2007/10/07

> Erreportajea: Islama > FATIMA ELIDRISI, PROTAGONISTA DEL VELO ISLAMICO, CUENTA LO MAL QUE LO PASO EN LA ESCUELA

  • "Lo pasé fatal en la escuela"
  • Fátima Elidrisi, protagonista de la primera polémica por el velo islámico, recuerda su experiencia
  • Shaima, la niña musulmana de ocho años rechazada inicialmente en una escuela de Girona por llevar velo, y admitida después por orden de la Generalitat, no es la primera que protagoniza una polémica en España por el uso de esa prenda. Hace cinco años, Fátima Elidrisi, otra niña marroquí, suscitó una controversia todavía más fuerte, al negarse a acudir a la escuela sin el pañuelo. El pulso entre Fátima y el centro concertado de la Comunidad de Madrid que le fue asignado se saldó con su escolarización en un instituto público, que la aceptó no sin reticencias. Fátima recuerda hoy con poca simpatía sus años en el centro y defiende el derecho a vestir el hiyab. Directores de diversos colegios discrepan.
  • El País, 2007-10-07 # Lola Galán · Madrid

Han pasado dos años desde que Fátima Elidrisi dejó el Juan de Herrera, un instituto público de San Lorenzo de El Escorial (a unos 50 kilómetros al noroeste de Madrid). "Me fue fatal allí. Por la clase de gimnasia. Algunos profesores me decían que no podía llevar velo. Tenía muchos problemas, casi como al principio. Llamaban a la directora, pero ella no decía nada", declara por teléfono, en un español inseguro, desde el rincón de Andalucía donde vive con su familia desde el año pasado. Aunque pocos recuerdan su nombre, la escolarización de Fátima, en febrero de 2002, a los cinco meses de su llegada a España, estuvo precedida por la mayor polémica sobre el uso del hiyab -el velo que usan las musulmanas a partir de la pubertad-, que se había escuchado hasta entonces en este país.


Cuando Fátima, que no había cumplido los 14 años, fue enviada a la escuela apenas pudo chapurrear algo de español. Le tocó un centro concertado, el Inmaculada Concepción. Las monjas concepcionistas que lo gestionan se negaron a aceptarla, tocada con su hiyab. Su padre, Alí Elidrisi, rechazó también el centro católico. La polémica estaba servida.


Al final, las autoridades optaron por escolarizarla en el instituto público Juan de Herrera, pese a que la entonces directora, Delia Duró, era contraria al velo.


El primer día de clase de Fátima se convirtió en todo un acontecimiento mediático. La niña entró en el aula con el pañuelo anudado al cuello, un atuendo que mantuvo en la escuela hasta 2005, cuando dejó los estudios.


Apagados los focos que iluminaron brevemente su vida, Fátima pasó un año trabajando en una tienda de San Lorenzo de El Escorial, de la que no quiere dar más datos. "Llevaba mi pañuelo y no pasaba nada", recuerda ahora, ya con 19 años cumplidos, y empeñada en sacarse el título de graduado escolar y el carné de conducir. De la polémica de la niña de Girona no sabe absolutamente nada, pero se extraña de la edad de Shaima. "A los ocho años no se lleva el velo. Es muy pequeña, incluso a los 14 se es pequeña". Aunque, reflexiona: "¡Qué más da! No entiendo por qué la gente está pendiente de estas cosas. Cada uno tendría que pensar en lo suyo".


La madre Belén, actual directora del Inmaculada Concepción, elude referirse a aquella polémica. "Yo estaba entonces en otra autonomía". Pero defiende la decisión de no admitir a Fátima. "Cuando los niños se escolarizan en el centro aceptan respetar sus normas, y el uniforme es una de ellas. Nosotras tenemos también alumnos inmigrantes. No sabría decirle cuantos, unos diez, creo, y estamos muy contentas con ellos. Enriquecen nuestra visión del mundo, que es plural".


En el Juan de Herrera, donde estudió Fátima, todavía la recuerdan. Su caso sirvió de pauta al reglamento interno que aplica hoy su nuevo director, Ramón Vázquez. "Permitimos a las chicas musulmanas que vengan con el pañuelo, pero no dejamos que los alumnos lleven gorras. Yo no trato con culturas, sino con personas. Y las chicas musulmanas no son libres para quitarse el pañuelo". En el instituto, uno de cada cuatro alumnos es inmigrante, aunque los musulmanes son apenas una treintena, de ellos 12 chicas, "de las que sólo tres o cuatro llevan pañuelo", dice Vázquez. No le cabe duda de que el suyo es un centro "liberal". Pero, este director aplaudiría la llegada de una norma superior a la que atenerse en caso de conflicto. Mientras llega, el muestrario de soluciones caseras que cada centro da al problema de los atuendos es variado e imaginativo.


Caben muchas matizaciones entre las dos posiciones extremas: liberalismo total, al estilo del Reino Unido, y prohibicionismo total, tan estricto como el que se aplica en Francia, donde todos los símbolos religiosos están proscritos en la escuela.


Un ejemplo de máximo liberalismo es el colegio concertado de las Mercedarias, en el centro de Madrid. Los alumnos llevan uniforme, pero un uniforme laxo, por lo que se ve a la salida del centro: chavales con chándal que se atienen sólo parcialmente a los colores obligatorios -pantalón azul marino y camisa blanca-, con colgantes y piercing; chicas con minifaldas vaqueras. Ninguna con hiyab. "Será porque ellas no quieren ponérselo, porque nosotras lo aceptamos", dice Olga, que ha sido alumna y profesora del centro y ahora controla la portería. ¿La llaman hermana o madre, los chicos? "Huy, eso pasó a la historia, ahora nos tutean". Olga -pelo blanco y ojos claros- dice que los alumnos vienen casi todos de la zona, un sector degradado del centro de la ciudad. "Tenemos infinidad de hijos de prostitutas. Ellas son bellísimas personas". Lo del uniforme responde a una petición de los padres. Las mercedarias no lo impondrían. "A los musulmanes les preparamos comida especial. Nunca hemos tenido problemas".


