2007/07/08

> Berria: Justizia > EL SUPREMO CONCEDE UNA INDEMNIZACION A UN RECLUTA EXPULSADO DE LA MILI POR GAY

  • El Supremo concede una indemnización a un recluta expulsado del servicio militar por ser gay
  • Europa Press, 2007-07-08

El Tribunal Supremo ha confirmado la concesión de una indemnización de 6.000 euros a un recluta que fue expulsado del servicio militar en 1978 por su condición de homosexual. El recurrente solicitaba una indemnización muy superior, cercana al millón de euros, a causa de las secuelas psíquicas sufridas por el trato vejatorio recibido, pero el alto tribunal ha considerado suficiente la concedida en su día por la Audiencia Nacional.


Pe
re Carrera alegaba que su mala experiencia durante el tiempo en que permaneció en el servicio militar y la grave discriminación sufrida determinaba una responsabilidad de la Administración en dos ámbitos: el laboral "habiéndole impedido la estabilidad en uno de los ámbitos fundamentales del desarrollo como persona" y el ético-social por la marginación sufrida al constar en un documento oficial un aspecto tan íntimo de su vida.


Carrera padece además secuelas generadas por la experiencia que le provocan continuas depresiones y recaídas físicas. Durante el periodo en que estuvo realizando el servicio militar intentó suicidarse y tuvo que ser hospitalizado.


La sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional destacaba que el motivo reseñado para expulsarle fue el diagnóstico de homosexual que se rectificó posteriormente en 1991 y 1995. Informes médicos señalaban que el recurrente sufrió durante ese periodo una supuesta adicción a las drogas.


Por ello, la Audiencia Nacional establece una indemnización de 6.000 euros como compensación por la expulsión discriminatoria sufrida y no estima procedente indemnizarle por las secuelas padecidas.


Delirio contra el ejército español

Carrera presentó su recurso ante el Supremo invocando como principal motivo que debió apreciarse la existencia de un nexo entre la traumática experiencia del servicio militar con la secuelas psicológicas que sufre y que se traducen en "un delirio contra el Ejército Español".


El alto tribunal considera que no puede llegarse sin más a la conclusión del recurrente de que sus padecimientos son una consecuencia del trato de que fue objeto durante la prestación del servicio militar y destaca que ninguno de los informantes relacionados con el expediente administrativo abierto confirman su planteamiento.


Incluso uno de los doctores que le examinó, perteneciente al Instituto catalán de Salud llegó a decir en el juicio, destaca la sentencia, que "no sabe cuales son las causas del delirio" y mencionó si supuesta adicción a las drogas

Quiso que el Rey declarara como testigo
El recurrente alegaba también indefensión ya que la Sala que estudió su demanda en primera estancia le había denegado la práctica de una serie de pruebas que él consideraba básicas para entender su caso.


La sentencia del Supremo desestima este último motivo al considerar que Carrera pretendía la realización de una amplia testifical que incluía las declaraciones de personalidades como el Defensor del Pueblo "o el propio presidente del Gobierno" y, en aras de "la gravísima y preocupante vulneración de la Constitución" sufrida, solicitaba también que acudiera como testigo el Rey Don Juan Carlos ya que "la actitud de la Administración" estaba causando "graves perjuicios a su persona".


El alto tribunal indica que "las testificales propuestas son impertinentes e inútiles".

> Berria: Harrotasuna > ALEMANIA: 600.000 PERSONAS DESFILAN EN COLONIA PARA CELEBRAR EL ORGULLO GAY

  • Desfile de San Cristóbal
  • Más de 600.000 personas desfilan en Colonia para celebrar el Orgullo Gay en Alemania
  • El Gobierno polaco ha sido el blanco de la mayoría de las críticas
  • El Mundo, 2007-07-08 # EFE · Berlín

Más de 600.000 personas han acudido a Colonia para asistir al ya tradicional desfile de San Cristóbal de la comunidad gay y lesbiana de Alemania, en la que se considera una de las mayores fiestas homosexuales del continente.


A ritmo de sones tropicales unas 20.000 personas participaron en el desfile en 84 grupos multicolores apoyados por carrozas y vehículos de transporte y en un ambiente que nada tiene que envidiar al de los clásicos carnavales de Renania.


Decenas de miles de personas se sumaron además a la fiesta y a lo largo de todo el recorrido del desfile, que discurrió sin incidentes y acompañado por el buen tiempo.


Los hermanos gemelos Lech y Jaroslav Kaczinski, presidente y primer ministro de Polonia, respectivamente, fueron el blanco principal de las burlas y críticas del desfile, en el que se denunció la discriminación que los homosexuales sufren en el país vecino.


"El acoso de los homosexuales en Polonia, los porrazos de la policía contra manifestantes pacíficos en Moscú no pueden quedar sin respuesta", ha declarado el diputado de Los Verdes Volker Beck, que sufrió en propia carne en la capital rusa la agresión de ultranacionalistas.


Bajo el lema 'Homo europeicus: andad erguidos' los participantes en la marcha animaron a luchar contra toda discriminación y portaron, entre otras pancartas, una con un dibujo de Kaczynki a cuatro patas y armado con una porra al que seguían irguiéndose cada vez más como en una sucesión evolutiva los jefes de Gobierno de Italia, Gran Bretaña, Alemania, España y Holanda.


El desfile de los homosexuales germanos en Colonia recuerda a la primera gran manifestación gay en 1969 en la calle de San Cristóbal de Nueva York.

> Erreportajea: Trans > JAN MORRIS: EL VIAJERO ERA ELLA

  • El viajero era ella
  • El País, 2007-07-06 # Jacinto Antón


Cuando la gran escritora de viajes Jan Morris (Clevedon, Somerset, Inglaterra, 1926), decana y maestra indiscutible del género reverenciada por Chatwin, Thubron o Theroux, aparece frente a la taberna Las Plumas (Tafarn Y Plu) en esta limpia mañana en el pueblecito de Llanystumdwy, en el corazón de Gales, puro qué verde era mi valle, entre el mar y las montañas de Yr Eifl -en las que destaca la cima del Yr Wyddfa, el Snowdon-, uno no puede dejar de sorprenderse. La ya octogenaria autora, de la que ahora se publica en España Un mundo escrito (RBA), un maravilloso compendio de medio siglo de viajes e historia, llega conduciendo su propio automóvil, un moderno y deportivo Honda. Saca la cabeza, hace seña de que se la espere y pisa a fondo para dar la vuelta al final de la calle, ignorando olímpicamente el cartel de "Conduzca despacio, por favor" (en galés, "Gyrrwch yn araf").


