2007/05/07

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  • O sea ¿adoptamos y tal?
  • El País, 2007-05-07 # Empar Moliner

Leo en EL PAÍS del miércoles que los nuevos requisitos exigidos por las autoridades chinas a los que adopten en su país incluyen "ser heterosexual, estar casado, estar sano y tener un alto nivel de ingresos". Y por "alto nivel" entienden un patrimonio superior a 58.000 euros e ingresos que permitan cubrir con -por lo menos- 7.300 euros a cada miembro de la familia, incluido el niño a adoptar. Pero eso no es todo. Además, los futuros padres "no podrán ser obesos".


Esta maravillosa idea de seleccionar buenos ejemplares de padres adoptivos no es nueva. En su día, la gran Ana Botella declaró que los niños necesitan una figura materna y paterna y que, por tanto, los homosexuales y las lesbianas no deberían adoptar. Ya entonces me emocioné, porque comprendí a esta mujer y madre. Es mucho mejor que un niño esté en un orfelinato que no en un desviado hogar gay. En un desviado hogar gay los niños no tienen la figura materna y paterna. En cambio, en el orfelinato, se ve que sí. Allí la figura materna y paterna brillan por doquier. Por eso, los viudos, las madres solteras y demás seres que no pueden ofrecer la figura materna y paterna a sus hijos les harían un favor renunciando inmediatamente a su patria potestad.


Pero, ya ven. El Gobierno chino lo ha hecho aún mejor. Incluye los requisitos del dinero, la salud y la obesidad. Y es una feliz idea. Nadie ignoraba que los homosexuales no son buenos padres, pero fue la valiente Botella la que lo denunció en voz alta. Por eso, ya era hora de que, una vez rechazados ellos, rechacemos también a los gordos, a los enfermos y a los que no son cincuenta y ocho mileuristas. (Y ya no hablemos de los seres que reúnen en un solo cuerpo homosexualidad, pobreza, enfermedad y gordura). Por eso, me parece que en el cursillo de idoneidad para futuros padres adoptivos en China habrá que incluir algunas pruebas-trampa.


La primera criba será con los obesos. Antes del estudio psicológico, se someterá a los aspirantes a la prueba de la báscula. Como se hizo en la pasarela Cibeles, pero por la razón contraria. Los mórbidos serán nominados. Pero yo también tendría en cuenta que los delgados de hoy pueden ser los gordos del mañana. Ya se sabe que algunos futuros padres, con ese egoísmo de la inmadurez, podrían haber hecho la dieta de la alcachofa o haber visitado el programa Cambio radical antes de adoptar. Pero, ¿quién nos garantiza que una vez obtenido el niño no empezarán a dejarse y a ganar unos antiestéticos kilitos? Nada, nada. Para desenmascarar a estos impostores, habría que enseñarles unas fotos de pasteles y controlar su nivel de saliva. Si es alto, a la calle. Y, desde luego, los padres que por su peso ideal consiguiesen adoptar, deberían ser sometidos a un control de por vida. Cada año, una funcionaria del Gobierno chino debería ir a pesarles para comprobar su índice de masa corporal (y en la misma visita podría comprobar, de paso, que la criatura esté bien tratada, pero vamos, sin estresarse).


Para desenmascarar a los homosexuales y lesbianas, estoy segura de que el Gobierno chino tendrá sus propios métodos, pero los clásicos siempre funcionan. Por ejemplo, a los hombres se les puede ofrecer, como quien no quiere la cosa, una botella vacía. Se trata de comprobar si, al cogerla, dicen: "Yo, con esto te hago una lámpara". Si es así, ¡zas! ¡Son gays! ¡Fuera! A ellas se les puede ofrecer una cerveza. Si se la beben a morro, ¡zas! ¡Son lesbianas! ¡Fuera!


Lo de la salud es fácil. Se les hacen todo tipo de análisis, no sea que tengan alergia al polen o el sida, enfermedades que, como todo el mundo sabe, impiden ejercer correctamente de progenitores. En cuanto a lo del dinero, pues no hay más que observar a los interfectos. Hay indicios que no fallan. Si van al cursillo con un bolso o un par de zapatos de esos que se nota a la legua que han sido comprados en las tiendas chinas que cada vez abundan más en Barcelona, son unos pringados y no pueden adoptar en China. Seguro que han tenido que pedir un crédito para pagarse los gastos de la adopción. Nada, nada. A la calle.


De esta manera, sólo los más pijos y esbeltos, como Angelina Jolie o Madonna, serán los que podrán ir a hacer shopping a China y, ya de paso, traerse a algún retoño nuevo o hasta dos. Los niños adoptivos, donde quedan bien, es en las revistas con sus madres modelos. Y estas madres son las adecuadas. Acabo de leer en la revista Semana las declaraciones de la madre adoptiva Angelina Jolie. Dice que "siente más por sus hijos que adoptó que por la hija que tuvo con su pareja". Eso sí es una madre equilibrada. Pero, sobre todo, es una madre esbelta, rica y creo que hasta heterosexual.

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