Y ése es un aspecto clave. Porque los reglamentos internos de los centros se basan, muchas veces, en la propia experiencia. En el instituto Benlliure, de Valencia, con más de mil alumnos entre los 12 y los 20 años, (30% de inmigrantes), se vivió hace años una situación complicada que obligó a tomar medidas. Lo recuerda el jefe de estudios, Josep Cuenca. "Tuvimos una alumna musulmana en uno de los ciclos superiores, el de Turismo, que usaba el velo. Y era un problema. Porque la enviábamos a hacer prácticas en el aeropuerto, o en la recepción de un hotel, y las empresas nos la devolvían, por el velo". El profesor a cargo del curso informó del caso y el claustro decidió que había que prohibir a los alumnos cubrirse la cabeza. "Aquí no se aceptan ni hiyab, ni gorra, ni capuchas. Es una cuestión de estética", dice Cuenca. Las alumnas musulmanas llevan el velo sólo hasta la puerta.


En el instituto Las Américas, de Parla (a unos 20 kilómetros al sureste de Madrid), han optado por una solución intermedia. "Las niñas musulmanas pueden venir con pañuelo, pero no aceptamos prendas que tapen la cara. Por eso no admitimos que entren en clase con gorras o con gafas de sol", explica Ángel Humanes, director del centro desde hace siete años. Humanes, al frente de un colectivo de 700 alumnos (unos 120 inmigrantes), cree que la fórmula mágica para evitar problemas es aplicar el sentido común. "La intransigencia es fatal. Pero tan malo es pasarse como quedarse corto. El de fuera tiene que aceptar las costumbres de aquí".


Aunque la situación dista de ser homogénea. "En Andalucía estamos muy bien. Aquí no hay problemas con estas cosas del velo", asegura Fátima Elidrisi. Y tampoco en Ceuta, con mayoría de musulmanes. Juan Luis Aróstegui, que dirige el instituto Puertas del Campo desde hace 22 años, lleva décadas viendo a las alumnas entrar a clase con su pañuelo. "Aquí la naturalidad es absoluta. Ni destaca, ni llama la atención. Aunque tampoco son muchas las muchachas que lo llevan". Aróstegui ha detectado un aumento del uso del hiyab en los últimos años. Pero jamás lo prohibiría.


Claro que eso está bien cuando todo va como la seda. Pero, ¿y cuando surgen los problemas? Ramón Vázquez, del instituto Juan de Herrera, tiene claro que debería haber una norma de la Administración a la que atenerse. "Si no, nos dejan a los directores a los pies de los caballos".

> Iritzia: Mario Vargas Llosa > EL VELO NO ES EL VELO

  • El velo no es el velo
  • El País, 2007-10-07 # Mario Vargas Llosa

La Generalitat, o Gobierno autónomo de Cataluña, ha obligado a un colegio público de Gerona a admitir a Shaima, una niña marroquí de ocho años, que desde hacía una semana faltaba a clases porque las autoridades del plantel le habían prohibido el ingreso mientras llevara el hiyab o velo islámico. El director fundó la prohibición en el reglamento del colegio, que rechaza en el atuendo de los alumnos "cualquier elemento que pueda causar discriminación". Por su parte, la Generalitat considera que "el derecho a la escolarización" debe prevalecer sobre las normas internas de los centros educativos.


A diferencia de lo que ocurre en países como Francia o el Reino Unido, donde hay leyes sobre el uso del velo islámico en las escuelas públicas, en España no existe legislación al respecto y hasta ahora el permiso o la prohibición de llevarlo estaba librado al criterio de los propios centros de enseñanza. Lo ocurrido con la niña marroquí establece un precedente que, de prevalecer y extenderse, abriría las puertas de la instrucción pública al llamado multiculturalismo o comunitarismo. A mi juicio, semejante perspectiva es sumamente riesgosa para el futuro de la cultura de la libertad en España.


A primera vista, semejante afirmación parecerá a algunos exagerada o apocalíptica. ¿Qué puede tener de malo que una pobre criatura, acostumbrada por la religión y las costumbres de su familia a tocarse con el hiyab lo siga haciendo en las aulas escolares? ¿No sería una crueldad obligarla a destocarse y lucir los cabellos a sabiendas de que, para sus creencias y usos comunitarios, tal cosa sería tan traumático como para las niñas cristianas exigirles mostrar el busto o las nalgas? De allí a considerar que prohibir el velo islámico a las niñas en los colegios públicos es prejuicio antimusulmán o etnocentrismo colonialista y racista hay sólo un paso cortito.


Sin embargo, no es tan sencillo. El velo islámico no es un simple velo que una niña de ocho años decide libremente ponerse en la cabeza porque le gusta o le es más cómodo tener los cabellos ocultos que expuestos. Es el símbolo de una religión donde la discriminación de la mujer es todavía, por desgracia, más fuerte que en ninguna otra -en todas ellas, aun las más avanzadas, se discrimina aún a las mujeres-, una tara tradicional de la humanidad de la que la cultura democrática ha conseguido librarnos en gran parte, aunque no del todo, gracias a un largo proceso de luchas políticas, ideológicas e institucionales que fueron cambiando la mentalidad, las costumbres y dictando leyes destinadas a frenarla. Una de esas grandes conquistas es el laicismo, uno de los pilares sobre los que se asienta la democracia. El Estado laico no está contra la religión. Por el contrario, garantiza el derecho de todos los ciudadanos de creer y practicar su religión sin interferencias, siempre y cuando esas prácticas no infrinjan las leyes que garantizan la libertad, la igualdad y demás derechos humanos que son la razón de ser del Estado de Derecho.


Los colegios públicos de un Estado laico no pueden ser confesionales, porque si lo fueran y privilegiaran a una religión sobre otras, o sobre los no creyentes, ejercerían una discriminación inaceptable en una sociedad de veras libre. En ésta la religión no desaparece, se confina en el ámbito privado, fuera de las escuelas y las instituciones públicas. Los creyentes pueden constituir escuelas privadas de carácter confesional, desde luego, o impartir en las iglesias o en el seno de las familias todas las doctrinas y creencias en las que quieren educar a sus hijos. Pero la religión no puede invadir el dominio público sin que principios básicos de la cultura democrática, sobre todo la igualdad y la libertad de los ciudadanos, se resquebrajen y se establezcan privilegios y jerarquías abusivas.


El velo islámico en las escuelas públicas es una cabecera de playa con la que los enemigos del laicismo, de la igualdad entre el hombre y la mujer, de la libertad religiosa y de los derechos humanos, pretenden alcanzar unos espacios de verdadera extraterritorialidad legal y moral en el seno de las democracias, algo que, si éstas lo admiten, podría conducirlas al suicidio. Porque con el mismo argumento con que se pretende que el hiyab sea admitido en las escuelas se puede exigir, también, como han hecho y conseguido los islamistas en algunas ciudades de Europa, que haya piscinas municipales separadas para hombres y para mujeres pues para las hembras musulmanas resulta impúdico compartirlas con los varones. Y, si se trata de respetar todas las culturas y las costumbres ¿por qué la democracia no admitiría también los matrimonios negociados por los padres y, en última instancia, hasta la ablación del clítoris de las niñas que practican tantos millones de creyentes en el África y otros lugares del mundo?


