- Europa, tierra de 'halal'
- La búsqueda de identidad de los musulmanes multiplica la venta de alimentos, cosméticos y medicinas elaborados de acuerdo con los preceptos del Islam
- El País, 2007-01-31 # Ana Carbajosa · Bruselas
Burger halal, pizza halal, yogur halal, medicinas halal. La oferta de productos fabricados según los preceptos del islam es inabarcable en las calles del barrio bruselense de Molenbeek. No es un caso aislado. La vuelta a la religión y el deseo de autoafirmación de unos musulmanes de tercera generación cada vez más pudientes, ha disparado el consumo de estos productos en Europa, que según las cifras que manejan los comerciantes -no hay datos oficiales- ha crecido en un 15% anual desde finales de los noventa. La ausencia de un organismo oficial de certificación, que diga qué es halal (lícito) y qué no, empieza sin embargo a sacar a la luz fraudes que según vaticinan los expertos serán cada más frecuentes.
"Hay una vuelta a la religión. Mis padres van ahora más a la mezquita y este año han peregrinado a
La familia de Reghif es un caso típico, porque es precisamente la tercera generación de musulmanes europeos la que ahora vuelve a sus raíces y la que encuentra en el halal, como en el velo, una suerte de afirmación frente a la cultura occidental.
"Los sociólogos pensaban que después de algunos años, los musulmanes que emigraron a Europa dejarían de comer carne halal y se asimilarían a la cultura occidental, pero se equivocaron", explica Farid el Asri, investigador del centro interdisciplinar de estudios del islam de
Empresas como Carrefour ya dedican en Francia una gran superficie dentro de sus supermercados a los productos islámicos. Karijn Bonne, investigadora de marketing de
Mohamed Sadek preside el Consejo Europeo de comida islámica, y está de acuerdo con El Farid en que el universo halal experimenta un crecimiento imparable en Europa, donde viven 15 millones de musulmanes. "Esto va a más, asistimos a un verdadero boom", explica. "Cada día recibimos peticiones de empresas para que les certifiquemos sus productos y también para exportar a Indonesia y a Oriente Próximo", indica Sadek.
La institución que preside Sadek se dedica a certificar que, efectivamente, esa carne, esos cosméticos o esos medicamentos cumplen los preceptos del islam. Lo primero es comprobar los ingredientes y asegurarse de que no contengan cerdo ni alcohol o sus derivados. Después, que el animal en cuestión haya sido degollado mirando a
Sadek cuenta también que muchos empresarios europeos se han dado cuenta del filón comercial que abre la exportación de halal, y que el 80% de los propietarios de firmas que fabrican este tipo de productos no son musulmanes. Entre los clientes de Sadek figura una empresa española, de Granada, que fabrica potitos halal para niños. Bélgica y Francia son sin embargo los países europeos en los que más se consume halal. Y triunfa sobre todo entre los jóvenes. "Son ellos los que más nos hacen consultas a través de Internet, porque son los más observantes de la religión", añade Sadek. Un estudio del Policy Exchange Found hecho público esta semana en el Reino Unido señala, tras entrevistar a un millar de musulmanes británicos, que son los jóvenes los que dicen apoyar más la ley islámica (sharía), las escuelas religiosas y el uso del velo.
Pero al sector, pese a su éxito -la oficina de control holandesa cifra en 18.000 millones de dólares (14.900 millones de euros) el consumo de halal en Europa- , le preocupa su futuro. La falta de organismos oficiales en
En la web no faltan los artículos que hablan ya de "la mafia del falso halal" en Europa, que algunos achacan al hecho de que los propietarios de los negocios no sean musulmanes. El Farid augura tiempos difíciles para el diálogo entre civilizaciones el día en que los fraudes empiecen a salir a la luz.
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