- Asignatura
- El País, 2007-10-10 # Elvira Lindo
Me cuenta una profesora de Historia de un colegio concertado cómo, apremiada por la insistencia de los padres en discutir si había que aceptar o no la Educación para la Ciudadanía, una de las religiosas que dirigen el centro, contestó: "No es un asunto urgente pero quiero que tengan claro que cuando la asignatura tenga que darse, se dará". La religiosa no se sumaba a la rebelión a la que algunos sectores defensores de las esencias católicas animan. Probablemente, sobre sus manos caerán asuntos como la homosexualidad, la inmigración o la violencia y los manejará sin el más mínimo problema, haciendo compatibles sus creencias con los principios que definen nuestra democracia. No es tan difícil. Como no es difícil entender que la sociedad suele ser mucho más transversal (por emplear un término tan en boga) de lo que nuestra clase política se cree. Los burdos intentos de estereotipar a los ciudadanos en monigotes de derecha o de izquierda que tienen su voto vendido de antemano hacen aguas según esta democracia, aún inmadura, cumple años y permite que cada español se organice su universo ideológico sin orejeras partidistas. Por suerte, no todos los creyentes responden a lo que quisiera la santa carcundia y sus voceros, ni al sambenito de reaccionarios que les atribuye a veces la izquierda. Otro tanto pasa con la ya cansina definición de pijo o de progre, términos que algunos creíamos guardados en el baúl de los recuerdos, pero que se han desempolvado para su uso en un momento en que hay tanto votante del PP que se aprovecha de las libertades individuales defendidas por la izquierda (progres), como votantes del PSOE que creen que el PP consiste en diez millones de pijos gangosos, lo cual haría de España un país inaudito: con una clase alta más numerosa que la trabajadora. Los socialistas dan por hecho que a los niños de los populares les va a venir de perlas que en la escuela les den un repasillo democrático, pero parecen obviar que es estupendo que a cualquier niño, incluso al propio, le corrijan las tonterías que escucha en casa, como por ejemplo, que todos los adversarios son imbéciles. Por desgracia, no se ha inventado en este mundo partido que te libre de ser un imbécil.
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