2007/10/29

Berria: Aktibismoa > GEHITU, DIEZ AÑOS DE LUCHA POR LA IGUALDAD

  • Diez años de lucha por la igualdad
  • Noticias de Gipuzkoa, 2007-10-29

Con la sensación de que se ha avanzado mucho, pero con la certeza de que queda bastante más por hacer. Así afronta Gehitu, la Asociación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Transexuales de Euskadi, su décimo aniversario. Con una masa social diez veces superior a la inicial (es una de las más numerosas del Estado con cerca de 400 personas) y una organización netamente más asentada, este colectivo considera que ha cubierto un espacio necesario en la sociedad vasca y reconoce haber asistido a hitos impensables hace una década. La relajación, no obstante, no entra en sus planes.


"Se ha hecho mucho, pero no por eso hay que decir 'ya está'. La realidad es que hay que normalizarlo desde el día a día", asegura Koro del Santo, la primera mujer que participó de forma activa en la asociación -de la que posteriormente ocupó la vicepresidencia y la co-presidencia-, hace ahora cerca de nueve años. Hasta su entrada, Gehitu estuvo compuesto sólo por hombres, aunque siempre con el convencimiento de que "las mujeres tenían que tener cabida", según señala Amando Pavía, actual presidente de la entidad y uno de sus socios fundadores.


El inicio de la asociación, recuerda este donostiarra, se remonta al 19 de octubre de 1997. "En realidad, hubo dos momentos. Una primera reunión (el día 19) en casa de Iñigo Lamarca -actual Ararteko y primer presidente de Gehitu- a la que acudimos unas 18 personas y un segundo encuentro, una semana después (el día 25) en el palacio Goikoa de Donostia, en el que se votaron los estatutos y se designó el nombre de Gehitu".


El comienzo, prosigue, se fraguó desde el pensamiento de que había que dar pasos hacia adelante. "De la forma más tonta, una serie de personas empezamos a juntarnos. Al principio, de una manera muy lúdica, con fiestas, primero particulares y, más tarde, en un local en el que se llegaban a juntar más de 100 personas. Nos pareció que había que dar un salto, se fue formando un grupo de gente que creía que había que hacer algo más. Y los colectivos que en ese momento luchaban por los derechos de gays y lesbianas no nos convencían. Queríamos hacer algo mucho más plural y para todos".


Objetivo inicial: "Socialización"
El objetivo en aquellos momentos, añade Blas Olasagasti, otro de los socios fundadores, iba enfocado a la "socialización" y, desde esta última, a la "visualización". "No encontrábamos un ambiente favorable, aparte de los propios bares o pubs . No teníamos un ámbito en el que socializarnos a nivel personal y sí notábamos esa necesidad. De ahí surgió la idea de crear algo. No veníamos a hacer la competencia a nadie, sino a ocupar un hueco que creíamos que no estaba cubierto", señala.


Olasagasti destaca la calidad humana de aquel grupo inicial. "Iñigo Lamarca tenía una gran capacidad personal y, en torno a él, había un grupo de personas muy activas, con inquietudes y con un nivel de compromiso y de calidad humana extraordinarios. Había un planteamiento serio".


"En tres años, Gehitu se hizo grandísimo", añade Koro del Santo. Esta donostiarra recuerda, sobre su entrada en la asociación, que fue Ernesto Gasco -actual concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Donostia- quien, "después de insistir bastante", le convenció para formar parte. "Los dos estábamos metidos en la asociación de apoyo a los saharauis. Me lo comentó varias veces y, aunque en principio no podía porque coincidían las reuniones de Gehitu con las de ese otro movimiento, terminé entrando. Me pareció una causa muy interesante".


Desde entonces, dice, ha mejorado mucho la situación de los colectivos de gays y lesbianas, sin que ello esconda las asignaturas pendientes de acometer. Entre ellas, subraya, la de ayudar a hacer más conocida la homosexualidad femenina. "Hay un abismo entre el mundo de los gays y el de las lesbianas. Este último es menos público y más desconocido. No está bien visto. Está estigmatizado y hay mucha soledad. Creo que, también en eso, hay machismo, se produce una doble marginación".


Retos pendientes: Educación y tercera edad
Del Santo reconoce que es muy difícil ver que una mujer haga pública su homosexualidad y plantea que "cada uno se pregunte por qué". Desde su experiencia personal, anima a las personas a dar ese paso público, porque "uno vive mejor siendo uno de verdad que haciendo doble vida ", y pide que haya "más ayuda asistencial y psicológica a nivel educativo".


Ése, no obstante, no es el único reto pendiente, según reconocen tanto Koro del Santo como Amando Pavía y Blas Olasagasti. "Quedan por acometer campos muy concretos", indica este último. Cita, entre los mismos, la Educación en los colegios, la diversidad familiar, la tercera edad - "¿se va a permitir en los asilos que un hombre de 70 años viva con su pareja?", se pregunta- y la homosexualidad en los pueblos pequeños.


