- Alemania: el pragmatismo de Merkel puede mejorar las relaciones con Varsovia
- Las relaciones entre Alemania y Polonia están en tensión constante debido al populismo polaco, el revisionismo histórico de algunos círculos nacionalistas alemanes y las peticiones de indemnización de los refugiados obligados a escapar de los territorios orientales del Reich. Disputas historiográficas, el presunto excesivo poder alemán en la UE y el temor polaco de quedar sitiados son los miedos que promueven los gemelos Kaczyaski. En cambio, Angela Merkel responde con tonos sosegados, propone a Polonia reexaminar la cuestión del escudo anti-misiles en el ámbito de la OTAN, junto a los socios europeos, y descubre a un Jaroslaw Kaczyaski inédito, es decir, dispuesto a dialogar.
- Equilibri.net, 2007-04-13 # Marco Agosta
Ambos países, Alemania y Polonia, están gobernados por grandes coaliciones. Pero las analogías entre los dos gobiernos acaban aquí. El alemán presenta un tipo de compromiso histórico entre los dos mayores partidos nacionales. En Polonia, Derecho y Legalidad ha reunido a dos partidos populistas, cuya alianza es un cóctel explosivo. El PIS (Derecho y Legalidad) representa una forma de conservadurismo más paternalista, menos liberal y vinculada a la herencia del socialismo real, respecto a los partidos de centroderecha europeos. En un extremo de la gran coalición polaca se sitúa el partido campesino post-comunista Samoobrona de Andrzej Lepper, mientras que en el lado opuesto figura la Liga de las Familias polacas de Giertyych, según der Spiegel, el partido más a la derecha del Parlamento europeo. Lepper es un gritón profesional, que se distinguió en los años 90 por su "democracia directa" en forma de bloqueos callejeros y violentas actuaciones políticas contra "los de arriba" en Varsovia. El partido de Giertyych expresa un catolicismo fanático, con obscurantismo y odio hacia el enemigo y hacia el diferente. Desde el punto de vista religioso esto se traduce en homofobia que no tiene comparación dentro de la UE. Así, el jefe del partido, también ministro de Cultura, propuso en sede comunitaria la prohibición del aborto y la propaganda homosexual. Desde el punto de vista político, también los gemelos Kaczyaski se alimentan de ese odio al enemigo haciendo referencia a los vecinos rusos y alemanes. En la campaña electoral del 2005, el PIS se impuso también gracias a la promesa de un giro en la política hacia los dos vecinos "incómodos", después de que resurgiera el eje ruso-alemán en la crisis iraquí y de que la firma para la construcción del gasoducto báltico Norte Stream despertara en el alma polaca la pesadilla de quedar sitiados. En el Kremlin, la idea de un gasoducto que evitara el territorio polaco fue concebida en los años ‘80 como reacción a los aires reformistas de Solidarnosc. Por otra parte, a pesar de la hermandad entre los países del bloque socialista, también entre los alemanes del este y los polacos existía cierta desconfianza, sobre todo entre los servicios secretos de los dos países.
La politización de la historia en Polonia
Para los polacos, Alemania y Rusia todavía evocan miedos y resentimientos. Desde los tiempos de la Prusia de Federico II y el zar, hasta el pacto Hitler-Stalin de 1939, pasando por la represión de la minoría polaca por parte de Bismarck. Desde los años del estalinismo al nacimiento de Solidaridad, en Polonia la historiografía es un tema actual y controvertido. Pero lo más preocupante es la extrema politización de la historia, y de su ideologización para el adoctrinamiento. El actual gobierno polaco promueve un proyecto historiográfico tras otro, y celebra cada vez más "días de la memoria", más que para recordar, para alimentar un nuevo nacionalismo que a menudo asume rasgos anti-alemanes. Este sentimiento se presenta en forma defensiva, como respuesta a un presunto revisionismo histórico alemán. En efecto, desde hace algunos años, en Alemania se ha roto el tabú de los millones de refugiados obligados a huir de los ex territorios alemanes y en muchos casos muertos de hambre y frío a lo largo del viaje o asesinados por la Armada Roja. La idea de preparar en Berlín un museo sobre el tema de los refugiados ha encendido un debate infinito provocando polémicas políticas. Tras una exhibición tituladas "Calles obligadas" y organizada por Erika Steinbach, la controvertida presidente de la