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• El día del orgullo macho
• ABC, 2007-07-02 # Alberto García Reyes

«Aquel que es demasiado pequeño tiene un orgullo grande». Voltaire.

Miras a tu alrededor y ves arcoiris por todas partes. No llueve. La fiesta de colores que invade tu vista se celebra en los retales de la condición humana. Alguien por televisión habla de una bandera colocada en el Ayuntamiento de Jaén. En Dos Hermanas te han contado que le han dado un homenaje a los orgullosos. Por la radio escuchas que se ha formado una trifulca en Salamanca porque la policía ha retirado del Consistorio una tela colorida. Le llaman a eso homofobia. Puñetera dictadura de lo políticamente correcto. Progresía falsa, huera. Si disientes del día del orgullo gay eres un homófobo. Qué palabra más horrenda. Entonces piensas: ¿los homófobos no son ellos? ¿De qué hay que enorgullecerse? ¿Está orgulloso el negro de ser negro, el blanco de ser blanco, el chino de ser chino? ¿Por qué hay que estar orgulloso de ser gay? Lo piensas, pero no te atreves a decirlo cuando, al ponerte el café, el camarero te comenta el tema. No vayan a pensar que eres un facha. Te tragas el café hirviendo, pero lo que te quema la lengua es tu silencio. No puedes decir que sentirse orgulloso de la condición propia es un síntoma de inferioridad. Que una cosa es vivir en igualdad con quienes son de distinta condición y otra celebrar e imponer la tuya. Piensas que tú eres heterosexual y no vas ondeando una bandera por la calle para que todo el mundo se entere. Caes en la cuenta de que en tu pueblo el Ayuntamiento no celebra el día de los heterosexuales. Y entonces te dedicas, mientras apuras el café, a hacer una lista en tu mente de las cosas por las que te sientes orgulloso en la vida: has construido una familia, sacaste tu carrera adelante sin que tus padres tuvieran que ayudarte, has logrado dejar de fumar, un amigo te ha mandado un mensaje al móvil para decirte que te quiere, tu hermano te llama todos los días, tu hijo se duerme mientras le cuentas un cuento, tu jefe alaba tu trabajo...

No estás orgulloso de tu raza, de tu inteligencia o de tu sexo. No tienes por qué estar orgulloso de lo que eres, sino de lo que logras. Pero si no entiendes por qué se celebra el día del orgullo gay eres un homófobo. Quienes festejan su naturaleza no lo son. Lo eres tú, que nunca le has preguntado a nadie su condición sexual. Que siempre has respetado a quienes te han respetado a ti. Que jamás has juzgado a otro por ser de una determinada manera. Que tantas veces reflexionaste sobre lo duro que tiene que ser vivir en el cuerpo equivocado. Podrida sociedad que quiere progresar celebrando su esencia. Tú, que fuiste educado para no publicar tus inmanencias, te ves sometido a la dictadura social y te callas la boca. Llegas a casa elucubrando enfurecido por todo ello y aprietas el botón del mando a distancia. Un sarasa que esputa necedades a diario en televisión pide un primer plano y escupe: «Hay que apoyar esto porque van a venir maricas y bolleras de todo el mundo y se van a recaudar 20 millones de euros». Ay, si se te hubiera ocurrido a ti decir «maricas y bolleras»... Ay, como a alguien se le ocurra inventarse el día del orgullo macho...