Es cierto que Morris, de 81 años y con nueve nietos, es una abuelita muy especial: fue oficial del exclusivo 9º Regimiento de Lanceros Reales de la Reina (los Delhi Spearmen, con 12 cruces Victoria ganadas durante el motín de los cipayos), formó parte de la expedición de 1953 que conquistó por primera vez el Everest (Morris dio al mundo la noticia de la llegada a la cima), trabajó como corresponsal de guerra y ha escrito una de las mejores historias del Imperio Británico -la espléndida trilogía Pax Britannia (Faber & Faber)-, amén de la única biografía del almirante lord Jacky Fisher (Fisher's face, Viking, 1995). Y es que esta viajera ha viajado a sitios impensables, cruzado arduas fronteras: durante 35 años de su vida, Jan Morris fue un hombre, James Humphry Morris, y otros 10 los pasó en un "estado intermedio", como lo llama ella -a veces le decían en unos lugares que debía ponerse corbata, y en otros, el mismo día, que no podía entrar con pantalones-, con tratamiento hormonal, hasta que en 1972 dio el paso decisivo y se sometió a una operación de cambio de sexo en Casablanca (todo el proceso, incluidas las partes más escabrosas, lo explica en uno de los libros más conmovedores y hermosos que jamás se hayan escrito sobre la condición humana, Conundrum (F&F, 1974). Siempre supo que era una chica en el cuerpo equivocado. Lo sintió por primera vez a los cuatro años bajo el piano de su madre cuando ésta tocaba a Sibelius. Lo seguía sintiendo entre los oficiales de su regimiento de lanceros, donde vivió su oculta feminidad como "un espía en un cortés campo enemigo". Cada noche de su vida hasta culminar su cambio rezó para que éste se produjese y expresó ese recóndito y vehemente deseo a cada estrella que vio caer.


Jan Morris aparca el coche y se acerca con una gran sonrisa en su rostro grande aureolado por una cabellera un punto salvaje. "¿Le gustan los coches?, a mí me apasionan". Es obvio que es consciente de los azoramientos iniciales que pueden sufrir sus interlocutores, y espera a que uno se decida a darle un apretón de manos o besarla. Y quien firma estas líneas opta impulsivamente por ambas cosas. Una vez, en su periodo intermedio, un taxista de Fiji le preguntó directamente: "¿Es usted un hombre o una mujer?", y cuando ella, bajando los ojos, le contestó: "Una madura, respetable y rica viuda inglesa", él le puso la mano en la rodilla con un "¡justo lo que buscaba!". Viste Morris más que casual: unos vaqueros apretados y gastados y una camiseta de rayas que le da un pertinente aspecto de gondolero fondón (uno de sus más célebres libros, editado por Península, es precisamente Venecia). Calza zapatitos de colegiala -aunque ahí cabrían los pies de varias colegialas-. Jan Morris nos tiene que guiar hasta su legendaria casa, Trefan Morys, en una zona de pastos y bosques cerca del río Dwyfor, rico en salmones, y lo hace, previa visita a la casa museo de Lloyd George, donde trabaja uno de sus hijos, advirtiendo jocosamente: "El sendero es un poco agreste, por suerte lleva un coche alquilado". Es difícil seguirla. En el camino, un conejo se ha quedado mirando el paso de la escritora con ojos desorbitados.


Trefan Morys, de la que ha escrito la autora en un libro delicioso, La casa de una escritora en Gales (RBA, 2002), son las antiguas y espaciosas caballerizas de una antigua mansión convertidas en residencia por Morris y su mujer, Elizabeth Tuckniss -con la que ha tenido cinco hijos y con la que ha seguido viviendo, en una ejemplar historia de amor, después de su cambio de sexo (aunque divorciados por imperativo legal)-. Aparcamos los coches en el abigarrado jardín, desbordante de vegetación, y ahí en la puerta de la casa está Elizabeth, menuda y encantadora, con el té preparado y preparada también ella para soportar los interrogantes que indefectiblemente se abren en los ojos de las visitas. Cuando se le entrega a Jan Morris el ramo de flores comprado como gesto propiciatorio en Criccieth, la escritora se lo da a su vez, en un elocuente gesto, a Elizabeth. La suya era una relación que parecía imposible, más aún porque Morris no le ocultó nada desde el principio. Pero ha funcionado de una manera que ya querrían muchos matrimonios convencionales. Para Morris hay una explicación sencilla: el amor y la amistad. Tuvieron hijos -"lo más cercano a ser madre era ser padre", ha escrito inapelablemente Morris-, y esos hijos, a cuya madurez esperó Morris para explicarles su naturaleza y operarse, le siguen profesando, recalca, cariño y respeto. Durante un tiempo, cuando él empezó a vivir abiertamente como mujer, la pareja se hizo pasar por cuñadas.


Morris dirige una visita por las estancias de las dos plantas de la casa, que es un verdadero museo biblioteca, con las paredes forradas de libros -una rápida mirada arroja tesoros como una primera edición de Cabool, de Burnes, Charge to glory!, de Blunt, o la historia del 9º de Lanceros- y pleno de objetos sensacionales: un trozo del caño en que bebía el semental Justin Morgan (1793-1821), el primero de esa estirpe mítica de caballos, los Morgan Horses (¡cómo le gustaría el detalle a Fernando Savater!); una de las butacas de madera (de 1912) con las que los galeses premian a sus bardos, preciosas maquetas de las famosas e indómitas Western Ocean Yatchs -las goletas del vecino Porthmadog (Morris las ha colocado sobre las vigas transversales en la planta de arriba)-, cuadros (Venecia, un viejo Dreadnought -quizá el HMS Inflexible de Fisher-, el célebre retrato que le hizo a la escritora Arturo Di Stefano en 2005 con un aire a lo Hockney), fotos, el relieve de piedra de un león alado veneciano, el "último" milano rojo galés disecado (la especie se ha recuperado) o una lechuza que monta guardia cerca de la mesa del escritor y que remite a la leyenda galesa de Blodeuwedd, la mujer hecha de flores por un mago y convertida luego en esa ave nocturna -la historia está en el Mabinogi, uno de los libros favoritos de la autora-. Morris se excusa y entra en el lavabo. Y uno siente un extraño embarazo. En el único dormitorio de la vivienda hay una sola cama. Sobre ella, en un lado, hay un libro sobre la guerra naval en el Índico, obviamente, el libro que Jan Morris está leyendo; en el otro, una novela romántica.


