- Polonia y sus leyes homófobas
- Los valores de democracia, igualdad, libertad, tolerancia, solidaridad y justicia que defiende la Unión deben hacerse efectivos
- Kaos en la Red, 2007-03-26 # Alberto Hidalgo Hermoso
“La Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos, incluidos los derechos de las personas pertenecientes a minorías. Estos valores son comunes a los Estados miembros en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.”
Recientemente hemos podido conocer por los medios de comunicación las nuevas medidas legislativas que el gobierno polaco intenta impulsar para seguir creando división y exclusión entre los ciudadanos y ciudadanas de su país. Anteriormente, este ejecutivo persiguió a la Iglesia y a los funcionarios, acusándoles de colaborar con el anterior régimen comunista, y ahora parece llegar el momento de las minorías sexuales.
La coalición gubernamental de Polonia, con tres partidos conservadores y retrógrados en el poder, como el de Ley y Justicia, de los hermanos Kaczynski, la Liga de las Familias Polacas y Autodefensa, hace recordar, con sus medidas excluyentes, otros tristes tiempos de represión, censura y discriminación para las minorías que vivió Europa durante el siglo pasado.
La ley que materializará esta discriminación “oficial” contra los homosexuales está siendo elaborada por el ministro de Educación de este país y prohibirá que pueda hacerse referencia a la homosexualidad en las escuelas, universidades o en cualquier otra institución académica. Con esta medida, todo profesor o educador que traté la realidad homosexual o declare su orientación sexual en las aulas podrá ser despedido y sancionado. Y los alumnos se verán injustamente privados de recibir una educación que respete y dé a conocer la diversidad afectivo-sexual.
Con estas discriminatorias medidas el gobierno polaco no parece estar dispuesto a acatar la legislación vigente en la Unión Europea, de la cual su país es miembro, ni de respetar los valores que defiende la UE en su constitución, todavía en proceso de aprobación, ni derechos humanos como la libertad de expresión y el libre acceso a la información por parte de la ciudadanía.
Estos acontecimientos ejemplifican como la Unión Europea no es aún, en su totalidad, un marco efectivo donde se respetan los derechos y las libertades de los ciudadanos. Todavía hoy algunos países de la Unión atentan contra la democracia, la igualdad y la libertad, condenando la diversidad e imponiendo la discriminación y la exclusión social.
Gobiernos europeos, como el de Polonia, dan así un paso atrás en el reconocimiento de los derechos de gais y lesbianas y obstaculizan la consecución de la plena igualdad. En varios países de la UE se están consiguiendo importantes avances en el plano legislativo para conseguir la no discriminación legal de las personas no heterosexuales. Sin embargo, la igualdad social aún queda lejos, y leyes como las del gobierno polaco siguen condenando a una realidad social, como la nuestra, a la discriminación, el aislamiento, la estigmatización y la invisibilidad.
Ante esta situación la Unión Europea debe tomar cartas en el asunto e impedir, por todos los medios, que el gobierno polaco apruebe una ley que atenta contra la dignidad de miles de ciudadanos polacos no heterosexuales considerando la homosexualidad como una “desviación antinatural”. Los valores de democracia, igualdad, libertad, tolerancia, solidaridad y justicia que defiende la Unión deben hacerse efectivos. Este compromiso de lucha contra la discriminación debe partir también de las organizaciones políticas y sociales, y por supuesto del movimiento lgtb, utilizando la movilización ciudadana y el trabajo en las instituciones para combatir la homofobia y la transfobia en todo el mundo, y muy especialmente, dentro de las fronteras europeas.
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