- Caos interruptus
- Noticias de Gipuzkoa, 2007-06-30 # Xabi Larrañaga
Ya son dos años, macho. Dos años desde que se aprobó el matrimonio homosexual, desde que la derecha levantisca presentó un recurso para rechazarlo, desde que la Iglesia se echó a la calle, como jamás lo ha hecho en democracia, para poner su grito en el cielo. Yo peco bastante pero no de original: en su primer cumpleaños felicité a gays y lesbianas por su logro y hoy recordaré ciertos augurios de sus enemigos catastrofistas. A posteriori se agranda su delito. Y es que, no lo olvidemos, dijeron de todo. Lo más fino, que la unión entre personas del mismo sexo destruiría la institución familiar y aumentaría las bodas fraudulentas para obtener papeles. Lo más grueso, que extendería la epidemia sodomita, atraería a los ávidos pederastas del universo, empujaría a los niños hacia el vicio y, en fin, que pronto nos casaríamos con perrazos y ratones. Yo no dudo que hay canguros, camellos y delfines más apuestos y tiernos que los próceres de la Cruzada, pero ni por ésas: nos seguimos liando entre seres de la misma especie. Hay quien vive de asustar al prójimo conservador y azuzar al ignorante. Hay quien ha alzado un imperio ideológico y político sobre cimientos prejuiciosos y cavernarios. Hay quien ha hecho un soberbio negocio del pánico al progreso y el hábito de la desmemoria. Porque nadie se acuerda ya del fallo de esos oráculos, de su mala uva o puntería al prever el mañana, de su egoísta irresponsabilidad. Ni Navarra ha dejado de ser Navarra para convertirse en Amoroto, ni a mí me excita, por culpa de esa ley recurrida, más Beckham que la Pataky. Y si así fuera no habría problema, que el rubio ya no es del Madrí. ¿La Familia? Bien, gracias. Como hace un año y hace dos.
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