Morris se muestra amable y divertida. Pero observa al visitante con profunda atención. Tras el velo desenfadado brillan una inteligencia aguda y una comprensión de lo humano que hacen pensar en Tiresias, el adivino que cambió de sexo al contemplar a dos serpientes apareándose y al que los dioses hicieron árbitro de la peliaguda cuestión de quién disfruta de más placer en el amor, si el hombre o la mujer (estableció que la mujer, y eso le granjeó el odio de Hera) -en el jardín de Trefan Morys, por cierto, hay serpientes-. La entrevista se desarrollará en varias fases. El tema de la transexualidad tardará en aparecer. No hay ningún tabú impuesto, pero simplemente es difícil lanzarse al asunto de entrada, darle una palmada en el hombro a Morris y espetarle algo así como "qué, ¿dónde ha dejado el lancero su lanza?". Sentados en el espacioso salón, la escritora acaricia a su gato Ibsen y muestra la foto del felino de otro gran escritor de viajes, su amigo Patrick Leigh Fermor.


¿Cuál es el personaje que más le ha impresionado de los que ha conocido en su vida de periodista, escritora y viajera, y de los que habla en ese compendio de historia del siglo XX que es 'Un mundo escrito'? ¿Edmund Hillary, Che Guevara, el nazi Adolf Eichmann [cuyo juicio cubrió para 'The Guardian'], Irving Berlin, Guy Burgess, Kim Philby, Jruschov, Haile Selassie, el sultán de Omán, el cazanazis Wiesenthal, Bruce Chatwin...?

J. G. Link.


¿Quién?
Joseph Gluckstein Link. Era peletero oficial de la reina de Inglaterra, escribió un importante libro sobre las pieles y fue director de la Hudson's Bay Company. Pero era más que eso. Escribió una serie de novelas policiacas experimentales en las que ponía pistas dentro de los libros, pañuelos con sangre y cosas así. Fue jefe de escuadrilla de la RAF en la II Guerra Mundial. También sabía mucho de vinos alemanes. Y sobre todo, era la mayor autoridad en Canaletto. Fue el comisario de la gran exposición en el Metropolitan en 1989.


¿Y le impresionó más que Eichmann?

¡Y era mucho más amable! Sí, es la persona que más he admirado en mi vida. Todo lo que uno puede pedir en un hombre. Voy a hablar de él en Alegorizaciones, el libro que preparo y que se publicará tras mi muerte.


Ya que estamos, dígame algo de Eichmann.

Es una figura pálida en mi memoria. Llevaba meses en manos de los israelíes cuando lo vi. La vida había escapado de él. Más que la banalidad del mal, expresaba aburrimiento. Hablaba del asesinato de los judíos como podría haber hablado de fútbol. No me pareció en absoluto una figura satánica, sino blanda, tediosa y vulgar.


¿Y qué le pareció el Che?

Lo conocí cuando sólo era Ernesto Guevara, presidente del Banco Nacional de Cuba. No era una figura muy impresionante, parecía un funcionario.


Vaya, ¿y Hillary? Los vio bajar, a él blandiendo el piolet en señal de triunfo, y a Tenzing, aquel glorioso día, el 29 de mayo de 1953, en el Everest.

Hillary es realmente un héroe. Y a la vez, un hombre sencillo. Se hizo famoso de un día para otro, pero eso no le gustó. Ha pasado el resto de su vida dando las gracias al pueblo sherpa por su ayuda y ayudándolos, para pagar su deuda con ellos. Perdió a su mujer y a su hijo en un accidente de avión. Le admiro mucho, aunque no como a Tenzing. Tenzing es una figura más trágica. Era como un príncipe, ¿sabe?, intensamente glamouroso; cuando vino a Europa era tan maravilloso como un unicornio. Todos estaban fascinados con él. No sólo era hermoso, sus maneras...


Usted debió de saber el primero quién de los dos había llegado antes a la cima. Estaba allí, los vio bajar.

Esa cuestión me la han formulado un millón de veces. No les pregunté.


Pues no es de buen periodista, si me permite que le diga.

Aún pienso que no es lo importante. Tenzing nació en una tienda de piel de yak, ¿lo sabía? Era imposible tener más desventajas en la vida. Pasó de ahí al gran mundo, y estuvo con reyes sin perder el sentido común, como diría Kipling. En la fiesta en el campamento base tras el descenso me dio una foto suya con unos perros tibetanos, y me la firmó. Luego caí en la cuenta de que eso era lo único que sabía escribir, su nombre. Debo de tener la foto por aquí.


¿Se acuerda de usted mismo en la montaña, ese joven apuesto, decidido y musculoso, "más ritmo que melodía", que era entonces y que aparece en su libro 'Coronation Everest'?

¿Cómo voy a olvidarme de mi vida? Estar ahí, en el Everest, me dio una buena historia. Mi ambición me llevó allí, eso y que en The Times todos eran demasiado mayores para apuntarse a algo así. Con la gente de la expedición, y de las anteriores, hemos seguido viéndonos, nos reunimos en un pub en Pen Ysyrwd.


¿Cree que Mallory e Irving lo consiguieron antes que Hillary?

Conocí a Odell, el último que los vio subir aquel 8 de junio de 1924. Él creía firmemente que habían hecho cima, tenía un convencimiento espiritual. Comimos juntos un sándwich y casi me convenció.


No parece que en general le hayan impresionado mucho los personajes a los que ha tenido la suerte de conocer.

Mire, sinceramente, nadie como mi peletero o como Jack Fisher, al que no conocí, pero reina en mi panteón particular.


El almirante lord Fisher (1841-1920), creador del acorazado, que acuñó la frase "Think in oceans". Tiene usted un busto suyo de bronce en la terraza y una gran foto en su armario. ¿Por qué Fisher?

No le importaba lo que pensaran los otros, era brillante en su oficio, iconoclasta, egocéntrico, la más notable personalidad en la Royal Navy desde Nelson, y un hombre divertido. Me fascina desde la primera vez que vi su foto. Su cara... Pasando revista a la Flota británica, le preguntaron al sultán de Marruecos qué le había impresionado más -todos esos acorazados-, y dijo: "El rostro del almirante". La mitad de mí está enamorada de él, y la otra mitad quisiera ser él.


Hábleme de su impulso de viajar.

