no utilizamos todo nuestro cerebro y que existen otro "tipo de emociones" que podemos experimentar. Estamos atrapados por la idea de que la única manera que se puede disfrutar o experimentar algo agradable en la vida, es si utilizamos formas poco saludables. Trato de alentar a los hombres con los que trabajo a que amplíen sus perspectivas.
Aunque otras experiencias no les hagan sentir el atractivo al que están acostumbrados, deben seguir adelante, buscar relaciones masculinas saludables y encontrar también algo diferente en lo que ellos puedan situar realmente sus corazones.
J.N.: Efectivamente. Y hablando sobre la idea de situar el corazón…hábleme un poco acerca de su matrimonio. Usted tiene 46 años y ha estado casado durante veinte años.
G.O.: Sí. Tal como lo he mencionado, viví la vida gay cerca de cuatro años hasta llegar a los 25 años de edad, pero me sentía muy deprimido porque ese tipo de vida no funcionaba para mí. Soy de Nebraska, pero decidí mudarme a California. Pensé que sería el mejor lugar para vivir una vida gay, y que si no funcionaba, quizás podría buscar alguna ayuda allí.
Estando en California, encontré a un pastor que se dedicaba a los jóvenes. El era siete años mayor que yo aproximadamente, estaba casado y tenía un par de niños. Sin tener conocimiento acerca de lo que está escrito en su libro, -aunque no había sido escrito para entonces- él trabajó conmigo en la forma que usted sugiere. Ninguno de los dos entendía lo que ocurría. De hecho, él era un hombre atractivo y se preocupaba por mí, veía en mí a alguien a quien él deseaba ayudar de una manera correcta, pero apenas sabía cómo.
Recuerdo haber estado sentado en su oficina cuando dijo: "Tu puedes sentir una atracción por mí, pero jamás va a suceder algo entre nosotros porque yo soy diferente."
El también mencionó: " Esto no hará sentirme de una manera distinta hacia ti; te voy a tener cariño y me voy a ocupar de tí de todos modos." Su actitud difuminó totalmente mi atracción por él. Ésto fue el principio de la ayuda para mí. Recibí sus consejos durante casi un año. Durante ese tiempo conocí a quién sería mi futura esposa, ella y yo llegamos a ser muy buenos amigos. Antes de casarme no me involucré en ningún tipo de actividad sexual, al menos no lo hice durante un año.
J.N.: ¿Sentía atracción sexual hacia ella de la misma forma?
G.O.: No hubo atracción sexual hasta cerca de la fecha de nuestro enlace matrimonial. Comencé a pensar que pronto estaría casado, así es que empecé a ver a mi prometida de esa manera. Si yo hubiese podido recibir esos consejos a la edad de 25 años, habría recibido más ayuda y un poco más de dirección, pero al fin y al cabo, yo hubiese apuntado al matrimonio.
Creo que todos somos realmente heterosexuales, así es que aliento a los hombres a que se casen, siempre y cuando sean capaces de ser fieles a su compromiso. No quiero que pongan en peligro o que desilusionen a la mujer. Pero si el hombre toma el compromiso seriamente, deberá de honrarlo por encima de cualquier tentación pasajera, ésto es algo distinto. Yo soy una persona algo disciplinada y esto me ha ayudado.
J.N.: Por supuesto que la mujer debe saber.
G.O.: Absolutamente, la mujer debe saber. Yo se lo dije a mi esposa antes que nos casáramos. Fue un soplo de aire fresco para ella también el encontrar a alguien que la quisiera como una amiga, y no sólo sexualmente. Así es que pienso que ésto forma parte de la fuerza de nuestro matrimonio. Hoy en día soy abuelo. Tenemos tres hijos, dos chicas y un chico de 13 años de edad.
J.N.: ¿Cómo es su vida familiar ahora?
G.O.: En los primeros años de mi matrimonio quería sobre todo "hacer las cosas correctamente." Sin embargo, cuando vives con alguien tanto tiempo y tienes hijos, aprendes a querer realmente a esa persona.
Hoy en día amo a mi esposa tanto, o aún más, que la mayoría de los hombres que aman a sus esposas.
