- Vestuario sin armarios
- Un club deportivo para gays y lesbianas traslada su filosofía al País Vasco para contribuir a normalizar su orientación sexual
- El Correo, 2007-06-28 # Gerardo Elorriaga
Eran aquellos que jugaban a voley con una pelota amarilla. En el origen del club Les Panteres Grogues, la referencia fundamental era el color del balón y la suposición de que quienes se reunían a su alrededor eran, mayoritariamente, gays, lesbianas o bisexuales. Ocurrió hace trece años en la playa de Barcelona y el año que viene esta entidad deportiva organizará los Eurogames, una competición que acogerá a más de 5.000 competidores en torno a veintisiete especialidades.
«¿Es necesario un club para deportistas homosexuales?». Joan Miró, el actual presidente de estos felinos con color limón, asegura que no debería serlo, pero admite la necesidad de un entorno en el que se pueda hacer ejercicio en equipo sin el riesgo de sentirse excluido. «Siempre me ha gustado el fútbol, pero mantenía en secreto mi orientación sexual por miedo al rechazo», asegura. Hace unos días habló en los locales de la asociación Hegoak de la visibilidad en este ámbito social. Horas antes, se había calzado las botas con tacos para jugar un partido en Leioa que enfrentó a catalanes y vascos.
No resulta previsible que un futbolista de relumbrón salte del banquillo y proclame su condición 'gay' ante la afición y los medios. En su opinión, las taquillas permanecen cerradas y todos los secretos se quedan en el vestuario. «El deporte se ha convertido en el reducto de la masculinidad, el espacio donde los hombres hacen lo que tienen que hacer los hombres», explica con ironía. «El deporte es machista y, por ende, homófobo, pero también sexista, racista y xenófobo».
A su juicio, el cambio debería promoverse desde todos los estamentos, incluyendo a entrenadores, árbitros y federaciones. «No se promueve la diversidad, tan sólo se ha empezado por el racismo, algo que resulta obvio, porque el color de la piel no se esconde. En cambio, nosotros, si queremos, podemos permanecer invisibles».
Las excepciones se producen en modalidades minoritarias e individuales, como la tenista francesa Amelie Mauresmo. Es infrecuente que un deportista en activo salga del armario, por «la presión mediática a la que estaría sometido o el riesgo de perder patrocinadores. Llegar a la elite cuesta mucho y mantener el tipo tras la revelación se convertiría en un 'handicap' añadido ».
Modelos de conducta
Sin embargo, reconoce que tal osadía sería muy positiva. Más allá del revuelo mediático, que un ídolo del Real Madrid o el Barça saliera del armario implicaría un gran avance para la asimilación del colectivo. «Estoy convencido de que existen y dar ese paso tendría un efecto importante en la educación de la sociedad», alega. «Llegaría a mucha gente, fundamentalmente jóvenes, que los admiran y consideran un modelo de conducta».
El modelo de Les Panteres Grogues también quiere arrumbar arquetipos como el del homosexual obsesionado por el músculo, víctima del narcisismo, los anabolizantes y la anorexia. «Entre nosotros, el culto al cuerpo se ha potenciado, es cierto, y muchos gays se entrenan obsesivamente para gustar y gustarse, pero hay de todo», arguye Miró, que no frecuenta el gimnasio y rechaza tópicos como los que proclaman que todos los gays cuentan con saneadas cuentas corrientes y su meta es el consumo. «Unos son directores de empresa y otros, operarios. En lo único que solemos coincidir es en ocultar nuestra tendencia erótica en el ámbito laboral».
Entre los propósitos de los Eurogames se encuentra la promoción de iniciativas asociativas similares en otras ciudades españolas. Ya se han creado en Madrid, Zaragoza o Valencia, y existe un embrión que, literalmente, empieza a dar patadas en Bilbao. «Además del componente deportivo, es una posibilidad de relación para muchos individuos», manifiesta. «También supone una forma de sensibilizar, de proclamar que no todos somos cachas y animales nocturnos, sino que contamos con todos los tipos y colores».
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