- Entrevista: Víctor Santa María · Director del servicio de atención a gays Berdindu
- "La mitad de los padres rechaza que su hijo sea homosexual"
- El País, 2007-11-08 # June Fernández · Bilbao
Berdindu, el servicio montado por Asuntos Sociales para atender a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales, acaba de cumplir cinco años. El educador social Víctor Santa María (Lizarra, 1968) es su responsable desde que se puso en marcha. Junto con dos psicólogos y un abogado, ha proporcionado en este lustro información, apoyo emocional y asesoramiento legal a 13.372 personas.
Pregunta. Le preocupan especialmente los adolescentes.
Respuesta. Están en pleno desarrollo de su personalidad y tienen que soportar una enorme presión social. El 50% de los padres y madres no les aceptan; el 32% sufre agresiones físicas y el 73%, hostigamiento verbal. "Maricón" sigue siendo el insulto más utilizado en los colegios. Los orientadores y psicólogos les dicen que están confusos por la edad. Es discriminatorio, porque a ningún heterosexual le plantean que está confuso. Los educadores dicen que no son homófobos, pero no hay visibilidad: los libros de texto no hacen ninguna referencia a la diversidad sexual. En Berdindu sólo hemos atendido a 26 por una gran dificultad: por ley, tienen que venir con un adulto. Contactan con nosotros por correo electrónico, pero la atención en persona siempre es más efectiva. Vamos a iniciar un programa con centros públicos de secundaria -los concertados no nos contestan- compuesto por una guía didáctica y un vídeo muy útil para trabajar el hecho homosexual.
P. ¿Desde qué edad hay que abordar la homosexualidad?
R. Es muy importante transmitir a los niños, desde muy pequeños, que la diversidad no es una amenaza, sino algo enriquecedor. No se trata de sentarles y explicarles qué es ser gay, sino mostrarles de manera transversal que hay diferentes formas de amar. Si no, la única referencia será la televisión, y seguirán ligando la homosexualidad y la transexualidad al espectáculo y el travestismo.
P. ¿Qué casos de homofobia en el trabajo han recibido?
R. No hay despidos claros, así que la mayoría no se pueden denunciar, aunque la discriminación sea evidente. Muchos ocurren en los colegios privados, porque se sigue relacionando homosexualidad y pedofilia. A un profesor de un colegio privado no le dejaron coger vacaciones cuando se casó, y a otro se le terminó el contrato cuando se supo que vivía con un hombre. Las compañeras de una peluquera transexual se quejaban de cosas como tener que compartir vestuario con ella, así que la jefa no le renovó el contrato. Vamos a diseñar una campaña para intentar combatirlo, y pensamos en otra para el entorno rural.
P. ¿Las lesbianas se hallan más discriminadas?
R. Sí, porque la sociedad es muy machista. Como no sorprende ver a dos mujeres de la mano, muchas han podido vivir su relación sin levantar sospechas, pero eso mismo ha provocado que el lesbianismo sea menos visible. Hay muchos políticos y presentadores gays, pero muy pocas se declaran lesbianas. Por ello, las protagonistas de nuestras campañas -como las de los títeres y los cuentos que hacemos en centros de Primaria- son lesbianas. Sufren más agresiones en el trabajo porque es más fácil mofarse de una mujer, e incluso se tolera mejor la transexualidad masculina [de mujer a hombre] que la femenina. Otra gran desconocida es la bisexualidad: hasta en el movimiento gay se les discrimina, porque la sociedad te obliga a clasificarte.
P. ¿Qué ocurre con los ancianos?
R. Apenas hemos atendido a nadie mayor de 40 años. La media del servicio está en unos 30. Se les margina, han sufrido mucho y ahora ven que es tarde para subirse al carro de los avances sociales. Uno de los casos más entrañables que he atendido es el de dos mujeres de 50 años que querían coadoptar a su hija de 18. Es decir, llevaban viviendo como familia homoparental desde los años ochenta. Se habla de nuevas familias, pero los homosexuales siempre han hecho virguerías para vivir en familia.
P. ¿Y los transexuales?
R. Es emotivo, porque les acompañamos en todo el proceso. Hemos recibido a personas que habían intentado suicidarse y, tras someterse a la reasignación sexual, ahora las vemos felices. Con las nuevas leyes, sólo falta un avance clave que ya existe en Andalucía y que el Parlamento vasco está estudiando: la creación de equipos multidisciplinares públicos que cubran todo el proceso (terapia, hormonación y las cirugías). Los médicos de cabecera a menudo no saben nada o se desentienden, y en la sanidad privada a veces hacen chapuzas que conllevan un mayor gasto económico y emocional.
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