Cuando era pequeño, los barcos me fascinaban, quería ver adónde iban. Pero el viajar en realidad empezó con el ejército y la guerra. Así comenzó todo. A los 17 años ya estaba en el ejército, y el ejército me hizo viajar, todo un Grand Tour de uniforme: Italia, Egipto, Palestina, Malta, Austria. Era oficial de inteligencia en mi regimiento y tenía que observar y escribir informes. Luego llegó el periodismo, como corresponsal seguí viajando -recorrí el mundo- y escribiendo no ficción. No tengo ninguna filosofía del viaje como algunos colegas escritores. Viajar es simplemente parte de mi vida, como respirar. Es un gran placer, uno de los mayores. Pero siempre escribo, no viajo sin escribir.


¿No hay algo más?

¿Metafísico? No. No era un deseo de escapar, si se refiere a eso. Aunque con el tiempo he pensado que quizá mi vocación viajera, ese incesante vagabundeo, tenga que ver con un afán de búsqueda, mi aspiración a la unidad, a la totalidad de mí misma.


¿Cómo se hizo escritora?

Creo que siempre lo he sido. Después de dos décadas de periodismo empecé a escribir libros. Llegó de una manera natural. He pasado la vida mirando cosas y observando su efecto en mí. Y he dedicado lo mejor de mí a escribir libros.


Sus libros son maravillosos. Capturan el alma de los lugares con una mezcla de sensibilidad, experiencia personal, visión periodística para el detalle y profundidad histórica, sin olvidar el humor. Lo que dice de Venecia, Trieste, Nueva York... pero también de Ayers Rock, de Marienbad... es inteligente y hermoso.
Mis mejores libros son más históricos que topográficos. Trato de describir el detalle, pero a la vez ofrecer una visión impresionista, general, del lugar.


Sus dos preciosas novelas sobre Hav, esa ciudad que ha inventado y que es todas las ciudades que usted ama, con su leyenda del trompetero, su torre china inspirada en los preceptos del 'feng shui', las supuestas visitas de Marco Polo, Napier, Nijinski y Hitler, hacen pensar en Calvino y en Ursula K. Leguin.

¿De verdad? Admiro a Calvino, no había pensado en la relación con Las ciudades invisibles.


Colin Thubron, el autor de 'En Siberia', dice que hay que viajar solo.

Completamente de acuerdo. Has de ser totalmente egoísta y cultivar una suerte de indolencia útil. La mejor forma de relacionarse con un lugar es deambular, sola, con las antenas desplegadas.


Ha dicho usted que es más fácil viajar como mujer, debe saberlo.

Mucho más fácil. Las mujeres de todo el mundo te ayudan, son más solidarias. Una mujer despierta menos recelos en cualquier sitio.


Ha regresado a los lugares que visitó.

Me gusta volver, aunque a veces te llevas una gran decepción. La frescura ha desaparecido. Ahora he tenido problemas para escribir otra vez sobre Oxford, uno de mis lugares favoritos.


Quizá no sea culpa del lugar, quizá era nuestra propia juventud lo que nos enamoraba de los sitios, como decía Conrad.

Tiene que ver con la edad, sí, pero no sólo. He estado en Nueva York cada año desde hace 50 y nunca he tenido problema para escribir con frescura de la ciudad. Es parte del lugar también.


¿Cuál es su lugar favorito?

Venecia. Es una obra de arte. Mi actitud va cambiando hacia ella. Me gusta su melancolía, lo que tiene de imperio perdido. Es incluso epítome de eso, no creo que sea sólo una ciudad. Cuando reemplazaron los caballos de San Marcos por copias me pareció que la magia se iba ?además, los nuevos los situaron mal, con una orientación diferente, mirándose entre ellos?. Pero no tardé en descubrir que Venecia, llena de turistas, era bella de otra manera, una eficiente máquina comercial, lo que, si se piensa bien, no está tan alejado de lo que siempre fue. Trieste me emociona quizá más, pero es más árida. Venecia está plena de imágenes para cristalizar.


¿Y el lugar que menos le ha gustado?

Indianápolis. Tampoco me gusta mucho París.


Uno de sus libros de viajes, 'Spain', está dedicado a España.

Viajamos por todo el país Elizabeth y yo en 1964, en una camioneta VW. Llevábamos a nuestro hijo Mark. En algunos sitios nunca habían visto un niño tan rubio y le llamaban "el ángel", nos facilitó mucho la comunicación. Mi hijo Henry vive ahora en España.


No tiene una gran opinión de Barcelona.

Me parece que hay algo duro en ella, poco humano. Y no me gusta Gaudí. En Barcelona, por cierto, me encontré en la calle con Margaret Thatcher, imagínese.


¿Es fetichista?, de los lugares quiero decir.

¿Si me traigo cosas? No me lo puedo permitir, tengo la casa muy llena, como ve. Sí lo soy de los libros firmados, me emociona poseer algo que ha pasado por las manos del autor.


Sorprende, precisamente en usted, el interés por lo militar.

Me gusta la estética y las cualidades militares, la amistad, el sentido del honor. Por supuesto, no la violencia, soy una suerte de pacifista-anarquista. No lo pasé mal en el ejército, conservo amigos.


Su regimiento era muy 'chic'.

Más el de mi hermano: estuvo en el 21º de lanceros.


El de la carga en Omdurman.

Sí, pero después.


Todos esos barcos de la casa, los de las vigas, el junco chino, los pesqueros, el catamarán cingalés, el acorazado... ¿Significan los barcos para usted algo especial?

Le explicaré una cosa que escribo en mi libro póstumo. Me veo a mí misma como una alegoría de tres barcos que dominaron mi juventud. Tres transatlánticos. El Normandie, bello y femenino, una nave coqueta y consciente de sí misma. El Queen Mary, aburrido pero sólido. Y el United States, fuerte, rápido, brillante. La gracia del Normandie, lo bien hecho y británico del Queen Mary, la fuerza, digna de un buque de guerra, del United States.


¿Cómo conjuga su cosmopolitismo de impenitente viajera con su hondo nacionalismo galés, su amor a Cymru (Gales)?

Lo vivo como un privilegio. Soy muy afortunada por tener ambos sentimientos. Necesito viajar, pero a la vez, a menudo me enfermo de añoranza por mi país, Gales. Mi pie izquierdo es viajero, y el derecho lo tengo bien arraigado en la tierra oscura y húmeda.


