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• El circo de los Kaczynski
• Los gemelos, principales opositores al nuevo acuerdo europeo, dirigen el Gobierno desde posiciones muy alejadas de la evolucionada sociedad del país
• El Diario Vasco, 2007-07-02 # Ramiro Villapadierna · Dv · Berlín

Será porque son dos, pero ni Polonia descansa, ni hay ya día sin uno de los hermanos Kaczynski en la noticia. Tal vez como se decía hace un siglo en Nueva York, los polacos son buenos para un trago y una pelea, pero cabe preguntarse si es éste el tiempo y el espacio para una buena pelea polaca o si Bruselas debe realmente terminar de doblegar el ánimo de los últimos europeos rebeldes y no homologados.

Los hermanos Kaczynski se afilaron los dientes políticos contra un régimen que hasta hace poco mandaba tirar a matar sobre los huelguistas -ahora se cumple el aniversario de la matanza del tajo Wujek-, circunstancia que ningún altivo dirigente occidental ha tenido el disgusto de conocer y que tal vez sólo puedan recordar un Ortega en Nicaragua o un Ramos Horta en Timor. Esto, como se vio con Walesa y otros opositores profesionales, no es garantía de sabiduría pero fija cierta calidad del paño.

Quien aún conozca un poco más de Polonia, reconocerá que ni estos gemelos de 58 años son representación cierta de la evolucionada sociedad polaca, ni siquiera del conjunto de su propio partido Ley y Justicia (PiS). Pero éste se llama así justo por el caos de la transición y de la propia alma polaca, trufada de heroísmo como de componendas. Además, no se trata de un partido ultra ni ha cometido «brutalidades», como sostenía en la última visita la directora de Información Internacional de La Moncloa.

Tal vez se refieran a otros socios como la ultramontana Liga de las Familias Polacas o los nacionalistas de Autodefensa Polaca, elementos que también se encuentran en los ex comunistas del Partido Campesino, pero pocos se sustraen ni a la ignorancia sobre la nueva realidad centroeuropa ni a la tentación de dar un palo al muñeco de los Kaczynski.

Pero de seguido, el primer error de los gemelos es haber terminado gobernando los dos, Lech como presidente de la república, y Jaroslaw, que es la mente pensante del tándem, como primer ministro; dando lugar a la broma fácil y cuando aún se los recuerda como la pareja de niños prodigio del cine polaco.

Miedo escénico
El segundo error de la controvertida pareja es haber prescindido de los liberales (UW-PD), garantía en distintos gobiernos, para ir a aliarse con los chauvinistas y, además, ser incapaces de sacudirse la influencia de una radio de barricada que es impermeable a 15 años de apertura. Radio Marija, una emisora combativa, antieuropea, ultramontana e incívica, que malgasta su gran poder insultando a judíos, homosexuales o europeístas.

El tercer error sería haberse vuelto de cara al pasado el día que tocaba el gran salto al futuro de la integración europea. Se trata de un recurso equivalente al miedo escénico del opositor profesional y, por si fuera poco, evidencia la falta de programa de los gobernantes del país. Con todo el chaqueteo de agentes reconvertidos y privatizaciones distraídas por los socialistas en la transición, la sociedad polaca va muy por delante de sus dirigentes.

Éste es el gran peaje que están haciendo pagar a Polonia los Kaczynski -pese al 60% de ciudadanos que a ratos respalda su pelea- y no el pago que sostienen que les exige Bruselas. Puede resultar desorbitada, sí con cierta razón, la campaña antipolaca lanzada entre la militancia homosexual, pues no ha habido ninguna medida reflejada en la legislación del país, más allá de declaraciones de escaso gusto. No hay duda de que estos reflejos ni otros antialemanes van al paso de la propia sociedad, a la que mejor sería ayudar a encauzar los cambios que demonizar como paletos bushianos, como piden hasta los opositores.

«Los polacos tienen algo de italianos: saben vivir y prosperar ajenos a los volubles gobiernos que se dan una y otra vez», explica de la agitada transición el traductor de la Nobel de Literatura Wyslawa Szymborska y director del Cervantes de Varsovia. Pocas economías se han desarrollado así en Europa desde hace 15 años. El ejercicio que viene Polonia pasará de recibir 1.500 a 40.000 millones de euros de la UE y en tres años de integración en el entramado europeo el paro se habrá reducido de un 17,7% a un 9%.

Convertidos en restos inadaptados del pasado, los hermanos Kaczynski harían bien en saber que estas cuentas son parte del trato europeo y no pago alguno por siglos de heroicidades de las que ellos mismos descienden.