- La última ola de «Endi»
- Familiares y amigos del malogrado amante del surf lo recuerdan como una persona «protectora y aventurera»
Antes de que la vida del joven cangués Endika Abad se truncara a la puerta de una discoteca en Tenerife el pasado jueves, su historia era la de un joven como otros tantos. Con dudas sobre su futuro, ilusionado con viajar y conocer lugares tan remotos como Australia y pensando en disfrutar de sus 21 años haciendo surf y saliendo con sus amigos. Buenas olas para este joven amante del mar.
Hace casi una semana, su historia pasó a ser tristemente diferente, y para sus familiares y amigos, que ayer le despidieron en el tanatorio de Cangas del Narcea, un mal sueño del que quieren despertar.
Endika Abad Vita era natural de esa localidad del occidente asturiano. Muy conocido en el pueblo, se trasladó a Gijón cuando alcanzó la mayoría de edad para iniciar sus estudios universitarios. Su proyecto era el de convertirse en ingeniero industrial y, además de formarse en tal empresa, aprovechar las olas de las playas de Gijón para disfrutar de su tabla de surf.
En aquella ciudad compartía piso con otros estudiantes venidos de fuera. Uno de ellos era Silvia Martínez, amiga «de toda la vida» de «Endi», como le conocían los más cercanos. Ayer Silvia, todavía visiblemente conmocionada por el suceso, era una de las decenas de personas que quisieron acompañar en el dolor a la familia Abad.
«Compartíamos piso mientras él estudiaba Ingeniería y yo, Turismo», recuerda Silvia. Pero la carrera no llenaba del todo a Endika y le llevó a buscarse la vida en las islas Canarias desde el pasado invierno. «Decía que salir fuera le vendría muy bien y que llegaría más preparado tras el verano para quizá matricularse en la carrera de Turismo. Gijón se le quedaba pequeño», comentaba su antigua compañera de piso.
Pero la historia se convirtió en tragedia el pasado fin de semana cuando, al parecer, una inocente discusión de Endika y sus amigos con un ciudadano inglés sobre Fernando Alonso y Lewis Hamilton terminó con la intervención de un portero de discoteca.
Ya no podrá Endika, aquel joven de 21 años «protector y aventurero», como lo recuerda Silvia, perseguir sus sueños, ni enseñar, como hacía con Silvia, los trucos esenciales para subirse a un «skate».
Desde ayer, la última ola de Endika Abad deberán aprovecharla las personas que le brindaban su último adiós, quienes más le querían. Una última ola que, esperan, tenga el impulso suficiente para aclarar la trágica muerte de «Endi» y esclarecer las incógnitas que surgen en torno a ella.
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