Es hora de ir a comer. Jan Morris declina como un absurdo la idea de llevarla y decide que iremos en su propio coche (!). No tranquiliza que recuerde que hace poco la pararon por exceso de velocidad. Conduce por un paisaje tan victoriano que hasta tiene cisnes. Durante el trayecto, uno puede observarla a conciencia y viene a la cabeza aquella confianza suya de que un día saldría del detestado cuerpo de hombre, su crisálida, "si no convertida en mariposa, al menos transformada en una presentable polilla".


Llegamos a un extravagante lugar llamado Portmeirion, junto al mar. La gente que la conoce la trata con absoluta naturalidad. Durante la comida -ella elige y prueba el vino-, su conversación está llena de observaciones interesantes. Del edificio de Foster en Hong Kong (uno de los mejores libros de Morris es el dedicado a la ciudad -Penguin, 1997-), dice que cuando lo miras por el interior desde abajo parece Piranesi. Habla de la caída de Singapur en manos de las tropas de Yamashita. O de Micky Burns, escritor, poeta y comando, pillado por los nazis en el raid de Saint Nazaire y enviado a Colditz, ¡desde donde se graduó en Oxford por correspondencia! -por cierto, poseía un ejemplar de Mein Kampf que le dedicó Hitler cuando era corresponsal de The Times-. Burns era amigo de Bertrand Russell, que, subraya Morris, estuvo aquí, en Portmeirion. Hablamos de Dylan Thomas, y cuando uno se pone estupendo -el vino blanco y tanto castillo y tanto Gales- y recita aquello de "Rage, rage against the dying of the Light" poniendo voz de Richard Burton, se muestra en desacuerdo: "No me gusta combatir con rabia, en ningún caso, ni ir sin gentileza". Ella prefiere a R. S. Thomas, poeta de Cardiff y clérigo panteísta, al que conoció bien, pues vivía cerca de Trefan Morys y lo veía deambular por los bosques observando pájaros hasta que casi enloqueció. Chatwin surge en la conversación. Eran amigos. "No tanto como se decía", se ensombrece. En un momento de la charla, Morris señala hacia un hotel y dice: "Ahí estuvimos Elizabeth y yo cuando murió nuestra hija de dos meses". Y uno recuerda el conmovedor pasaje en Conundrum en que Jan evoca la muerte de la pequeña Virginia, cómo Morris y su mujer se tendieron en la cama como en el poema de Emily Dickinson y pasaron la noche sin dormir, con las manos entrelazadas, escuchando cantar a un ruiseñor y llorando.


Háblenos de su 'conundrum', su enigma, su interrogante.

Mi naturaleza es la misma. Pero he cambiado porque la percepción de los otros hacia mí es diferente. Como no me tratan igual, cambia mi relación con el mundo. No soy otra persona, aunque algunas cosas se han hecho más suaves, más delicadas, y estoy contenta de que sea así. No sé si esas características diferentes de mi personalidad se deben al cambio o a la edad, si naturalmente habrían llegado igual. Insisto en que yo siempre he sido la misma por dentro. Tras la operación, intrínsecamente no cambié. Mis opiniones y mis amores son los mismos.


¿Le molesta hablar de este tema?

Sinceramente: me aburre. En Estados Unidos, nadie me pregunta. En Gran Bretaña, aún alguien. Para mí es algo ya remoto, antediluviano. Todo lo que tenía que decir lo escribí en Conundrum, hace treinta años. Pero aún la gente, sobre todo los hombres, esperan revelaciones. No deja nunca de sorprenderme la importancia que los hombres conceden al sexo físico.


Me conmovió mucho leer que se hacía algunos reproches; sobre todo, el choque que podía haber causado a otros, supongo que a Elizabeth y a sus hijos.

Pero no me reprocho el cambio, ni por un momento. No había otra manera.


¿Qué es lo que mueve y determina su vida y su trabajo?

Hay una base ética en ambos, creo en la importancia primordial de la bondad. Algo que me parece no una abstracción, sino una energía positiva bien real. La bondad y el amor. Con ellos puedes afrontarlo todo. Y si amas con fuerza, lo haces todo tuyo, las cosas, las ciudades, tu tierra o al almirante Fisher.


De vuelta a casa, Morris, que tiene el hábito de ir silbando bajito, se prepara para las fotos. Desaparece para volver con unos leves toques de maquillaje. La escritora es muy gentil, y se deja retratar gustosamente en el banco del jardín, bajo las rosas silvestres. Según la incidencia de la luz, sus rasgos parecen más o menos femeninos. Morris ha escrito que durante su periodo de ingesta de hormonas, cuando desarrolló pechos y otras características de mujer, pero no la habían librado aún de su "parafernalia", sus molestas e inelegantes "protuberancias" masculinas, se veía como un ser híbrido, "una quimera", al bañarse desnuda en su pequeño lago solitario de las Glyders. Ahora, la escritora irradia una extraña y límpida magia: es Titania o la Dama del Lago o aquella legendaria Blodeuwedd. Y se la ve completamente feliz. Así que un cuerpo de hombre puede ser un estorbo, un lastre repulsivo del que librarse... una verdadera lección de humildad para todos nosotros. Cuando sus visitantes se marchan, Morris, la gran viajera, les despide en el jardín, con verdadera pena. Se queda con Elizabeth, con sus fantasmas, sus ciudades amadas y su insondable misterio. Uno siente que ha quedado mucho por decir y se le hace un raro nudo en la garganta. Ya no hay estrechar de manos, el beso es esta vez sin reservas y nos vamos de Trefan Morys colmados de bendiciones, de alguna manera renovados y sin duda diferentes.

  • 'Un mundo escrito', de Jan Morris, está editado en España por RBA.

> Berria: Eliza > IRUÑEA: EL ARZOBISPADO DE PAMPLONA CONVOCA UN ACTO DE REPARACION POR LA PROFANACION A CRISTO

  • El Arzobispado de Pamplona convoca "un acto de reparación" por una "profanación" a Cristo durante los Sanfermines
  • El próximo 15 de julio tendrá lugar en Pamplona un "acto de reparación al Crucificado", según la página web del Arzobispado, como "desagravio por la blasfemia" reflejada en la pancarta de la peña Muthiko Alaiak, en la que se aparece un Cristo en la cruz con el brazo derecho levantado al estilo del saludo fascista. Un "ultraje" a Cristo en el momento "sagrado en el que se ofrecía como víctima expiatoria y redentora por la salvación de todos los hombres", según el responsable de la Iglesia de Navarra.
  • Libertad Digital, 2007-07-08 # EFE

El acto de "desagravio", confirmado a Efe por el Arzobispado de Pamplona, está siendo anunciado en diferentes puntos de la capital, a través de escritos firmados por el vicario general de la diócesis. En esos escritos se comunica la celebración de "un acto de reparación al Crucificado" con motivo de la pancarta del Muthiko Alaiak que como ha dicho el Arzobispo significa una "profanación del redentor de la humanidad".