Puede ser que la experiencia sexual no sea igual que para aquellos hombres que nunca han luchado con asuntos homosexuales, pero es satisfactoria, la deseo y es grata. Me sentiría destruído si llegase a perder a mi esposa. Debo decir que no sólo he cambiado mi conducta, sino que también la manera en que pienso acerca de mí mismo; he cambiado mi identidad. Me siento muy cómodo siendo un marido, un padre y ahora un abuelo.
J.N.: ¿Sus hijos conocen su pasado?
G.O.: Sí. Mis hijas tienen 19 y 17 años de edad, y la de 19 años está comprometida para casarse en agosto.
La relación con mis hijas es impresionante. Sin embargo, creo que aquellos que hemos tenido un pasado homosexual pensamos que quizás no somos capaces de ser buen padre para un chico.
J.N.: Sí, especialmente con un chico que tenga muchas ansiedades sobre su propia masculinidad.
G.O.: Como las primeras fueron chicas, yo pensé, "Bueno, el Señor me ha dado chicas y eso está muy bien, no tendré que preocuparme por ser padre de un chico." Le aseguro, querer a mis hijas es increíblemente natural para mí. Es uno de los placeres más hermosos de la vida. Siempre ha sido de esa manera, aún, cuando ellas se hicieron adolescentes. Entonces mi esposa quiso un tercer niño, así es que tuvimos un chico; él ha sido increíble. De hecho, cuando entro a su cuarto en la noche y lo arropo, le leo un cuento o le toco la espalda y, ahora que es mayor, le desordeno el pelo y soy un poco rudo con él, es casi como tener a alguien que hace lo mismo por mí. Es increíblemente constructivo, "me curo al dar”. Estoy tan agradecido. Es como una segunda oportunidad.
J.N.: Usted está resolviendo ciertas necesidades de su pasado, al satisfacerlas en otra persona. Pienso que ésto es verdad para todos los padres.
G.O.: Así lo creo, porque todas las personas tienen necesidades que no han logrado satisfacer en su pasado.
Yo estoy muy contento con mi vida. No cambiaría mi vida con nadie. He estado casado veinte años y durante los primeros diez años de matrimonio sufría ocasionalmente de depresión, me sentía bastante mal, como si me faltase algo, pero ahora llevo años de no estar deprimido.
J.N.: ¿Usted conoce a otros hombres ex- gays que estén casados? ¿Existe un círculo de apoyo entre ellos?
G.O.: Durante varios años he estado dirigiendo un grupo de apoyo con ocho o diez hombres a la vez. Los integrantes van y vienen y son una buena fuente de apoyo; algunos se han casado y han tenido hijos. Pienso en uno de ellos, en mi amigo Bill, el acaba de decirme que su esposa espera su segundo niño y está muy contento con la noticia. Usted sabe, como lo menciona en su libro, que los hombres que logran vencer la homosexualidad pueden ser buenos amigos entre sí y que esta amistad es muy valiosa. No quiero restarle importancia a este hecho, pero en cuanto a la curación concierne, obtengo mucho más de hombres heterosexuales.
J.N.: De aquellos quienes “siempre han sido heterosexuales.”
G.O.: Correcto. Disfruto de la compañía de “quienes siempre han sido heterosexuales.” Es muy beneficioso. Con hombres particularmente atractivos tengo que hacer un esfuerzo para conocerles bien, de esta manera, no me intimidan, ni me dan la sensación de debilidad, ni de ser "menos” que ellos, de no ser así, se podría desencadenar una atracción no deseada de mi parte.
J.N.: Si, exactamente. Esto es muy interesante. Quienes intentan vencer la homosexualidad deben aprender a “rechazar la intimidación”, especialmente la de los hetererosexuales que son atractivos. Tienen que conocerles para poder romper el misterio.
G.O.: Es realmente divertido cuando lo logras. Como he dicho, me obligo a hacerlo porque alguien se pude cruzar en mi camino, ya sea en una reunión o en otro sitio. Los patrones de conducta que utilizaba en el pasado me hacían retroceder, entonces me sentía inadecuado y comenzaba a fijarme en los hombres. Ellos son como objetos que han quedado, objetos de atracción que aparecen debido a la forma en que me relacionaba con ellos anteriormente. Hoy en día, actúo de una forma distinta, trato de conocerles, quizás es doy una palmada en la espalda, o un apretón de mano muy natural. Me meto un poco en sus mundos, repentinamente veo sus debilidades y pienso: “son sólo hombres”…, y el misterio se rompe.
