- Traducen por primera vez a Abdelá Taia, el primer escritor marroquí que reconoció su homosexualidad
- Alberdania ha editado una de sus novelas en castellano y en euskera
- El Diario Vasco, 2007-05-09 # Felix Ibargutxi · San Sebastián
El joven marroquí afincado en París Abdelá Taia, que es conocido principalmente por tratarse del primer escritor de esa nacionalidad que se ha confesado homosexual, ha visto traducida por primera vez una de sus obras. La editorial Alberdania, de Irun, ha editado por partida doble -por un lado en castellano, por otro en euskera- la obra El Ejército de Salvación. En lengua vasca ha recibido el título de Salbazioko Armada.
La postura de Taia (Salé, 1973) es llamativa si se toma en cuenta que en Marruecos la homosexualidad está considerada delito. En la novela que ahora ha llegado al mercado castellano y euskaldun narra el itinerario de un chico de nuestro tiempo, con tintes autobiográficos en bastantes ocasiones. El protagonista es un adolescente cuando su hermano mayor lo lleva a Tánger de excursión. Allí descubrirá sus verdaderas apetencias sexuales. La pasión que siente por su hermano se ve desairada cuando éste se enamora de una mujer. Después, cumplidos los veinte años, se marcha a Ginebra para proseguir sus estudios y allí descubrirá lo que es la soledad, con sus componentes también positivos, como el de la libertad de decisión.
En la presentación de ayer, con la escritora labortana Aurelia Arkotxa en labores de traductora, Taia se mostró «sorprendido sobremanera», dado que nunca había «ni siquiera soñado con convertirse en un escritor traducido». Escribe en francés, «en la lengua en la que los franceses han dominado a los marroquíes, y con dificultades, porque mi dominio de la lengua es sólo aparente. Me supone un conflicto interno».
Según dijo ayer, siempre ha escrito «a favor de los pobres» y con historias situadas en el barrio de la ciudad de Salé en el que transcurrió su infancia.
Un elemento recurrente, en los tres libros que ha escrito, es la huida. «Yo comencé a huir a través del cine, luego a través de la lengua francesa. Los que estaban alrededor me tomaban como a un loco», confesó.
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