El multiculturalismo parte de un supuesto falso, que hay que rechazar sin equívocos: que todas las culturas, por el simple hecho de existir, son equivalentes y respetables. No es verdad. Hay algunas culturas más evolucionadas y modernas que otras, y aunque es verdad que aun en las culturas más primitivas existen prácticas, usos y creencias que han enriquecido la experiencia humana y enseñanzas que las otras pueden aprovechar, también lo es que en muchas culturas sobreviven prejuicios y conductas bárbaras, discriminatorias y hasta criminales que ninguna democracia puede admitir en su seno sin negarse a sí misma y retroceder en el largo camino de la civilización que lleva andado.


Francia, donde el tema del velo islámico es objeto de viejos e intensos debates, lo ha entendido así y ha dado un buen ejemplo al resto de los países democráticos prohibiendo por ley, desde 2004, "el uso de elementos ostentatorios de carácter religioso en las escuelas e institutos públicos del país". Al principio, esta medida fue considerada por algunos supuestos "progresistas" como reaccionaria y sustentada en un prejuicio contra los inmigrantes de origen musulmán. No lo era. Por el contrario, su razón profunda es dar la oportunidad a todos, extranjeros y nacionales, de cualquier raza, cultura o religión, de trabajar y vivir en Francia en un ambiente de legalidad y libertad que les permita seguir practicando todas sus creencias y costumbres que sean compatibles con las leyes vigentes. Y, desde luego, renunciando a las que no lo sean, como hicieron las iglesias cristianas en el pasado, cuando tuvieron que acomodarse a las sociedades abiertas. Si se considera que la democracia ha significado un extraordinario avance sobre los regímenes despóticos y absolutistas de antaño, es difícil entender que ella pueda ser sólo válida para los demócratas y que los países democráticos, en nombre de la falacia de la equivalencia absoluta de las culturas, admitan en su seno enclaves antidemocráticos o prácticas reñidas con los principios básicos de la igualdad y la libertad.


Quienes defienden el multiculturalismo y el comunitarismo tienen una idea estática y esencialista de las culturas que la historia desmiente. Ellas también evolucionan, de acuerdo al avance de la ciencia y los intercambios que son cada vez más frecuentes en el mundo moderno de ideas y conocimientos que, poco a poco, van transformando convicciones, prácticas, creencias, supersticiones, valores y prejuicios. Un musulmán moderno de, digamos, el Líbano o El Cairo tiene muy poco que ver con los musulmanes fundamentalistas de Darfur que arrasan aldeas y queman a familias enteras por ser paganas y ponerlos dentro de la misma etiqueta cultural es tan absurdo como considerar idénticos, por ser cristianos, a los católicos generalmente tolerantes y democráticos de las sociedades abiertas de nuestros días con los inquisidores o los cruzados medievales que torturaban y asesinaban en nombre de la cruz. Si los países democráticos quieren ayudar de algún modo a que la religión musulmana experimente el mismo proceso de secularización que ha permitido a la Iglesia Católica adaptarse a la cultura democrática, lo peor que podrían hacer es renunciar a logros tan importantes como el laicismo y la igualdad para no parecer etnocentristas y prejuiciosos. No hay etnocentrismo alguno, sino universalismo y pluralismo estrictos, en no hacer concesiones en la defensa de los derechos humanos y de la libertad.


El sistema francés me parece más claro y más eficaz que el adoptado por el Reino Unido, donde el Estado ha transferido a los colegios e institutos de enseñanza la decisión de autorizar o prohibir el uso del velo islámico en las aulas. Pero esta potestad sólo vale en lo que concierne a los estudiantes. En cambio, las maestras están prohibidas de dar clases veladas, según una decisión del Poder Judicial del año pasado, luego de que una profesora se presentara en el aula británica embutida en un niqab, especie de carpa vestuario que cubre el cuerpo femenino de pies a cabeza. ¿No es absurdo que se prohíba a las maestras lo que se permite a las alumnas o viceversa?


En las fotos de la prensa de esta mañana, Shaima, la niña marroquí de ocho años, sonríe feliz con sus grandes ojos porque podrá ir al colegio portando el velo que, según le enseñó su abuelita, deben llevar siempre las buenas creyentes. ¿Seguirá siendo tan feliz ahora convertida en la excepción a la regla en su colegio? Yo creo que las buenas almas de la Generalitat catalana la han condenado a la infelicidad.

> Berria: Etorkinak > C. VALENCIANA: MAS DE LA MITAD DE LA CIUDADANIA ESTA EN CONTRA DEL USO DEL VELO EN EL COLEGIO

  • Más de la mitad de los ciudadanos está en contra del uso del velo en el colegio
  • Siete de cada 10 estaría de acuerdo en que sus hijos se casaran con inmigrantes
  • El País, 2007-10-07

Si el uso del velo por parte de las alumnas musulmanas dependiera de un referéndum, en la Comunidad Valenciana estaría prohibido. El 54,9% de los ciudadanos se manifiesta en contra de esa manifestación cultural y religiosa en las escuelas y el rechazo es prácticamente el mismo entre quienes votan al PP (61,4%) y quienes lo hacen a Esquerra Unida (58,2%). La encuesta del Instituto Opina para EL PAÍS revela, sin embargo, una clara mejora en la visión que se tiene de los extranjeros: siete de cada 10 aceptaría que sus hijos se casasen con un inmigrante, y la mitad está convencida de que benefician a la economía.


Los inmigrantes siguen siendo el problema de la Comunidad Valenciana que más citan los ciudadanos. Pero en un año esa percepción ha caído 8,4 puntos, hasta quedarse en un 27,6%. Ese descenso representa el cambio sociológico más acusado que registra el sondeo, de cuya lectura se desprenden también, sin embargo, algunas advertencias.


Hace 12 meses, el 32,1% creía que los inmigrantes contribuían a mejorar la economía. Un 37,7% pensaba que la perjudicaban. Ahora, el 50,4% opina que su participación es positiva y sólo un 26,8% que resulta negativa.


