- Los lobos prevalecen, los pastores son hostigados
- La homosexualidad forma parte destacada, según la Iglesia, de las perversiones antinaturales
- El Plural, 2007-08-18 # Enric Sopena
En la Iglesia católica hace años que, mientras prevalecen los lobos, son hostigados los pastores. Cuenta el diario ABC que Martínez Camino, capellán de la máxima confianza del cardenal-arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, podría desempeñar -en un futuro próximo- un cargo de alta responsabilidad en la Santa Sede. Su ortodoxia sin fisuras ha hecho de él un fiel exponente del sector más conservador de los católicos españoles. Es uno de sus paladines más sobresalientes. El perfil de este sacerdote –que hoy publica elplural.com- es inequívoco.
Que el portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Martínez Camino, llegara a manifestar, por ejemplo, que el matrimonio homosexual supone el máximo “desafío” con el que se ha topado la Iglesia “en sus dos mil años de historia” significa toda una declaración de principios. O de falta de principios, claro. Por cierto, ¿está Martínez Camino en condiciones de citar una sola palabra de Cristo condenando la homosexualidad? La ausencia en los evangelios de esta cuestión no puede ser tildada de casual.
La buena salud del fariseísmo
La homosexualidad forma parte muy destacada del catálago de cuanto consideran los jerarcas católicos perversiones antinaturales. No importa que no pocos clérigos de a pie y, por supuesto, algunos obispos o cardenales no quieran salir del armario o que su conducta sexual .-en este ámbito y en otros- constituya un auténtico escándalo a la vista del abismo existente entre lo que con frecuencia predican y lo que a menudo hacen. El fariseísmo goza de muy buena salud –desde tiempo inmemorial- entre los propagadores de la religión católica.
¡Qué mostruosidad!
También incluimos en elplural.com de este 18 de agosto la noticia de que la Confederación Católica de Padres de Familias Españolas (CONCAPA) exige en Méjico, donde también actúa a través de una organización similar, que los libros de texto de Biología subrayen que la homosexualidad es “antinatural”. ¡Qué monstruosidad! El presidente de la CONCAPA, que irradia su mensaje neocon a medio mundo, Luis Carbonell, es otro prototipo del integrismo católico. O, si se prefiere, es un activista o agitador político, dedicado a cargar contra el Gobierno Zapatero.
Rojo y Negro
Stendhal, en Rojo y Negro –colección Austral, año 1985- hace referencia a una autodenominada Congregación. En el libro se explica que “la Congregación (…) dio paso a la sociedad secreta llamada Association des Chevaliers de la Foi, fundada en 1810 por Ferdinand de Bertier de Sauvigny, con una organización muy semejante a la de los francmasones, si bien los designios que la movían tenían una cierta semejanza con los de las órdenes militares y caballerescas de la Edad Media. Bajo Luis XVIII y a principios del reinado de Carlos X, tal asociación se mostró muy activa, apoyando, tanto en París como en provincias, la política de los ultras y tratando de consolidar las posiciones de la Iglesia católica”.
Períodos brevísimos
En esas estamos y en esas seguimos. Quien piense que el núcleo duro de la Iglesia católica ha dejado de ser, en gran parte, “ultra” es, en el mejor de los supuestos, un ingenuo o un meapilas de escaso talento. Ha habido períodos –por desgracia brevísimos- en lo que los minoritarios católicos liberales o progresistas consiguieron hacer oír su voz y hasta reformar la doctrina clásica, sintetizada a brochazos cual si fuera una película de buenos contra malos. Vanos esfuerzos. Hay, por fortuna, hoy en día, comunidades casi clandestinas donde se reúnen –a espaldas de la jerarquía oficial- católicos consecuentes con el mensaje evangélicos de Cristo.
Comunidades de base
Frente a estas comunidades de base, cardenales y arzobispos, como el de Madrid el de Granada, se dedican a cortar sin piedad los brotes digamos disidentes. La cúpula de la Iglesia actúa sin escrúpulos, desde la lógica del poder terrenal. En España, tal cúpula se confunde a menudo con el estado mayor de la derecha extrema. O sea, con el PP. Si en el Estado del Vaticano hubiera elecciones –es el único Estado europeo donde no las hay-, incluso Rajoy obtendría mayoría más que absoluta.
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