asociación de los Refugiados, el primer ministro polaco Kazimierz Marcinkiewiccz anuló una visita a Berlín. Recientemente, la propia Steinbach ha sido protagonista de un caso diplomático por haber comparado a los partidos del gobierno polaco con los movimientos neonazis alemanes. En la práctica, las diferentes visiones de los dos países se enfrentan en las peticiones de indemnización de los ex refugiados alemanes, que son cada vez más activos dentro de sus organizaciones y encuentran apoyos en los círculos de extrema derecha, y también entre las filas de los democratacristianos. No hay una reunión bilateral entre Alemania y Polonia en que no se trate este tema. También en el último encuentro informal en la víspera de la cumbre europea de Berlín, que ha sido ejemplo de los tonos conciliadores y los resultados diplomáticos conseguidos por Merkel, el único punto sobre el cual Kaczyaski no se ha acercado a la Canciller ha sido precisamente éste. "Hasta que Berlín no haga algo para detener las peticiones de los refugiados alemanes, no podrá haber una normalización de las relaciones. No hay ninguna base jurídica alemana o internacional para las indemnizaciones individuales a los refugiados". El primer ministro polaco incluso ha relacionado esta cuestión con la integración europea y el tratado constitucional: "Hasta que las disputas sobre la propiedad de un tercio del territorio polaco no se aclaren, Polonia no está dispuesta a adherirse a esta nueva Europa, así como la describen los partidarios de la Constitución". La presidente Angela Merkel intentó contentar a los polacos sobre el hecho de que las peticiones del Preussische Treuhand, organización que apoya las reivindicaciones patrimoniales de los ex ciudadanos de las regiones orientales del Reich, no han recibido ningún apoyo del gobierno alemán. En el pasado otoño, la organización con sede en Düsseldorf llevó el caso delante de la Corte Europea de los Derechos del Hombre. Para comprometer las relaciones entre los dos países no sólo figura el problema de los ex-territorios alemanes actualmente polacos, sino también la fuerte presencia de polacos en Alemania. Mientras que los medios de comunicación enfatizan los casos de algunas tragedias familiares de polacos residentes en suelo alemán, Varsovia se queja del trato reservado a sus compatriotas. La ministra de Exteriores, Anna Foytga, ha hablado recientemente de una “política de asimilación por parte de las autoridades alemanas”, llegando a decir que en ningún país la situación de los polacos es tan difícil como en Alemania.
El revisionismo de la extrema derecha alemana
Si para el gobierno polaco, Angela Merkel no toma suficientes distancias respecto a las peticiones de indemnización de las organizaciones de ex refugiados, en los entornos de extrema derecha la Canciller es criticada por su prudencia, cuando no por su "traición" a los intereses alemanes. En las páginas del semanal National Zeitung, cercano al partido nacionalista DVU (Deutsche Volksunion), a Merkel se le acusa, por ejemplo, de difundir la "leyenda" de Alemania como única responsable de la Segunda Guerra Mundial. Un leitmotiv del revisionismo de extrema derecha es precisamente éste: volver a poner en discusión la responsabilidad de Hitler en el estallido del conflicto de 1939. Por ejemplo, en el 2005, salió un libro de Gerd Schultze-Rhonhof, general del Bundeswehr jubilado, titulado “La guerra de muchos padres” (Der Krieg der viele Väter "hatte"). Esta publicación ha preocupado a los polacos en cuanto se atribuye también a Varsovia una responsabilidad en la guerra, debido a sus numerosos rechazos a las propuestas alemanas de negociación. Para el autor, según las nuevas investigaciones históricas, se deduce que hasta el otoño de 1939 Hitler no tenía intención de entrar en guerra, sino que trató hasta el último momento de solucionar el tema de Danzica y de la minoría alemana en Polonia. El ex general acusa a la historiografía alemana por haber observado con un punto de vista limitado la responsabilidad de la guerra, mientras que los editores de los libros de texto habrían sido obligados a difundir este falso mito. La salida el pasado año de otro libro revisionista, titulado significativamente "Polonia - no sólo una víctima", parece confirmar los temores polacos, aunque no hay que olvidar que se trata de casos aislados vinculados a los entornos neonazis.