El 64,4% no cree que ninguno de ellos quite puestos de trabajo a los valencianos, y crece hasta el 82,3% los que han llegado a la conclusión de que se dedican a cubrir los empleos que la población autóctona ha dejado de querer hacer. Y un abrumador 87,7% está a favor de que se les conceda la prestación por desempleo.


¿Cuál es la valoración global que hacen de su llegada al territorio? Casi la mitad (46,8%) responde que resulta "positiva o muy positiva", mientras que quienes opinan que es "negativa o muy negativa" se reduce a menos de un tercio (30,8%).


En general, la aceptación del fenómeno de la inmigración crece cuanto más se avanza hacia el sur del territorio, aunque Alicante y Valencia a veces se intercambian las posiciones. Castellón tiende a ser siempre la que más prevenciones expresa.


Una de los aspectos más sorprendentes de la encuesta es de carácter matrimonial. El 70% de los ciudadanos aseguraron que estarían de acuerdo en que su hijo o hija se casara con un o una inmigrante (el porcentaje se sitúa en un 59,8% entre el electorado del PP). Y sólo un 17% del total respondió que no quería ni oír hablar del tema.


Esa expresión de tolerancia parece poco consistente, en cambio, con las respuestas relativas a los inmuebles: sólo el 51,7% le alquilaría un piso a un inmigrante, frente a un 35,8% que no lo haría. La proporción se reduce más todavía cuando se pregunta: "¿En qué grado confiaría usted en una persona inmigrante?" El 41,5% contesta que mucho o bastante. Y el 24,6% afirma que se fiaría poco o que no se fiaría.


No existen precedentes en encuestas anteriores del apartado sobre el grado de conocimiento que los valencianos tienen de los extranjeros. Pero en 2007, el 45% de los ciudadanos manifiesta tener "mucha o bastante relación" con ellos. La escuela, uno de los lugares en los que se cruzan las vidas de unos y otros, no resulta perjudicada por la escolarización para el 53,5%. El 35,3% cree que la empeoran.


El estudio contiene también, sin embargo, algunas advertencias. El 65,9% opina que la inmigración favorece "mucho o bastante" el incremento del a delincuencia. Un 84,9% considera que el número de extranjeros es ya "elevado o muy elevado". Y el 49,9% creen que contribuyen poco o no contribuyen a mejorar "la cultura de la Comunidad Valenciana".


La mitad de los ciudadanos piensa que empeoran la calidad de la atención sanitaria, pero el 62% se opondría a que los españoles tuvieran preferencia de acceso.


Crece tres puntos el número de quienes confiesan ser racistas (13,2%). Y sube más (6,4 puntos, hasta el 37%) la impresión de que los valencianos lo son.

> Iritzia: Josep Ramoneda > LA SOMBRA DEL VELO

  • La sombra del velo
  • El País, 2007-10-07 # Josep Ramoneda

El largo parón que fue para España la dictadura de Franco provocó que entráramos con retraso en debates que nuestros vecinos ya habían hecho con anterioridad. Pero no por ello nos los vamos a ahorrar.


El caso de la niña Shaima, a la que las autoridades de su colegio de Girona no dejaban ir a clase con velo, ha puesto en escena un debate que en Francia, por ejemplo, generó cataratas de palabras y diversas acciones legislativas. ¿Qué hay que hacer con el velo?


En España no hay legislación alguna que admita o prohíba explícitamente que las alumnas acudan a clase con el velo. La laicidad no es cultura compartida en un país en que gran parte de la derecha la rechaza. Y, sin embargo, como el propio Nicolas Sarkozy dejó muy claro en su carta a los profesores de Francia, la laicidad debe ser la base de cualquier sistema educativo democrático e integrador. Malamente se puede prohibir el velo si no están prohibidos los crucifijos o las medallas. En cualquier caso, si hay que elegir entre el velo y la escolarización de la niña, para mí no hay ninguna duda de que debe primar que Shaima vaya a la escuela. Entre otras cosas porque es el mejor camino para que un día ella, por su cuenta y riesgo, pueda decidir dejar el velo en casa. ¿O no debería ser el ideal de toda escuela conseguir la emancipación de los alumnos: que cada cual sea capaz de pensar y decidir por sí mismo, sin contar ni con sus padres, ni con sus maestros, ni con nadie?


Pero la peor señal que este conflicto ha dado no está, por lo general, en el titular de las informaciones, sino en la letra pequeña: la niña había sido repetidamente humillada y ridiculizada por sus compañeros de clase. O sea, que la calificación es baja en educación para la convivencia. Tomen nota los que atacan con furia de restauración religiosa la asignatura de Educación para la Ciudadanía.


Como casi todos los problemas de convivencia, la cuestión del velo no se puede afrontar con simplismos de blanco y negro. Por el principio de libertad de expresión, el derecho más decisivo en democracia, cuesta mucho decir simple y llanamente: "No al velo". Y más en un país que sale de una larga historia de intolerancia religiosa y de monopolio del mercado de las almas por parte de la Iglesia católica. Pero es indudable que el velo no es inocente: que lleva la marca de la sumisión de la mujer. Y este factor no puede dejar de tenerse en cuenta. El discurso multiculturalista otorga carácter fundamental a las peculiaridades de una cultura o tradición. Siempre me ha parecido un monumental disparate. El derecho a la libertad religiosa y cultural no puede ser un factor de impunidad. Hay unos valores mínimos de la convivencia democrática que nadie puede saltarse en nombre de la superioridad de lo primordial. Humillar a una mujer es un delito, con o sin mantilla, con o sin velo. Los discursos bien intencionados tipo alianza de las civilizaciones, además de ineficaces, porque se equivocan de aliados, sólo sirven para confundir. La religión ni es el determinante principal de nuestras identidades, ni puede tener privilegio alguno respecto a las demás ideologías o creencias, ni puede tener carácter normativo en una sociedad libre.


Por eso son reveladoras algunas reacciones conservadoras que se han oído estos días. El democristiano Duran i Lleida teme al velo por miedo a que "la cultura propia pierda su identidad", y el popular Daniel Sirera se muestra contrario al velo porque hay que proteger "las tradiciones y culturas propias". A esto se le llama ver la paja multiculturalista en el ojo ajeno y no darse cuenta de la viga que está dejando sin visión al propio. La crítica al multiculturalismo debería empezar por uno mismo. Porque si rechazamos que las tradiciones y los hábitos culturales puedan imponerse a las leyes y las reglas del juego de la sociedad, este criterio debe valer para todos nosotros. No sólo para los otros.