Asimismo, Olasagasti destaca la importancia de mantener el espíritu original de lucha. "Las actividades asociativas tienen mucho éxito y las más reivindicativas tienen menos participación. Es algo que pasa en la sociedad y que es lógico, pero no deseable. Una cosa no tiene por qué ir en detrimento de la otra".


Destaca, en cualquier caso, la relevancia de los avances producidos en estos años, con hitos que incluso han superado las expectativas del comienzo, como la aprobación de la ley que permite los matrimonios entre homosexuales. "Fue un gran momento", coincide Amando Pavía, que recuerda aquel día como "lo mejor" de estos diez años.


Su respuesta en relación a "lo peor" es igual de clara. "Cada vez que nos llegan noticias de gente que ha sido lapidada, ahorcada o asesinada. No tan lejos, hay países en los que los gays son excarcelados o asesinados. Y si los hombres lo tenemos duro, las mujeres ni te cuento".


La implicación en ese ámbito internacional se erige, precisamente, en otro de los retos para los próximos años. Una de las grandes líneas de actuación para una asociación que tratará de seguir cubriendo ese espacio que quiso abarcar desde su creación en aquella primera reunión de 1997. Lo realizado hasta ahora será, sin duda, una buena piedra sobre la que asentar esas bases futuras.


  • Amando Pavía, presiente de Gehitu
  • "En la juventud y la tercera edad se dan situaciones muy duras"
  • Noticias de Gipuzkoa, 2007-10-29 # M. Cifuentes · Donostia

Han transcurrido diez años desde la fundación de Gehitu. ¿Considera cumplidos los objetivos marcados en un principio?
Según en qué objetivos, incluso, se han superado las expectativas. Por ejemplo, con la palabra matrimonio. Cuando se inició Gehitu, nosotros hablábamos de lograr unas uniones civiles, pero en ningún momento de la palabra matrimonio, Más tarde, desde hace cuatro o cinco años, se vio que si pedíamos la igualdad tenía que ser plena, pero tampoco creíamos que iba a llegar tan fácil.


¿Cuáles son los siguientes retos?
Tenemos la sensacion de que, de cara a la sociedad, esta igualdad legal hace que mucha gente tenga una especie de pensamiento en el que nos dice 'bueno, ya, callaros de una vez'. Y, en cambio, nos siguen llegando muchos casos de chavales en los institutos... ¡y qué dolorosos son! Está estudiado que uno de los mayores motivos de bullying y de suicidio en los adolescentes está relacionado con chavales que se sienten homosexuales. Personas que, al no encontrar ningún apoyo social, sino todo lo contrario, terminan suicidándose o, por ejemplo, viniendo a Gehitu. En ese campo queda muchísimo por hacer.


¿Especialmente en ese campo?

Hay otro, el de la diferencia entre las ciudades grandes y los pueblos, en el que constatamos esa necesidad de hacer algo. En Gipuzkoa mismo, es muchísimo más difícil la situación de un pueblo pequeño. Hay un éxodo enorme de la gente de los pueblos y eso es porque todavía hay muchísimo miedo a 'salir del armario'.


¿Contempla otros ámbitos pendientes de actuación?
Existe otro campo en el que queda mucho por hacer, el de la tercera edad. Todas las personas de 50 ó 60 años son gente que lo ha pasado muy mal en su juventud y madurez. Mucha de ella se ha casado y, hoy en día, que parece que está todo conseguido, es incapaz de dar el salto. Y a medida que se van haciendo mayores es todavía más duro. Van a residencias donde siguen mostrándose como heterosexuales, pero se siguen enamorando de los ancianos o ancianas de su mismo sexo, y se dan situaciones muy duras. Es uno de los campos más difíciles, con la misma proporción de homosexuales que en cualquier otra edad.


¿Hay quien muere sin llegar a comunicar su homosexualidad?

A nivel de ancianos, la mayoría. Se empiezan a dar casos de hijos que descubren la homosexualidad de sus padres una vez muertos. Hay gente que muere habiendo tenido una vida homosexual muy dura y en silencio.


Incluso, ¿sin ninguna relación física con alguien de su mismo sexo?
Así es. Puede ser que uno no se haya atrevido nunca a actuar. Personas que viven con su mujer e hijos y de cuya homosexualidad no queda ningún testimonio. Y, repito, el 5% o 10% que se atribuye a los homosexuales es idéntico en todas las edades. Sin embargo, coges la gente que lo lleva con naturalidad y ves que su edad no suele superar los cuarenta y tantos.


¿Qué sucede a partir de esa edad?

A partir de ahí no es que no se casen, es que ni se sabe. No hay nadie. Parece que no existen. Y existen en la misma proporción. Hay miles y miles. ¿Donde están? Pasándolo fatal, pero porque es lo que han aprendido en la vida. La gente se acerca a Gehitu con un dolor impresionante. Pero, insisto, es muy difícil llegar a ese campo. Es más fácil llegar al de los jóvenes.