Polonia y la UE
En realidad, el verdadero temor polaco es el de quedarse al margen de las decisiones de Bruselas, dominada por Alemania, y quedar aplastada entre ésta y Rusia. A menudo Polonia se enroca en una posición de obstrucción que resulta poco constructiva e incluso dañina para los propios intereses polacos. Esta política del "muro contra muro" se ha manifestado recientemente en la Cumbre Europea del pasado diciembre, cuando Varsovia detuvo las negociaciones para un nuevo acuerdo Rusia-UE, poniendo como condición el fin del embargo ruso sobre las importaciones de carnes y algunos productos agrícolas polacos. El gobierno alemán ha recordado en numerosas ocasiones la importancia de alcanzar un nuevo acuerdo entre Bruselas y Moscú. Pero el hecho de que Alemania quiera encuadrar su Ostpolitik dentro de la UE en lugar de tranquilizar a los polacos o aumentar la confianza en Berlín, sólo hace crecer el escepticismo hacia Europa. Varsovia teme que si la unión entre Europa y Rusia se vuelve más fuerte, Ucrania, Bielorrusia, Moldavia y Georgia corren el peligro de permanecer en una periferia oriental. Ya al final de la Primera Guerra Mundial, casi medio siglo antes de la firma de los Tratados de Roma, nació la idea de instituir una Liga de Estados libres entre estos países. Esta unión de estados sería capaz de bloquear las exportaciones rusas de gas hacia la UE, ejerciendo así un fuerte poder de chantaje. En particular, la política hacia Ucrania se basa en el manifiesto político de Juliusz Mieroszewski y Jerzy Giedroyc, dos intelectuales polacos exiliados en París durante los años del comunismo: unas mejores relaciones con los vecinos orientales significa una posición más fuerte respecto a Europa occidental. En este esquema se retoma el papel mediador desarrollado por Polonia en la Revolución Naranja del 2004 en Ucrania. Fue el presidente Aleksander Kwasniewski quien convenció a Javier Solana emprender las negociaciones con las partes en conflicto y quien pidió a Schröder que comprobara las intenciones rusas. Volviendo a la actualidad política europea se conoce que Varsovia, junto a Londres y Praga, sea una de las capitales más escépticas sobre la suerte de la Constitución Europea. Además de la petición de una extensión de la cláusula de solidaridad en el campo de la energía, uno de los puntos sobre los que Polonia se muestra más combativa es el sistema de voto. Hay un consenso unánime entre todos partidos sobre los inconvenientes del sistema de doble mayoría, que se reemplazaría por uno más adecuado, el cual Polonia logró evitar en el curso de las negociaciones de Niza del 2001. No por casualidad, "Niza o muerte" fue uno de los eslóganes de la última campaña electoral polaca. Sobre otra cuestión principal, la referencia a las raíces cristianas en el texto constitucional europeo, el Primer Ministro Kaczyaski se ha comprometido con la presidencia alemana a aceptar la firma de la Declaración de Berlín en la forma laica deseada por Merkel. Se trata de uno de los frutos del último encuentro entre la Canciller alemán y el primer ministro polaco en su residencia veraniega en la península báltica de Hel. El ambiente informal, unos equipos de trabajo reducidos y la proyección hacia el exterior de una atmósfera distendida se interpretaron como la voluntad de establecer unas relaciones más estrechas entre los dos países. Merkel ha realizado un notable esfuerzo diplomático para frenar sobre el nacimiento de un posible enfrentamiento sobre el sistema anti-misiles estadounidense, que sin embargo podría también provocar importantes divisiones dentro de su Coalición. De hecho, parte de los socialdemócratas son completamente contrarios a estos planes militares estadounidenses en Europa. El pasado invierno, Varsovia y Praga aceptaron alojar en su propio territorio instalaciones anti-misiles estadounidenses fuera del marco de la OTAN. Las relaciones entre la UE y Rusia, que Berlín pretende convertir lo más fluidas y provechosas posible, se han puesto en serio peligro por estos movimientos, ya que Moscú percibe el proyecto como "hostil", poniendo en tela de juicio el hecho que el escudo anti-misiles se dirija efectivamente a contrarrestar la capacidad balística iraní. Sin embargo, lo que parecía inicialmente un nuevo enfrentamiento entre Alemania y Polonia, con Varsovia que aprobaba los sistemas de seguridad norteamericanos sin consultar a los vecinos alemanes ni a las instituciones europeas, ha tomado un camino alentador. El 26 de marzo, el Consejo Nacional polaco para la Seguridad, ha aceptado discutir la propuesta alemana de que la OTAN sea la sede para la creación de proyectos anti-misiles.
Conclusiones
Para tratar de comprender las dinámicas de las relaciones alemano-polacas es necesario relativizar la imagen que la prensa europea ha difundido de la Polonia de los gemelos Kaczyaski. El Primer Ministro polaco no es solo el populista antialemán que conocemos. También es, de manera no muy distinta que Angela Merkel, un político realista que sabe elegir su lenguaje en base al auditorio que tiene en frente. En política interna, se presentó como figura del anticomunismo, para luego aliarse con Andrzej Lepper, ex comunista y ahora nacionalista intransigente. En política exterior lleva la bandera del euroescepticismo, pero siempre está dispuesto a bajarla cuando se da cuenta de encontrarse aislado. No siempre a las declaraciones populistas le siguen medidas políticas radicales, sobre todo respecto a Alemania, que es el País que Kaczyaski ha visitado más veces desde que está en el gobierno. Sobre el estado de las relaciones entre los dos países, sigue contando el hecho de que mientras en Alemania se eligió a una Canciller que en la campaña electoral anunció su deseo de emprender un “deshielo” con Varsovia, en Polonia llegó al poder un político que instrumentalizó los temores suscitados por la nueva Ostpolitik de Gerhard Schröder. Por tanto, es válido sostener que las relaciones entre Alemania y Polonia estén atravesando un momento difícil. Sin embargo, esto también se debe al contexto político internacional, y a las consecuencias de la crisis iraquí. Con Angela Merkel, Alemania -que fue un gran defensor de las aspiraciones polacas en la UE y en la OTAN- se ha mostrado disponible a reparar los averías de Schröder. Las llamadas al diálogo y a la distensión, mucha veces sin escucha, parecen ahora encontrar una actitud más pragmática por parte de los gemelos Kaczyaski.