Precisamente, la máquina multicultural de la fragmentación se pone en marcha cuando un grupo, mayoritario o no, en vez de buscar un marco legal compartido de cumplimiento obligatorio pretende imponer sus verdades y obligaciones a los demás, sin reconocerles derecho alguno. Lo decía el capón a la gallina en un diálogo de Voltaire: "Los humanos no tienen ningún remordimiento de hacer las cosas que tienen costumbre de hacer". La sombra del velo es alargada.

> Berria: Trans > ANDREA MUÑIZ, PRESIDENTA DE TRANSEXUALIDAD-EUSKADI, CONSIGUE CAMBIAR SU PARTIDA DE NACIMIENTO

  • Una transexual de Gipuzkoa consigue cambiar su partida de nacimiento
  • Una cláusula impide casarse temporalmente a Andrea Muñiz, presidenta de Transexualidad-Euskadi
  • Noticias de Gipuzkoa, 2007-10-07

La presidenta de Transexualidad-Euskadi, Andrea Muñiz Celestino, consiguió ayer una nueva partida de nacimiento en la que aparece ahora como mujer. Es la primera transexual de Gipuzkoa que consigue cambiar el sexo que figura en su certificado de nacimiento.


"Tras una espera de cinco meses y negligencias por parte del Registro Civil de Donostia, encuentro mi identidad psicosocial reconocida, como mujer -declaraba Muñiz-. Es un comienzo de una transición que comenzó cuando Carla Antonelli, ex-coordinadora del grupo GLBT del PSOE, se alzó en pie anunciado una huelga de hambre el pasado 1 de mayo de 2006, si no se cumplía la Ley de Identidad de Género". Muñiz, que también se sumó después a esa huelga de hambre, alabó la ayuda que ha recibido por parte del Ararteko, Iñigo Lamarca, en todo este proceso a la hora de mediar para desbloquear los trámites para cambiar su certificado.


Sin embargo, Muñiz denunció que, a pesar de haber podido completar el trámite, una cláusula le impide casarse en estos momentos. "Me siento muy defraudada, ya que la partida de nacimiento que se me ha expedido conlleva un razonamiento inexplicable que me niega el derecho al matrimonio hasta obtener una partida literal de nacimiento nueva sin esa nota marginal, y esto puede demorarse seis meses", añadió.


"Volviéndome a preguntar por la causa de esta actitud, me respondo que puede estar en el conservadurismo de fondo de una parte de nuestra sociedad, que no puede entender que una discriminación secular y radical hacia nuestro colectivo haya sido radicalmente resuelta y busca dificultades donde no las hay", reflexionó Andrea Muñiz.

> Berria: Trans > ANDREA MUÑIZ, PRIMERA MUJER QUE CONSIGUE EL CAMBIO LEGAL DE SEXO EN GIPUZKOA

  • La donostiarra Andrea Muñiz, primera mujer que consigue el cambio legal de sexo en Gipuzkoa
  • El Registro Civil de Donostia le expidió ayer su nueva partida
  • El Diario Vasco, 2007-10-07 # Juanma Velasco · DV · San Sebastián

Andrea Muñiz, una donostiarra de 37 años, se ha convertido en la primera mujer transexual de Gipuzkoa que consigue su cambio legal de sexo. Desde ayer, la presidenta de los transexuales del País Vasco cuenta con una partida literal de nacimiento expedida por el Registro Civil de San Sebastián en el que figura su condición de mujer.


En un comunicado, Muñiz señaló que, «tras cinco meses de negligencias y espera», encuentra su «identidad psicosocial reconocida, como mujer». La presidenta de los transexuales de Euskadi denunció un retraso «inexplicable» por parte del Registro Civil de Donostia después de que, tras entrar este año en vigor la Ley de Identidad de Género, presentara su solicitud para el cambio legal de sexo, como otros muchos transexuales en toda España. «A estas personas se les resolvió en cuestión de semanas pues, gracias a la nueva ley, se trata de un simple trámite», explica. Muñiz denunció el «conservadurismo» de los responsables del registro y solicitó la mediación del Ararteko, a quien «agradece» su intervención.


No obstante, a pesar de la «alegría» por el cambo registral, la ciudadana donostiarra dijo sentirse «muy defraudada», ya que la partida literal de nacimiento que le fue expedida «en lugar de ser nueva, tiene una nota marginal, lo que conlleva un razonamiento inexplicable. Se me permite el cambio total de mi identidad en toda mi documentación, pero se me niega derecho al matrimonio, hasta obtener una partida nueva. Esto puede demorarse seis meses según el Registro Civil».


El primer cambio de sexo legal en el País Vasco tuvo lugar en Vizcaya, antes del verano.

> Iritzia: Clara Isabel Laina Pérez > ENSEÑAR CON EL EJEMPLO

  • Enseñar con el ejemplo
  • El País, 2007-10-07 # Clara Isabel Laina Pérez · Madrid

He leído la puesta en escena del vídeo de las Juventudes Socialistas de España. Como socialista me gusta ver a las nuevas generaciones, al futuro del partido, defender la nueva y polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía. Realmente, a la vista del guión lo primero que pienso es que son ellos los que primero deberían empezar a estudiarla. La educación debería empezar por enseñar a través del ejemplo. No se puede enseñar insultando y ridiculizando al otro, para pedir respeto debemos infundirlo, para ser ciudadanos responsables y libres tenemos que respetar la libertad del otro, para mostrar una juventud solidaria que defienda los valores de la democracia y la convivencia deberíamos ver y escuchar un proyecto sólido y con argumentos claros, soluciones concretas a problemas concretos. Nuestros jóvenes sobre todo deberían preparar el camino para las próximas elecciones, que tienen por delante un camino difícil en estos momentos de crispación e insultos sin límite, donde todo vale. El valor más importante de la democracia no debe ser insultar libremente sino educar en libertad, respeto y progreso. Que nuestras juventudes no tengan esta lección clara a estas alturas de curso me preocupa mucho. Quisiera sentirme orgullosa como socialista de los jóvenes que nos representan, pero no por ser los que insultan con más gracia e ingenio.

> Erreportajea: Eliza > APOSTASIA: YA NO QUIERO SER CATOLICO

  • Ya no quiero ser católico
  • La Agencia de Protección de Datos ordena a los arzobispados anotar la apostasía junto al bautismo
  • El País, 2007-10-07 # Mónica C. Betaza · Madrid

En un abrir y cerrar de ojos, llorando por el agua bendita que les caía por el cuerpo, José Luis Tarrío, Salvador Luna y Paquita Alberola recibieron el bautismo. Su ingreso en la Iglesia católica. Los tres eran recién nacidos cuando sus padres decidieron la fe que iban a profesar. Pero todos son ahora ateos convencidos y quieren que la Iglesia deje de contarlos como católicos. Sólo Salvador lo ha conseguido, en el Arzobispado de Málaga. Paquita y José Luis, de Valencia y Madrid, están en ello. No es fácil. La Iglesia católica se resiste.


