- El PP en las municipales
- El Plural, 2007-04-30 # Antonio Asencio
Madrid progresa con Gallardón. Ya no sólo tiene las zanjas más grandes de Europa, la deuda más grande de Europa, las recalificaciones más grandes de Europa, sino que tiene el túnel de lavado más grande de Europa. Se llama M-30.
Ya puestos, a lo mejor, ese túnel de lavado no sólo sirve para lavar coches, quién sabe. Puede servir para lavar la imagen de nuestro candidato, para lavar intereses, para lavar la deuda, para lavar inversiones, dinero…etc. O hasta para lavar el cerebro a los madrileños, aunque de eso, de la higiene intelectual y moral de los ciudadanos de la capital, ya se encarga Telemadrid, que no sólo es un gran túnel, sino un enorme agujero.
Madrid es el ejemplo de lo que el PP puede hacer con una gran ciudad, nuestra carta de presentación para las municipales, por eso la tenemos tan mimada. Con alcaldes del PP, volverá la “gente normal” a nuestros municipios, gente que ama a su país y lo demuestra no comprando periódicos sediciosos ni escuchando radios incendiarias que están a favor del matrimonio homosexual; con alcaldes del PP habrá túneles de lavado enormes, y tendremos calles y plazas animadas, con manifestaciones para toda la familia contra De Juana y sus aliados socialistas todos los fines de semana; con alcaldes del PP tendremos las mejores zanjas del mundo, zanjas interminables y eternas, de una gran calidad y lo que es más importante, muy españolas, muy nuestras.
Y sobre todo, con alcaldes del PP, habrá inmunidad. Podéis estar tranquilos, ni Andratx, ni Alhaurín, ni Telde, ni Alicante, ni Castellón, ni Melilla tienen nada que temer. Ya lo ha dicho ese ángel de la verdad que es Acebes. Son gente honrada sometida a la persecución de jueces socialistas que dejan a
En el 95 acudimos a las municipales con la premisa de regenerar la vida política. Eso ya está hecho, y en sí no da demasiada pasta. Ahora tenemos un objetivo mucho más poderoso (y lucrativo): recalificar la vida política municipal, que es lo que mejor sabemos hacer.
Por eso, que las costumbres típicas de la gente normal que somos, es decir, ni el Rocío, ni el paseíto en yate ese domingo de mayo, ni la misa, ni una mariscada, ni tampoco el desánimo por una conspiración que se dio la vuelta, ni la indignación por la maledicencia de PRISA, nos alejen de las urnas. Porque más que ganar, es mucho lo que podemos perder.
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