- Católicos de base piden a los obispos que reconozcan sus culpas en la Guerra Civil
- Redes Cristianas califica de "inoportunas" las beatificaciones de 498 nuevos mártires
- El País, 2007-10-17 # Juan G. Bedoya · Madrid
Inoportunas y discriminatorias. Ésta es la opinión de los católicos españoles agrupados en Redes Cristianas sobre la próxima beatificación de 498 personas asesinadas en el sector republicano, la práctica totalidad durante los primeros meses de la Guerra Civil de 1936.
"Dado que la Iglesia [católica] no ha pedido perdón por lo ocurrido, esta beatificación es inoportuna y manifiesta la incapacidad de la jerarquía por superar las posiciones de hace 70 años", opina este colectivo en un manifiesto titulado Solidaridad con todas las víctimas de la Guerra Civil y acerca de próxima beatificación.
La asamblea de Redes Cristianas reúne a 147 grupos, comunidades y movimientos católicos de base repartidos por todas las diócesis, algunos con gran predicamento nacional como las Comunidades Cristianas Populares, la Corriente Somos Iglesia, varias Hermandades Obreras provinciales de Acción Católica (HOAC), la Federación de Mujeres y Teología o Justicia y Paz.
El manifiesto de Redes Cristianas empieza con una referencia "a las víctimas de la Guerra Civil española (1936-1939) y a las que siguieron durante los años de la dictadura franquista (1939-1975)". Añade: "Para construir un futuro en paz será siempre necesario que las partes reconozcan los errores que les condujeron a la guerra y pedir perdón por ellos. Hoy ya no se trata de buscar culpables, pero tampoco de un ambiguo relativismo histórico. Se trata de que todas las partes reconozcan su parte de culpa, y, en primer lugar, nosotros, los cristianos, reconocer y pedir perdón por la posición beligerante que la mayor parte de la jerarquía eclesiástica tuvo".
Redes Cristianas sostiene más tarde que "la purificación de la memoria histórica no ha de consistir en juzgar el pasado común repartiendo culpabilidades". "Todos somos corresponsables de los hechos colectivos: ganamos con los que ganan y perdemos con los que pierden. Debemos reconocer que en nuestra Guerra Civil perdimos todos", dice este grupo de católicos de base, antes de advertir sobre la inoportunidad de las beatificaciones masivas gestionadas por los obispos desde hace décadas.
"Desde la más profunda admiración por las vidas y sobre todo por las circunstancias de sus muertes, creemos que, dado que la Iglesia no ha pedido perdón por lo ocurrido, esta beatificación es inoportuna. Por otra parte, se presta a una obvia instrumentalización política", sostiene Redes.
Las otras víctimas
El manifiesto no olvida el proceso en marcha para recuperar la memoria histórica de todas las víctimas del golpe militar de 1936 y de la larga guerra civil que provocó aquel desnucamiento del Estado (que los obispos de la época bendijeron como cruzada), y en recuerdo también de los asesinados durante la represiva dictadura posterior.
Lo jerarquía actual del catolicismo español se opone a la llamada Ley de la Memoria Histórica que promueve el Gobierno socialista porque, dice, reabre "viejas heridas" de la Guerra Civil. Los obispos también execran sin matices de la Segunda República, a cuya gestión atribuyen la mayor persecución religiosa de la historia. Consecuencia de esa opinión es su aportación al catálogo de mártires del siglo XX, reunido por el Vaticano en la década pasada. Del total de 12.692 posibles mártires de la fe registrados en todo el mundo, 10.000 son españoles.
Redes Cristianas rechaza la visión sobre la Segunda República de una jerarquía que empezó a combatir al nuevo régimen nada más ser proclamado. Dice el colectivo de católicos de base: "Es necesario honrar también y sin ninguna ambigüedad la entrega generosa de tantos que murieron por la causa de la justicia, del reconocimiento de los derechos de todos, de la paz. Olvidar a los miles de maestros, sacerdotes, obreros, dirigentes, políticos, etcétera, que murieron víctimas de la represión franquista no sólo es una injusticia, sino que hace imposible la reconciliación y la paz".
El manifiesto estima también "muy satisfactorios algunos de los esfuerzos del Gobierno legítimo de la República", como la extensión de la enseñanza para todos, el reconocimiento de los derechos de la mujer o la separación Iglesia-Estado. "Será profundizando en estas propuestas como, implícitamente, honraremos a los que trabajaron en estas direcciones", concluye.
Monjas y frailes, contra la "mezquina" politización
Los obispos creen que España es, ahora, una sociedad "dividida y enfrentada". También dicen sentirse perseguidos y acosados. Lo afirman en la pastoral Orientaciones morales ante la situación actual de España, aprobada por la Conferencia Episcopal apenas hace un año. Los prelados culpaban al Gobierno socialista. "Una utilización de la memoria histórica, guiada por una mentalidad selectiva, abre de nuevo viejas heridas de la Guerra Civil y aviva sentimientos encontrados que parecían estar superados", dijeron entonces.
El episcopado calló que él mismo estaba preparando su particular exhibición de memoria histórica, con la beatificación de 498 de sus víctimas en aquella guerra. Será el día 28 en el Vaticano.
La coincidencia de estas beatificaciones con la tramitación parlamentaria de la llamada Ley de Memoria Histórica suscita, efectivamente, polémicas, algunas, muy agrias, en el seno de la Iglesia católica. Es dudoso que los obispos no fueran conscientes de la reacción que iban a producir.
Sí lo fue la Conferencia Española de Religiosos (Confer), que agrupa a 50.372 monjas y 13.330 frailes, distribuidos en 6.664 comunidades (4.892 de religiosas y 1.772 de religiosos). Su presidente, el mercedario Alejandro Fernández Barrajón, tacha de "miserable y mezquino" el intento de politizar y manipular este acontecimiento en aras de "lecturas ideológicas interesadas". "Los consagrados españoles nos negamos a leer este acontecimiento martirial en clave ideológica. Queremos leerlo en clave pascual como invitación a descubrir la vida que se esconde incluso en surcos sembrados de muerte".
Fernández Barrajón añade que "no es nada nuevo describir que la vida consagrada a lo largo de su historia ha alcanzado muchas palmas y ha pisado muchos lodazales, ha sentido la presión de los grilletes y el desprecio de los orgullosos". Lo dice en un folleto encartado en el número 2.583 de la revista Vida Nueva.
Un total de 462 de los 498 mártires beatificados ahora eran religiosos de congregaciones como los Hermanos de las Escuelas Cristianas (Salle), Carmelitas de la Antigua Observancia y Carmelitas Descalzas, Dominicas de la Anunciata, Adoratrices, Agustinos, Dominicos, Maristas, Franciscanos, Trinitarios, Salesianos, Misioneros de los Sagrados Corazones, Marianistas, Carmelitas Misioneras, Misioneras del Corazón de María, Franciscanas Hijas de la Misericordia y Carmelita de la Caridad.
La diócesis de Madrid, que preside el cardenal Antonio María Rouco, aporta el mayor número de aspirantes a beato: 176, entre ellos 64 jóvenes de entre 17 y 30 años. Según Rouco, "no tiene nada que ver el calendario de las beatificaciones con el calendario político". Añade: "A ellos [los nuevos beatos] tenemos que pedirles que intercedan por España, para que el bien de la reconciliación no se vea quebrantado por las circunstancias de la España actual".