Ante la imposibilidad de que algunas diócesis acepten sin más, con una mera solicitud, inscribir la pérdida de la fe junto al bautismo, 135 bautizados han acudido a la Agencia de Protección de Datos en el último año y medio para pedir ayuda. Y han ganado. Pero los arzobispados, sobre todo los de Valencia y Madrid, están haciendo caso omiso de las resoluciones de la Agencia y las están recurriendo ante la Audiencia Nacional, que todavía no ha dictado sentencia en ninguno de estos casos. Otros arzobispados, sin embargo, no plantean problemas a los fieles para que dejen de serlo y anotan la apostasía junto al bautismo. Eso sí, lo que no hace ninguna es borrar los datos de los bautizados, como piden algunos.


¿Cuántos católicos hay en España? Es un dato difícil de determinar, pero las encuestas dan cuenta de un cada vez menor interés religioso. El 94% de la población está bautizada, pero sólo el 77% se declaraba católico en el barómetro del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) de julio de 2007. Un 6% menos que hace ocho años. Y, de ellos, más de la mitad casi nunca asiste a misa. Sólo 15 de cada 100 personas que se autodefinen como religiosas van a misa casi todos los domingos y festivos, como mandan los cánones. Las bodas también están dejando de ser católicas. En 2006 fueron un 55% del total, frente al 76% de hace diez años. Los españoles que marcan la casilla de la Iglesia católica en su declaración de la renta -para ceder el 0,52% de su aportación, que será el 0,7% a partir de 2008- han pasado de un 41% en 1991 a un 34% en 2005.


El ejercicio de la apostasía está creciendo, y ya se han hecho varias entregas masivas de solicitudes. Sobre todo en Valencia y Madrid, donde se han presentado casi 5.000 desde 2004. Hay hasta foros especializados en Internet, con formularios y todo tipo de consejos, como apostasia.es. La Conferencia Episcopal dice desconocer el número de apóstatas. Señala que es un tema que llevan directamente las distintas diócesis.


"Yo llevaba mucho tiempo con la idea y finalmente, en enero, me decidí a hacerlo", señala José Luis Tarrío, de 58 años, una de las personas que ha recurrido a la Agencia de Protección de Datos y que ha logrado una resolución favorable. "Soy un ateo convencido y no quiero que digan que hay un 90% de católicos cuando no es así. A mí, que no me cuenten". La Agencia -que señala que los libros de bautismo son bases de datos y que los reclamantes tienen derecho a que se anote al margen de su bautizo que han abandonado la fe-, dio diez días al Arzobispado de Madrid para que lo hiciera. "Pero ha pasado más de un mes y no sé nada. Me imagino que habrán recurrido a los tribunales y yo no tengo dinero para abogados, así que lo dejaré en manos de los de la Agencia. Esto es más difícil que salir de una empresa de telefonía".


Hay grandes diferencias en función de los arzobispados. Jesús González, por ejemplo, no tuvo especiales problemas para apostatar en Zamora. Y en Málaga, por lo general, acceden a anotar la apostasía cuando la persona presenta la solicitud, el nombre de la parroquia del bautismo y una fotocopia compulsada del DNI -"lo que ya retrae a algunas personas, porque cuando vas a compulsar al Ayuntamiento o a la Policía te preguntan que para qué es", se queja el malagueño Salvador Luna-.


"Estas diferencias en función del territorio no tienen sentido", señala la diputada de Izquierda Unida por Valencia, Isaura Navarro. Ella presentó un escrito de apostasía hace tres años y todavía no ha obtenido respuesta. También ha pedido la excomunión, como otras personas que deciden exponer sus pecados para ver si así la Iglesia católica les expulsa. Su grupo presentó una proposición no de ley el año pasado para instar al Gobierno a reformar la ley para que los ciudadanos se puedan dar de baja en las confesiones religiosas de forma rápida y con garantías. "Es parte del derecho constitucional a la libertad religiosa", señala Navarro. La proposición fue rechazada en el Congreso.


"No queremos constar como católicos", concluye Salvador Luna. "Estoy casado con otro hombre y los obispos hacen constantemente declaraciones que me ofenden. No estoy dispuesto a seguir perteneciendo a un club que me rechaza. Tenemos derecho a apostatar y debería ser tan fácil como mandar una carta. No sé por qué quieren tener en sus registros a ateos y homosexuales". Pero la Iglesia católica sigue intentando que los fieles no abandonen. Ante las peticiones el Arzobispado de Madrid responde: "Sentimos su decisión, y lo encomendamos al Señor para que lo ilumine y guíe por el recto camino".


Se registra un hecho histórico
"Los libros de bautismo no son ficheros ni bases de datos, sino un registro que da fe de un hecho histórico", señalan algunas de las cartas que los arzobispados envían a los bautizados que quieren apostatar.


Este es el argumento fundamental de la Iglesia católica. Al no considerarlos ficheros, ni bases de datos, entienden que no se aplica la Ley Orgánica de Protección de Datos. Y, por lo tanto, la Agencia no tendría nada que decir al respecto. Ni tendría, por tanto, potestad para obligar a las diócesis a anotar la apostasía junto al bautismo. Los arzobispados suelen alegar además que no usan ni ceden los datos, por lo que entienden que los bautizados no tienen nada de lo que preocuparse.


En ningún momento entran en el debate de fondo: que los reclamantes no desean seguir formando parte de la Iglesia católica y desean que el abandono de la fe conste en los ficheros de bautismo. Algunas diócesis, sin embargo, sí aceptan la apostasía, y responden a los fieles que, si estos están "firmemente determinados" a abandonar la fe católica y lo hacen en plena libertad, se anotará la decisión en la partida de bautismo y se procederá a la cancelación de su nombre en "cualquier tipo de listado, fichero o base de datos de la Iglesia". Algunas piden que se firme la declaración ante notario y otras no. Cada una aplica su propia ley.


