2007/01/08

> Berria: Trans > IRAN: PIDE EL DIVORCIO TRAS DESCUBRIR QUE SU ESPOSA ERA TRANSEXUAL

  • Diario La Rioja, 2007-02-08
  • Pide el divorcio en Irán tras descubrir que su esposa era un hombre

Un iraní solicitó su divorcio al afirmar que su esposa era en realidad un hombre que se había sometido a una operación de cambio de sexo, informó ayer el diario 'Etemad'. El hombre, identificado sólo por su nombre de pila, Farhad, pidió el divorcio después de que su esposa le exigiera el pago de 40 millones de riales (4.300 dólares), acordados durante la boda.

«Después de mi boda con Mina hace cuatro años, descubrí que se había sometido a una operación de cambio de sexo y que, en realidad, se llamaba Huchang», explicó el decepcionado marido. Durante cuatro años «traté de acostumbrarme», pero «cuando me pidió que le pagara la dote, me informé y me di cuenta de que nuestro matrimonio era ilegal», señaló.

La mujer, por su parte, afirmó ante el juez que quería seguir viviendo con su esposo, pero reclamó asimismo cobrar esa suma, tal y como prevé la ley iraní. Según el derecho iraní, en el momento de la boda, el esposo se compromete a abonar una suma de dinero a su esposa, que debe percibir en caso de separación, pero que puede reclamar también con anterioridad.

Los textos de la República Islámica autorizan por otra parte el cambio de sexo bajo algunas condiciones, pero los transexuales no están del todo aceptados en la sociedad iraní..

> Erreportajea: Sexualitatea > LA RED DEVUELVE EL BRIO AL AMOR LIBRE

This summary is not available. Please click here to view the post.

> Iritzia: Amando de Miguel > EL LATIN DE NUESTRO TIEMPO: EL INGLES

  • El latín de nuestro tiempo: el inglés
  • El Telegrama de Melilla, 2007-01-08 # Amando de Miguel


Asier Larrauri me dice que es mejor decir anglosajón que anglicano para calificar al idioma de los ingleses. A mí me gusta lo de anglicano como relativo a la cultura inglesa, y por tanto lo que se refiere a la religión establecida o a la lengua común.


En cambio, anglosajón es un término étnico, por otra parte no muy preciso. Ya sé que en este caso no puedo apoyarme en la autoridad de los diccionarios. Simplemente digo lo que me pide el cuerpo.


José María Iboleón Adarraga se extraña del “palabro organizacional”. Me consulta si está bien dicho, tanto palabro como organizacional. El palabro expresa divinamente la intención de calificar una voz como desmesurada, estrambótica. Lo de organizacional sigue la moda anglicana que prestigia los adjetivos en –al, como opcional, operacional, educacional, apariencial, etc. Mejor será decir organizativo, optativo, operativo, educativo, aparente, etc. Predicar en el desierto es mi especialidad.


David González Calleja aduce una ingeniosa teoría para explicar la voz gay (pronúnciase guey en inglés). Según ese culto corresponsal, “la voz gay no significa varón homosexual, sino que es equivalente a homosexual hombre o mujer, ya que está formada por la unión de guy (es decir, nuestro coloquial tío) y la voz gal (es decir, tía). Por tanto, gay = gal + guy (con las chicas primero, por cierto), o sea, el que es tío y tía”. En todo caso, digo yo, sería mejor decir “el que no es ni tío ni tía”. La teoría es ingeniosa, pero no se sostiene. Como en tantas otras ocasiones de neologismos, se busca una interpretación ex post facto que resulte atractiva. Pero los idiomas evolucionan lentamente, a su modo. Veamos:


La equivalencia de guy con tío, en el sentido popular de un varón un tanto chulesco se remonta en Inglaterra a la intentona de un tal Guy Fawkes de incendiar la Cámara de los Lores el 5 de noviembre de 1605. Fue la llamada Conspiración de la Pólvora, un fallido atentado terrorista, diríamos hoy. A partir de entonces se celebra “el día de Guy Fawkes”, en el que se hace una parodia del famoso terrorista católico. Los niños van de puerta en puerta pidiendo “un penique para Guy”. De ahí se formó el genérico de guy como equivalente de lo que nosotros llamamos tío en lenguaje juvenil y arrastrado.


Lo de gay tiene un origen diferente. En diferentes lenguas europeas (gayo en español) significa, desde hace mucho tiempo alegre, feliz, cachondo, vivalavirgen. Es lógico que, de ese significado genérico, pasar a designar a los invertidos, maricones u homosexuales. Ese último término es muy reciente. La equivalencia de gay con invertido se produce en Inglaterra a partir de un personaje en la obra de Nicholas Rowe, The Fair Penitent (1703). El protagonista, el gay Lothario, es una especie de donjuán promiscuo. A partir de entonces gay quedó como el varón lujurioso de indefinida sexualidad. La historia nada tiene que ver con guy ni con gal (muchacha).


En cambio, le doy la razón a don David respecto a la estupidez del término homofobia “para describir el odio, o el desprecio, o lo que sea a los homosexuales”. En todo caso sería “odio a los iguales” (homo). Sí, señor. La palabra está ya introducida, una vez más, como importación fraudulenta del inglés. Dado que el inglés aborrece las palabras largas, un homosexual acaba siendo un homo. Esa contracción resulta disparatada en español. Claro que lo de metrosexual resulta un término todavía más idiota.


[...]