El acto comenzará a las 11,30 horas con una concentración en la plaza de Santa María La Real para dirigirse en procesión con el Cristo alzado hasta la Catedral, donde se celebrará a las 12,00 horas una Eucaristía presidida por el arzobispo de Pamplona, Fernando Sebastián.


En su carta pastoral, Monseñor Fernando Sebastián, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela, anima a los católicos a "exigir por los medios legales el respeto a los símbolos de nuestra fe" y pide a las autoridades competentes que "defiendan adecuadamente el derecho de los ciudadanos católicos a vernos respetados y protegidos en nuestras creencias y sentimientos religiosos".


La polémica surgida en torno a esta pancarta estuvo también presente en la misa oficiada con motivo de la celebración de la festividad de San Fermín, en la que Monseñor Sebastián reiteró sus críticas a "la caricatura irreverente" de esa pancarta de fiestas.

> Berria: Sexualitatea > PORTUGAL: CHICAS MENORES OFRECEN SEXO VIRTUAL A CAMBIO DE RECARGAS DE MOVIL

  • Menores portuguesas ofrecen sexo virtual a cambio de que les recarguen el móvil
  • Un informe publicado en la prensa de Lisboa señala que las jóvenes lanzan sus propuestas en chats abiertos a todo el público
  • El País, 2007-07-08 # EFE · Lisboa

Menores portuguesas se ofrecen a tener sexo virtual en chats a cambio de que les recarguen el saldo de sus teléfonos móviles, según un informe que recoge hoy el periódico local Diario de Noticias.


El estudio señala que en cualquier sala de chat abierta a todo el público se pueden leer propuestas como la de la chica de 14 años que se hace llamar Dina: "Hola a todos. Hago sexophone a través de la cámara del teléfono móvil, pero sólo si me recargan el celular".


Con un lenguaje en el que se omiten buena parte de las letras y prácticamente indescifrable para aquellos que no frecuentan estos foros de Internet, las menores se ofrecen a cambio de que sumen unos pocos euros al saldo de sus móviles.


"Hay chicas con 14 años que hacen sesiones de strip y masturbación ante las cámaras web o móviles para personas que desconocen a cambio de recargas de 10 euros", según Renato Montalvo, uno de los autores del estudio.


Tras el contacto inicial en el chat, se realiza el pago a través de Internet y cuando la menor recibe el mensaje de que su saldo fue incrementado en la cantidad fijada comienzan las relaciones virtuales, aunque hay ocasiones en las que se exige un breve adelanto como garantía.

> Artikulua: Alejandro Viedma > SOBLE LGBT... "¿LO QUE?"

  • Sobre lo LGBT... «¿lo qué?»
  • AG Magazine, 2007-07-08 # Alejandro Viedma · Licenciado en Psicología · Institución Puerta Abierta · Argentina

Cuatro letras. Una sigla –a veces– imposible de pronunciar, de verbalizarla por sí misma. ¿Será por eso de que cuesta hablar de las minorías sexuales, de sexualidad en general? ¿O justamente para brindarle un estatuto único, primordial e individual a cada letra, que representa en sí misma una palabra?


LGBT: cuatro palabras: Lesbianas Gays Bisexuales Trans; cada una de ellas designa una (id)entidad propia, una determinada subjetividad que se forja en vidas, historias, ideas, sueños, devenires, desenvolvimientos, factores, modos de estar y ser diferentes y únicos.


Para priorizar la recuperación y el respeto por la diferencia (sin dejar de lado los puntos de encuentro) propongo hacer un breve recorrido por lo que se entiende de cada uno de estos cuerpos simbólicos. Sigamos, pues, letra por letra, palabra por palabra, punto por punto.


LESBIANAS



De Lesbos, antiguo nombre de la isla griega de Mitilene; comenzó a significar "homosexual" por Safo. A fines del siglo XX se convirtió en término médico para diagnosticar a "las mujeres con la misma orientación sexual que la poetisa". Luego fue adoptado por las mujeres homosexuales como signo de género, identidad y diferencia sexual; muchas mujeres lo prefieren a "gays" para diferenciarse de los varones homosexuales.


Entonces, las lesbianas son aquellas mujeres que tienen una variedad y serie de relaciones sentimentales/ pasionales/ sexuales con otras mujeres.


GAYS



La traducción al español de la palabra gay es alegre. También se refiere a personas atraídas sexualmente por gente de su mismo sexo, homosexuales, espacialmente varones.


En 1869, el médico húngaro Karoly Maria Benkert acuñó la palabra "homosexual". Luego, Richard von Krafft-Ebbing hizo adoptarla para diagnosticar patología mental.


A fines de los 60`s, el Movimiento de Liberación Gay proclamó este vocablo para oponerlo al término "homosexual" por tener, este último, connotaciones médicas y psiquiátricas; así, la actitud política del grupo fue generar un espacio social para las minorías sexuales de EE.UU. y Europa. Ese liderazgo nuevo ayudó a otros grupos radicales (el Black Power, las feministas, los estudiantes).


Su ideología inaugura una política de confrontación y visibilidad con el lema "Out of the closet and into the streets" (salir del armario/placard/encierro y volcarse a las calles).


Gay es utilizado desde que los homosexuales empezaron a reunirse y organizarse. Esta lucha logró que la homosexualidad fuera sacada de la lista de enfermedades de la Asociación de Psiquiatría Americana (APA) en 1973 y de la Organización Mundial de Salud (OMS) en 1980.


BISEXUALES


Son aquellas personas que alternan las prácticas sexo-afectivas homosexuales con las heterosexuales.


LA LETRA T



Últimamente se está utilizando la letra T para agrupar a las personas


TRANSGÉNEROS. Aquellas y aquellos cuya expresión o identidad de género difiere de las expectativas convencionales del sexo físico (travestis, transexuales, intersexuales).


TRAVESTIS.
Son las personas que usan ropa y/o maquillaje del sexo opuesto con el fin de expresar su propia identidad. Puede tratarse de mujeres que visten como hombres tanto de hombres que visten como mujeres. Su orientación sexual puede ser hétero u homosexual, pero no reniegan de sus genitales.