La apostasía se debe anotar

La Agencia de Protección de Datos admite que los registros bautismales son inviolables, según los acuerdos de la Santa Sede con el Estado Español de 1979. Por lo tanto, el asiento en el registro bautismal no se puede borrar. Ni se puede arrancar la hoja en la que consta. Además, la Agencia coincide con la Iglesia en que estos registros hacen referencia al hecho histórico del bautismo.


Pero asegura que sí son bases de datos de carácter personal y que, por lo tanto, su contenido está protegido por la ley. Esta ordena que los datos sean "exactos y puestos al día de forma que respondan con veracidad a la situación actual".


De esta forma, la Agencia no reconoce a los solicitantes el derecho a que se borre su partida bautismal, pero sí a que se anote su decisión de abandonar la Iglesia católica. Algunos apóstatas creen que esta anotación marginal es suficiente. Otros, como el valenciano Sergi Campillo, reivindican su derecho a que el dato del bautizo "desaparezca" de los registros. Su caso está ahora en manos de la Audiencia Nacional y está dispuesto a llegar al Tribunal Constitucional si hace falta. "Es un derecho al que no pienso renunciar, por ciudadanía", señala.


El arzobispado de Valencia, que es el que más reclamaciones recibido ante la Agencia (68), está recurriendo todas las resoluciones. Tanto esta diócesis como la de Madrid han declinado hacer declaraciones.

> Berria: Merkataritza > EL PRESIDENTE DE XARXAGAY RECONOCE QUE EN LOS AMBITOS EMPRESARIAL Y LABORAL LA HOMOSEXUALIDAD SEGUE ESCONDIDA

  • Jaume Urgell, Presidente de Xarxagay
  • "En el ámbito empresarial o laboral los homosexuales siguen algo escondidos"
  • La mayoría de los estudios sitúan a los Gays, lesbianas, transexuales y bisexuales (GLBT) en un 7% de la población. En España suponen unos 2,4 millones de personas y en el entorno en el que trabaja la Cámara de Comercio Internacional de Gays y Lesbianas serían entre 39 y 45 millones. Este mercado internacional puede mover aproximadamente cerca de un billón de euros. Jaume Urgell, Presidente de Xarxagay, el espacio profesional GLBT, y consejero de la Cámara de Comercio Gay y Lésbica Internacional, es uno de los principales representantes españoles en este sector.
  • ”En el ámbito laboral tratamos de lograr que la gente no tema el momento de ‘salir del armario’, evitar las políticas discriminatorias”
  • ”Nosotros no tenemos una batería de propuestas, lo que queremos es que no tengan miedo a hacer investigaciones de mercado dentro de nuestra comunidad”
  • ”Gays y lesbianas adoptan algunos productos y servicios con más celeridad, son más proclives a probarlos”
  • Crónica Social, 2007-10-07 # Blanca Abella

Las posibilidades de comercio que existen en este segmento de la población están aún por explotar, pero ya se sabe que el colectivo homosexual acude a los cines en una proporción mucho mayor que los heterosexuales (en 21 ocasiones de media frente a 4); realizan más viajes turísticos (12 frente a 2) y salen por la noche con cierta asiduidad (89 frente a 30).


Se trata tan solo de una muestra pues, como bien defiende Jaume Urgell, existe un gran potencial entre este colectivo ya que cuentan con una idiosincrasia y necesidades diferentes. Por ejemplo, muchas parejas de homosexuales no tienen cargas familiares ni herederos directos, lo que influye en la evolución de su patrimonio y favorece la creación de productos financieros específicos.


Pero además, las cámaras de comercio que comienzan a crearse entre este segmento de la población tienen otro objetivo primordial, y es el de favorecer la integración de estas personas en el ámbito laboral, contribuir a que la economía cuente con ellos de forma activa, tanto en su faceta de trabajadores, como en la de empresarios y consumidores.


El pasado mes de septiembre, Barcelona acogió la primera reunión presencial de la Cámara de Comercio Gay y lésbica Internacional. Además, en la ciudad se celebró una conferencia sobre el comercio gay y lésbico que contó con participantes de todo el mundo y tuvo gran repercusión en nuestro país.


¿Cómo se ha desarrollado el encuentro de Barcelona y cuáles han sido los grandes logros de esta cita?
Era la primera vez que se reunía la junta directiva de la Cámara de Comercio Gay y lésbica Internacional presencialmente y se trataron aspectos internos del plan estratégico para los tres próximos años. Pero además, aprovechamos esta cita para hacer una conferencia sobre todos los aspectos que trata esta cámara internacional. La conferencia fue positiva y contó con ponentes de empresas internacionales como Google, IBM, ING. Se trataba de hablar sobre los derechos de las personas gays y lesbianas en el trabajo, sobre la situación de algunos sectores en los que es difícil salir del armario y otros aspectos quizá menos comentados hasta ahora en público, como es la posibilidad de que las empresas consideren a los gays y lesbianas también como un segmento de mercado en algunos aspectos en los que aún no lo hacen.


Lo que queríamos era iniciar un debate sobre estas cuestiones y creemos que con la conferencia lo hemos conseguido. También anunciamos el proyecto de creación de una Cámara de Comercio Gays y Lésbica en el ámbito de la península Ibérica, que queremos que se haga realidad antes de final de año y que incorporaría profesionales, empresas y emprendedores de Portugal y España. Xarxagay, que es la asociación que en estos momentos forma parte de la cámara tiene un ámbito sobre todo catalán y queremos crear una cámara más amplia.


¿Por qué una cámara para gays y lesbianas?
Porque en el ámbito de la economía no existe un solo organismo que represente a la colectividad. En general, estas iniciativas surgen en colectivos o segmentos de la población que han tenido o tienen algún tipo de dificultad en el ámbito económico, al igual que ocurre con los jóvenes o mujeres. Aunque no se forman solo por eso.


¿Cuáles son los objetivos o el fin último de esta cámara de comercio?
Son diversos, pero la visión general sería contribuir y tratar de crear opinión o un debate público sobre las cuestiones que afectan a gays y lesbianas relacionadas con la economía. Desde el ámbito del trabajo se trata de la sensibilización a las empresas sobre la necesidad de tener políticas activas a favor de estas personas, para lograr que la gente no tema el momento de salir del armario, si quieren hacerlo, o por ejemplo, que no tenga repercusión el hecho de que lo hagan, es decir, evitar las políticas discriminatorias. Además, queremos representar los intereses de las empresas o empresarios y profesionales gays y lesbianas, al igual que ocurre con el resto de cámaras de comercio, con colegios profesionales o asociaciones empresariales.