J.N.: Lo que usted ve en el hombre es su humanidad, ve el elemento común. Ve cómo él y usted están realmente conectados. Usted rompe la tensión, y con ello, la fantasía.
G.O.: De algún modo, así ha sido la homosexualidad para mí. Es como si hubiese un "macho misterioso" allí afuera, ¿Cómo es él? ¿Por qué no siento igual que él? Pero al conocerle un poco más íntimamente, el misterio desaparece.
J.N.: Eso es así. ¿Hubo algún tiempo crítico en su vida cuando reflexionó detenidamente y comprendió lo que ocurría?
G.O.: Sí, sucedió hace unos diez años cuando atravesaba la crisis de la mediana edad – andaba cerca de los 35 o los 36 años – tenía tres niños sanos, mi negocio marchaba bien, teníamos una bonita casa y conducía coches nuevos, pensaba "que lo había logrado". En esta etapa los hombres se preguntan “¿Y ésto es todo?" Para mí la gran pregunta era: "Bueno, si no he experimentado ese “algo” en relación a los hombres, entonces ¿qué es lo que me falta?
Pensé que la manera de obtener "ese algo" sería a través de la homosexualidad. Pero para poder manejar estos sentimientos homosexuales que aún quedaban, decidí, en mis primeros años de matrimonio, protegerme de los hombres atractivos y distanciarme de ellos. Hubo hombres que decían: "Empecé a conocer a Gordón, hacíamos actividades juntos, pero de repente nos distanciamos, no comprendo lo que ha sucedido." Bien, yo sí sabía lo que estaba sucediendo. No deseaba convertirlos en un objeto sexual. Yo no quería tener líos, así es que acabé por retirarme, fué una separación defensiva.
Sin embargo hubo un hombre, de hecho, él es mi cuñado. Viajamos por las afueras de la ciudad para recoger un coche antiguo. Comencé a contarle cómo luchaba con pensamientos homosexuales que no deseaba sentir. El conocía mi pasado pero pensaba: "Bueno, Gordon se ha casado y el problema se ha resuelto.”
Él no me juzgó por lo que yo sentía. Cuando conducíamos de regreso a casa, hablamos acerca de mis luchas. Llegamos a ser buenos amigos. No permitió que me separase de él, se dedicó a mí y se mantuvo fiel. El decía: "Yo no sé, no soy psicólogo, pero me parece correcto continuar el compromiso de dedicarme a tí.”
El compartir mis sentimientos con mi cuñado me ayudó a salir de la crisis de la mediana edad. Al relacionarme con él, logré avanzar con la curación emocional que ya había experimentado intelectualmente.
J.N.: ¿Hoy en día, usted diría que no tiene atracciones homosexuales?
G.O.: No, no diría eso. Pero ahora los sentimientos son tan diferentes. Permítame explicarle, al principio era como si yo llevase puesto un suéter con una "H" grandísima al frente. Ese era yo: el suéter decía "Homosexual." Ahora es como llevar una desgastada y muy sobada tarjeta de negocios metida en el bolsillo de la camisa. De vez en cuando meto la mano y saco esa vieja tarjeta, me molesta un poco, pero la vida va más allá de eso. Ocasionalmente me incomoda, pero ha dejado de ser una obsesión. Hoy en día mi vida es muy buena.
J.N.: Su experiencia nos dice mucho acerca de la naturaleza del cambio psicológico. Cualquiera que sea la dificultad del hombre -la adicción a la droga, el comer en exceso, el alcoholismo, la falta de auto estima- es improbable que el cambio simplemente "borre" esas áreas problemáticas del pasado. Después de reflexionar y tener nuevas experiencias, usted ha tenido un cambio emocional importante. Algunos de los sentimientos relacionados con el sexo podrían recurrir, pero como ahora usted entiende lo que significan, han dejado de tener poder sobre usted.
A veces, también, un hombre debe de tener la voluntad de tomar la decisión de apartar los restos persistentes de ese viejo y no deseado ser homosexual, tal como usted lo hizo, y comprometerse a seguir adelante y casarse si eso es lo que él desea en la vida.
Muchas gracias Gordon, por compartir sus experiencias de vida con elocuencia y honradez.