- Imágenes del cuero
Varias imágenes ha dejado grabadas el fin de semana en la retina. Uno respeta, como le enseñaron desde muchacho, que cada cual cuente con la orientación sexual que la vida le haya dado, o que se haya permitido escoger tras diversas experiencia. Uno también respeta el hecho de que existan mujeres que se consideran psicológicamente atrapadas en un cuerpo de hombre, o viceversa. Es decir, que uno no hace mayor problema de que una parte de los individuos -como viene sucediendo desde que existe el género humano- sea homosexual. Adviértase que ni siquiera hacemos uso aquí de la palabra tolerancia, tan gastada, y tan engañosa, pues da por supuesto que los tolerantes se sitúan en un peldaño superior al de los tolerados.
Es cuestión de respeto, un término que, no obstante, oscila, según el Diccionario, entre la consideración, la prevención o el acatamiento por cortesía.
Digámoslo, por tanto, así: cortesía cívica hacia quienes sienten orgullo de sí mismos.
Ahora bien, si el día de mayor expresión pública de ese orgullo gay, lesbiano y transexual, consiste en espaldas peludas al aire, correas tachonadas, taparrabos de cuero, tangas de purpurina y sostenes de látex, debemos de habernos equivocado de fecha, pues más parece que en todo ello vibra el espíritu del Carnaval, ya que existen miles de heterosexuales que en las carnestolendas lucen vestimentas mucho más llamativas y, en numerosas ocasiones, mucho menos estandarizadas.
Queremos decir que parece existir un arquetipo gay, lesbiano y transexual que es el que los propios orgullosos desean transmitir a la sociedad, tal vez para impactar sobre los heteros.
Lo cual vendría a probar que, aunque una parte haya elegido la cortesía cívica, a la otra no le basta, «pour épater le bourgeois», o por el motivo que sea.
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