- El machismo de Arana
- Olascuaga.net, 2007-04-27 # González Olascuaga
Estoy leyendo la obra autobiográfica ¡Tierra, tierra! de Sandor Marai, el genial novelista húngaro de El último encuentro, que se exilió en Estados Unidos en 1948, donde murió en 1989. Escrita 20 años después de los acontecimientos que evoca, nos sitúa al final de la segunda guerra mundial perdida por Hungría, aliada de Alemania y en la ocupación rusa de Hungría durante los tres primeros años de dirección estalinista en el país magyar. Es notable el distanciamiento que consigue el autor para analizar fríamente una situación política que lo escarnece, pero como en todas sus novelas, siempre un toque de machismo deja su huella. En la pagina 350 el toque llega nada menos que con la descripción del invasor de Hungría. “En el momento en que una enorme potencia enemiga –la fuerza eslava, femenina y tenaz– agarró del cuello a un país mutilado, tuvimos que entender de repente, iluminados por un relámpago, que no había nadie, ni lejos ni cerca, con quien pudiéramos contar”. Este párrafo me hizo reflexionar sobre ciertas similitudes de Hungría con el País Vasco, otra nación pequeña, de raza y lengua isla en medio de potencias enormes (la lengua magyar solo está emparentada con la finlandesa; el euskera con ninguna), en ese “no había nadie, ni lejos ni cerca, con quien pudiéramos contar”, en la soledad como atributo quizás masculino y en que Sabino Arana, el fundador del Partido Nacionalista Vasco, también decía de su potencia enemiga (en este caso los españoles) que eran afeminados y lo decía desde un desprecio misógino.
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