¿España sigue a la cola de Europa en aspectos como la homosexualidad o ha conseguido incluso dar ejemplo a otros países?

Yo no creo que España esté a la cola y el hecho de que se aprobase el matrimonio entre personas del mismo sexo es una prueba, es un síntoma de que la situación es buena. Lo que sí cuesta es tratar con normalidad algunas cuestiones en determinados ámbitos, en ámbitos que son un poco estancos. En la sociedad en general se acepta ampliamente la pareja del mismo sexo, en cambio, en el ámbito de la empresa o del trabajo todavía hay miedos y la gente sigue algo escondida.


Sí estamos retrasados respecto a gays y de Estados Unidos. Allí no es que tengan políticas explícitas de no discriminación sino que han sido los mismos, gays y lesbianas, en sus puestos de trabajo los que han pedido los cambios y la aceptación. Aquí todavía no hemos iniciado un esfuerzo por plantear estos temas en nuestras propias empresas y de manera positiva, porque no se trata de ir reclamando, criticando o acusando, sino simplemente de proponer unos debates y eso todavía no lo hemos hecho en España.


¿Cuál es la principal demanda del colectivo en el mundo empresarial?
La necesidad más importante tiene que ver con las personas en sí, con su bienestar y su equilibrio, incluso con sus derechos en algunos casos. Los homosexuales quieren ser ellos mismos, ser en las empresas igual que en la vida privada. Ésta es la prioridad y en la empresa parece que esto es mezclar la vida privada con la vida laboral. Sin embargo, hoy en día, las empresas son cada vez más transversales y en muchos casos, sobre todo cuando llevas ya unos años trabajando en una empresa, tu compromiso ya no es ir por la mañana y despedirte por la noche sin más. Muchas veces tienes que hacer viajes, trabajar con clientes, con compañeros de trabajo y en este ámbito la vida personal de un trabajador está presente.


Y en cuanto a las posibilidades que ofrece este colectivo como mercado a explotar ¿Cuáles son las demandas que plantean desde la cámara de comercio?

En cuanto a servicios y productos que puedan responder a unas necesidades diferentes se habló en la conferencia sobre determinados ámbitos en los que podía ser interesante explorar, algunos típicos como los de turismo o moda, pero también queremos enfatizar que no sólo son estos, sino que por la misma estructura familiar, que suele ser más pequeña, hay algunos ámbitos, como por ejemplo en ciertos productos financieros, con muchas posibilidades.


Por ejemplo, las personas se van haciendo mayores y las hipotecas inversas podrían ser un producto interesante y adecuado para los homosexuales y quizá todavía no hay una comunicación en ese sentido, las empresas no se dirigen de manera explícita a gays y lesbianas y en cambio tendría sentido. Lo que queremos es que las empresas piensen en estas cosas, nosotros no tenemos una batería de propuestas sino que queremos que no tengan miedo hacer investigaciones de mercado dentro de nuestra comunidad.


Decía uno de los conferenciantes en Barcelona, Albert Kehrer (director de ventas para el mercado gay y lésbico de IBM), con cierta ironía, “no tenemos un ordenador de color rosa”. No se simplifica todo en eso, como mucha gente pensará. ¿cómo resumiría usted la idea del comercio gay y lésbico evitando esos tópicos en los que cae mucha gente?


Se trata simplemente de estudiar los estilos de vida, las pautas, las características demográficas, como cualquier otro estudio de mercado. De cualquier forma, lo del ordenador de color rosa no nos molesta, los símbolos gays tampoco son un tabú y no pasa nada por utilizar el color rosa o la bandera del arco iris, pero lo que queremos es ir más allá.


¿Es cierto, como se dice, que el público gay y lésbico crea tendencias y es más innovador?
Lo que sí dicen los estudios, especialmente en Estados Unidos, es que gays y lesbianas adoptan algunos productos y servicios con más celeridad o que son más proclives a probar nuevos productos. Es un dato general que se puede trasladar a cualquier tipo de sector y que resulta de gran interés para las empresas, por ejemplo, en sus fases de estudio de las productos novedosos.


¿Cree usted que existen en nuestros país todavía problemas de moral o religión a la hora de poner en marcha ese comercio gay y lésbico o permanece tan solo una resistencia residual?
En general, en cualquier aspecto relacionado con gays y lesbianas, en algunos sectores de la población se generan reticencias por el solo hecho de hablar de este sector, no sólo en temas económicos. Más que comercio gay y lésbico sería un poco el papel de gays y lesbianas en la economía o en los aspectos económicos. En cuanto a la moral, sí existen algunas personas que consideran que es una realidad de la que no se puede hablar, pero no es muy representativo y normalmente es por motivos de creencias religiosas.


¿Es posible que algunos heterosexuales se pueden molestar si un anunciante se dirige al sector homosexual?

En los medios generalistas es muy difícil que muestren escenas de la vida cotidiana de este sector. Ejemplos sí hay como en Ikea o el diario La Vanguardia, en un anuncio de televisión que presentó hace unos años. Normalmente lo hacen en el contexto general, presentando a una pareja homosexual junto a otras parejas, y esto está bien, es justamente lo que queremos porque los anuncios reflejan una realidad. Pero actualmente en los anuncios nunca aparecen parejas gays o lesbianas, supongo que requiere un poco de coraje aunque después, en un análisis final, podrían concluir que es beneficioso.


¿Les molestan a los homosexuales los anuncios publicitarios en los que no se sienten identificados?
No existe rechazo pero lo que queremos destacar es el beneficio que tendrían las empresas si de vez en cuando algún tipo de publicidad o comunicación estuviese dirigida a gays y lesbianas. Obviamente, en la televisión o revistas de gran consumo, como las mira todo el mundo, siendo sólo un segmento de un 7 ó un 10 por ciento de la población, prefieren tirar por lo seguro y dirigirse a la mayoría. Y si haces un anuncio de gays y lesbianas parece que sólo te diriges a ellos. Sólo hay un par de empresas como las que he comentado (La Vanguardia e Ikea) que, con creatividad, lo han sabido hacer. A nosotros lo que nos gustaría es que las empresas pensaran sobre estas cuestiones y las tuvieran en cuenta en sus políticas de comunicación.


¿Existe alguna alternativa a la expresión tan manida “salir del armario”, alguna otra expresión en otro idioma?

La verdad es que viene del inglés, de la expresión “come out of the cupboard”, que significa salir del armario. Allí se dice “come out”, que quiere decir salir. A veces también se dice “poder ser uno mismo”, es decir, quitarte la máscara.