A menudo se escuchan testimonios de personas a las que les ha costado aceptar su condición homosexual. ¿Hay, incluso, quien muere sin llegar a hacerlo?
Sí. Hay una variedad muy grande en el modo en que cada uno ha decidido vivir su vida. Y si nos vamos a la gente que hace cuatro décadas tenía 20 ó 30 años, imagínate. O eras muy valiente, o tenías dinero y salías a otro país... Aquí no se podía. A muchísima gente que ahora tiene 60 u 80 años le tocó no sólo vivirlo a escondidas, sino no aceptarlo. Rechazarlo radicalmente y morir así.


  • Txaro Gómez, miembro de Gehitu
  • "Si estuviera normalizado, ni siquiera existiría esta entrevista"
  • Noticias de Gipuzkoa, 2007-10-29 # M. Cifuentes · Donostia

Apenas lleva doce meses en Gehitu. Desde esa breve estancia, ¿cómo valora la situación que vive en estos momentos el colectivo de gays y lesbianas en Gipuzkoa?
Creo que se está avanzando muchísimo. Sobre todo, después de la aprobación de la ley que permite los matrimonios entre homosexuales. Eso ha dado mucha presencia en la sociedad, todo resulta más fácil desde ese momento. Poco a poco se le está dando mayor visibilidad y, al menos, ya hay algunas mujeres que nos atrevemos a plantarnos tranquilamente, sin ningún problema.


Quizás el problema esté en que aún se tenga que hablar de 'atreverse'.
Si, eso sí. Aún estamos en el punto de atrevernos. Es que, si estuviéramos en un punto de normalización, ni siquiera existiría esta entrevista. Empezamos a atrevernos, pero queda mucho. En el caso de las mujeres, además, hay una doble dificultad.


¿A qué cree que se debe?
Si la mujer ya está como en un segundo plano con respecto al hombre, imagínate mujer y lesbiana. Existen los prototipos de camionera, de machito... Como si fueras lo peor de lo peor. Es lo de siempre. Si la mujer ya sufre discriminación, pues mujer y lesbiana... todavía más.


¿Existe más miedo a hacer pública la homosexualidad en las mujeres?

Creo que sí, nos cuesta más. Para las mujeres siempre ha sido más difícil.


En su caso particular, ¿cuándo y por qué llegó ese atrevimiento?
Llegó a raíz de mi boda, hace dos años. Salvo con mis hermanos o mi padre, yo no había hablado de este tema con nadie. No me había manifestado. Hasta que me casé. La boda significaba que estaba legalizada y, por lo tanto, que existía. Y como existía, tenía todo el derecho del mundo a plantarme en la sociedad tal cual soy, sin sentir que soy ni más ni menos que nadie.


¿Ha sido positiva su experiencia?

Completamente. Me siento tan bien que ni siquiera sé si hay reacciones negativas o no, no las capto. Desde la boda, todo ha ido muy bien.


¿Qué le impidió hasta entonces hablar abiertamente de su condición sexual? ¿Miedo al rechazo?
Sí. Lo que vives es un poco eso, el miedo al rechazo. Porque no te relacionas en igualdad. Por ejemplo, si te presentas en cualquier sitio con tu pareja, te dicen a ver si es una amiga. No estás en pie de igualdad.


¿Es real la percepción que existe hoy en día de que ahora existe más respaldo social para 'salir del armario' que hace años?

Creo que sigue habiendo dificultades y que las habrá durante bastante tiempo, pero es cierto que se ha producido una transformación en la gente desde que hay una existencia legal. Es cierto que habrá quien lo pase mal por su familia, o quien lo tenga difícil en un pueblo, pero yo he notado mucho cambio desde esa ley.


¿Qué les diría a quienes aún no se atreven a dar ese paso?

Es que cada uno tiene que valorar en qué situación está. A lo mejor, si yo lo hubiera hecho hace 20 años sin estar preparada, las cosas no hubieran sido iguales. Cada uno debe sopesar su situación. Cuando tú sientes que eres diferente a la mayoría, no porque lo seas sino porque no estás dentro de lo más habitual, es difícil manifestar que eres diferente. Eso asusta mucho. Si a mí me hubieran dado a elegir desde pequeña, no habría elegido esta opción. Habría elegido la opción más habitual, porque es mucho más fácil.


¿Habría elegido ser heterosexual?
Sí, pero no porque me sienta mal siendo como soy, sino porque es mucho más fácil. Yo estoy muy feliz y orgullosa de mi vida pero, si cuando lo pasaba tan mal de adolescente, me hubieran dado otra opción, la habría cogido rápidamente. Todo gay, lesbiana o transexual que llega a manifestarse ha tenido que pasar un proceso personal muy duro. Pocos son, me imagino, los que han llegado sin sufrir mucho.

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