TRANSEXUALES.
Son personas que, en la mayoría de los casos, sienten que nacieron con el sexo equivocado, ya sean preoperadas/os ("trans" deviene de "tránsito", "haciendo camino"), posoperadas/os (aquellas/os que llevaron adelante su demanda del derecho a modificar su cuerpo a su voluntad; allí el "trans-curso" deja de ser) o no operadas/os.
Así, los/las transexuales son:

  • personas que se sienten del otro sexo y adoptan sus atuendos y comportamientos (sin necesariamente haber pasado por la operación de cambio de sexo) en busca de una identidad acorde con sus sentimientos y deseos y/o
  • personas que mediante tratamiento hormonal e intervención quirúrgica adquieren los caracteres sexuales del sexo opuesto.

INTERSEXUALES. Personas que poseen, en grados variables, caracteres sexuales de ambos sexos (varón y mujer), por lo cual los recién nacidos muestran una ambigüedad genital. En el pasado se los llamó "hermafroditas".


La política de los intersexuales es detener/criticar la práctica médica de aplicar cirugía "correctiva" -cuyas consecuencias pueden ser problemáticas o riesgosas- inmediata a los/as niños/as nacidos/as con genitales ambiguos y favorecer, en cambio, procesos centralizados en el tratamiento psicológico para los/las pacientes y sus familiares y/o personas más cercanas. El movimiento político de intersexuales reivindica el derecho a elegir la propia identidad y el propio cuerpo.


MARCO HISTÓRICO-POLÍTICO


Queer significa "raro", "inusual", "extravagante", "puto" y fue propuesto para oponerse al uso de "homosexual" a mediados de los 80`s por un movimiento estadounidense, ya que con este último término se excluía a las y los "disidentes sexuales" no gays (personas trans y bisexuales).


De este modo, la idea de utilizar "queer" era la de la inclusividad de todas las personas cuya sexualidad no encajaba dentro de la norma cultural del matrimonio heterosexual, monógamo y con fin reproductivo, así como de despojar al léxico de sus connotaciones originarias (peyorativas) para brindarle un significado nuevo y características valorativas de dignidad y orgullo.


En los últimos años, la sigla LGBT se estuvo usando para referirse al colectivo o "comunidad gay" y para tratar el conjunto de temas en torno al activismo, las organizaciones, el contenido político con nuevos discursos y estudios, la visibilidad, la lucha por la igualdad de derechos, la participación, la reflexión sobre lo grupal por parte de estas voces que se niegan a someterse a un mundo heterosexista. Las personas LGBT se sitúan en el lugar del "querer ser" LGBT más allá de las vicisitudes (prohibiciones, trabas, "ciencias", religiones, represiones, opresiones, discriminaciones, censuras, supuestos "moralistas" en contra, etc.) del contexto. Para festejar lo diverso en contraposición a los binomios exclusivos establecidos (hombre/mujer; masculino/femenino; activo/pasivo; etc.).


Y más que celebrar, bregar por el derecho a ser reconocidas y reconocidos (en la relación que se establece con el otro) en la diferencia, lejos del mandato del "deber ser" cristiano y occidental, ya que el desconocimiento de la diversidad -humana, englobadora de lo sexual, lo cultural, etc.- es una política de desvalorización y agresión que influye, por ejemplo, en una pérdida de autoestima de los sujetos sometidos a cualquier tipo de violencia ejercida por otros/as que se instituyen en una posición de poder.


Por eso, toda conquista tendrá como punto de partida hacer fuerza para que se deje de detentar una "verdad", ciertos patrones uniformes, donde las cosas tienen que ser de una manera dictada autoritariamente.


En este sentido, la antropóloga peruana Leonor Cisneros dijo (en una entrevista brindada al suplemento "Las/12" del diario Página 12, el 17-09-04), mientras comentaba acerca de sus compatriotas y demás latinoamericanos/as que forman parte de los movimientos de reivindicación de la mujer, de los grupos indígenas o de las expresiones culturales particulares -y yo sumo allí a los grupos LGBT-: «Ser diferente es estar permanentemente teniendo capacidad de dar respuesta desde nuestra diferencia. Entonces, ¿por qué tenemos esa voluntad de decir "qué parecidos somos"? ¡Mentira! Somos muy distintos, y en esa diferencia es que tenemos que encontrar nuestra esencia, que no nos hace ni mejor ni peor: nos permite encontrarnos con nosotros. La relación con el otro es siempre una relación que tiene que partir de reivindicar lo que uno es, no como carente sino como portador de una visión, de una identidad propia, que siempre está en diálogo con lo que sucede afuera».


Sabio discurso.


Ahora y finalizando, auguro un porvenir sin letras diferenciadoras, sin símbolos exclusivos de subgrupos, sin marchas en defensa de libertades.


¡¿Qué?! ¡Viedma! ¿Te volviste loco? ¿Tanta lucha tirada por la borda? ¿Me contradigo? No. El objetivo de describir un poco aquellas letras nació de notar que mucha gente (inclusive dentro de las minorías sexuales) desconoce el significado de las mismas, pero ellas abarcan tanta significación como subjetividades existan.


La lucha en nuestros días sigue teniendo razón de ser porque parece que la inclusión en la sociedad de las personas LGBT, que el "pertenecer" sólo es posible dentro de un sistema consumista, de modas, homogeneizador y por ende negador de diferencias. Cuestiones que provocan el estancamiento de las personalidades, el aplastamiento de subjetividades, la extinción de deseos.


A lo anterior opongo una deconstrucción de los sentidos cerrados/abrochados que generan que no se pueda salir de una regla incuestionada, apuesto a la caída de los dogmas, expreso el deseo de un despegue de etiquetas, deseo de des-rotular, es decir... ¡basta de señalar o considerar a los seres humanos sólo por su identidad u orientación sexual!.


Esta deconstrucción también debe hacerse desde la gente LGBT para no cristalizarse en estas cuatro letras o significados no lábiles. Si bien en un primer momento esto pudo y puede servir a la lucha, la educación y la visibilidad, luego también deberían fundirse en la diversidad. De lo contrario el "pertenecer" se convertirá en un comportamiento estanco, generalizador y normativizador. A esto me refería con el contexto obligado de consumismo y las modas "cool" (cuyo único objetivo es el armado de guetos, de "cruceros gays", de negocios exclusivos para adinerados/as gays y lesbianas, etc.).


Ser LGBT puede significar muchas cosas (muy del orden de lo imaginario), aunque puede aplastar la dimensión subjetiva si no se decide dar un paso al costado de lo inmóvil, lo fijo.


La única manera que encuentro para que esto último suceda (correrse de lo inmovible) es pensar en las identidades en un plano más amplio que lo estrictamente biológico; en este sentido, creo que la noción de género postula la construcción social que implica el ser heterosexual o LGBT y sólo pudiendo visualizar dicha construcción es posible preguntarse por qué determinadas "opciones" de identidad sexual son más estigmatizadas que otras, cuál establece la normativa "oficial" y qué tipo de relaciones se tejen entre aquellas y aquellos que están afuera de la sexualidad hegemónica.


De esta forma me despido por un ratito, con el anhelo de recibir de los lectores comentarios, propuestas, preguntas o críticas para seguir pensando conjuntamente sobre lo que nos atraviesa como humanos.

> Berria: Harrotasuna > GALICIA: LA ASOCIACION ATURUXO CELEBRA EN SANTIAGO EL ORGULLO GAY

  • El colectivo gay lucha contra tópicos usando la ironía como arma
  • La asociación Aturuxo reivindica los derechos de los bisexuales. El calor mermó la asistencia a las celebraciones, pero llenó la ciudad de turistas
  • El Correo Gallego, 2007-07-08 # Yolanda Robles · Santiago

El Orgullo Gay tuvo su día grande ayer en Santiago, organizado por la asociación Aturuxo. Durante toda la jornada se sucedieron actividades que pretendían luchar contra los estereotipos impuestos a gais, lesbianas, bisexuales y transexuales "siempre desde el humor", como indicó Lucía, componente de Aturuxo.


Una de las actividades más originales es el Maripicnic, que viene celebrándose desde hace 12 años y se ha convertido en una tradicional reunión entre un grupo de amigos que se juntan para festejar el Día del Orgullo Gay. Ayer tuvo lugar sobre las 16.00 horas en la carballeira de Santa Susana, bajo la bandera multicolor. Entre todos organizaron diversos y singulares juegos como el bolli-brilé, la carrera de tacones y el concurso de tortillas.


La convocatoria no tuvo un gran seguimiento, debido, entre otras circunstancias, al calor que provocó la elección de muchos por la playa en lugar de secundar estas celebraciones. Desde Aturuxo aseguran a este diario que "en tiempos de represión, el apoyo era mucho mayor".


Sobre las 20.00 horas de ayer partió la manifestación, que llevaba el lema "Bi-ve e deixa bi-vir", reivindicando los derechos del colectivo bisexual y que partió de la Alameda. Ésta se dirigió a la praza da Quintana, donde la fiesta continuó hasta altas horas de la madrugada.


El asfixiante calor que vivió ayer la ciudad fue una de las causas de la escasa presencia en el Día del Orgullo compostelano, pero también de la inundación de turistas y visitantes que recorrían las calles de la ciudad.


A muchos de ellos se les podía ver disfrutando de los rayos del sol en las zonas ajardinadas de la Alameda, así como en las animadas plazas del casco histórico.

  • Fiesta concierto
  • La fiesta concierto de A Quintana trajo el sonido de Projecto Mourente, y las actuaciones de The Homens, Tridance con Bellidance Performance y las Nancys Rubias, con Mario Vaquerizo.

> Berria: Justizia > UN SOLDADO EXCLUIDO EN 1979 POR HOMOSEXUAL SERA INDEMNIZADO

  • Un soldado excluido de la mili en 1979 por ser homosexual será indemnizado
  • El Tribunal Supremo ha confirmado una sentencia de la Audiencia Nacional que condenó al Estado a indemnizar con 6.000 euros al soldado.
  • La Voz de Galicia, 2007-07-08

El Tribunal Supremo ha confirmado una sentencia de la Audiencia Nacional que condenó al Estado a indemnizar con 6.000 euros, por daños morales, a un soldado que en 1979 fue excluido del servicio militar por homosexual.


Así lo acuerda la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo en una sentencia, en la que desestima el recurso interpuesto por el soldado Pere C. contra la dictada por la Audiencia Nacional en 2003.


Pere en 1999 se dirigió al Ministerio de Defensa y solicitó una indemnización de 961.619 euros al alegar que se incorporó al servicio militar en el cuartel naval de Cartagena el 2 de mayo de 1978 y después de jurar bandera obtuvo destino en la Base de Submarinos, donde, a su juicio, fue tratado de forma «vejatoria y denigrante por sus superiores».


Según explica la sentencia, Pere C. intentó suicidarse, ingresó de urgencia en el Hospital Militar de Marina y el 12 de febrero de 1979 un decreto del Estado Mayor le excluyó del servicio militar por homosexual, lo que se hizo constar en su cartilla militar.


La referida exclusión del servicio militar se realizó en 1979 y posteriormente fue rectificada en los años 1991 y 1995.


El recurrente alega -añade la sentencia- que esta situación le ha ocasionado graves lesiones y daños morales «por la marginación sufrida por constar en un documento oficial un aspecto tan íntimo que afecta a sus derechos al honor, la intimidad y la igualdad».


Defensa archivó en dos ocasiones el expediente debido a que el hombre no compareció ante el correspondiente Tribunal Médico Militar para reconocimiento sobre las secuelas alegadas y posibles causas de las mismas y al no estar conforme interpuso un recurso.


Según varios informes médicos, Pere C. sufre trastorno esquizoafectivo y se le diagnosticó un «trastorno delirante límite de la personalidad y delirio contra el Ejército español, contra el que mantiene una batalla judicial».


La Audiencia Nacional
en octubre de 2003 estimó parcialmente su recurso y acordó indemnizarle por daños morales aunque concluyó que no se había acreditado que los daños referentes a las enfermedades que padece sean consecuencia de sus relaciones militares con la Administración Pública.


No obstante, Pere C. recurrió ante el Tribunal Supremo al considerar que los 6.000 euros -indica- «ni por asomo llegan a reparar la mínima parte del pretium doloris y de las secuelas físicas y psicológicas causadas, ni tan solo los gastos a que ha tenido que hacer frente en abogados y procurador para que se reconociera la discriminación sufrida».


El Alto Tribunal recuerda que la indemnización fijada no tiene por objeto reparar la totalidad de los perjuicios invocados por el recurrente, que incluye las secuelas físicas y psicológicas que entiende causadas por el Ministerio de Defensa y que se han excluido por la Audiencia «de manera justificada».


La cuestión, según concluye el Tribunal Supremo, «se limita a la reparación del daño moral (...) derivado de la causa de exclusión del servicio militar aplicada al mismo».