2007/03/26

> Berria: Eliza > BENEDICTO XVI ARREMETE CONTRA EL LAICISMO EUROPEO

  • El Papa carga contra el laicismo europeo
  • «Los europeos están perdiendo la confianza en su propio porvenir y descuidando la identidad de sus pueblos»
  • La Razón, 2007-03-26 # Ángel Villarino · Roma
El Papa Benedicto XVI aprovechó ayer la conmemoración del 50 aniversario de los Tratados de Roma, acta fundacional de la UE, para reivindicar las raíces cristianas del Continente y lanzar un duro ataque contra la Europa «laicista y relativista». Dijo, entre otras cosas, que los europeos están «perdiendo la confianza en su propio porvenir» y «descuidando la identidad propia de sus pueblos, (...) que el Cristianismo ha contribuido a forjar».


La condenas enumeradas en el mensaje del Pontífice fueron más allá de la mera reivindicación de las raíces cristianas en las actas y celebraciones oficiales de la UE. En su discurso, pronunciado frente a los representantes de los episcopados europeos, afrontó también problemas como la baja tasa de natalidad. «Europa parece encaminada por una vía que podría llevarla al fin de su historia», dijo. Y tampoco se privó de dejar un comentario sobre la burocracia y la actitud de Bruselas, asegurando que a día de hoy «no todos comparten el proceso de unificación ante la impresión difundida de que varios capítulos del proyecto europeo hayan sido escritos sin tener en cuenta las expectativas de los ciudadanos».


En sintonía con otros recientes discursos que han tratado sobre la «pérdida de identidad y valores» del Viejo Continente, Benedicto XVI insistió en que «la Europa de hoy (...) renuncia cada vez con más frecuencia a los valores universales y absolutos». Y añadió que «una comunidad que se construye sin respetar la auténtica dignidad del ser humano, olvidando que todas las personas están creadas a imagen y semejanza de Dios, acaba por no traer nada bueno». Según el Papa, Europa incurre en una «apostasía de sí misma, antes que de Dios».


Benedicto XVI defendió también la «legitimidad» de los toques de atención de las iglesias europeas contra las leyes y políticas contrarias a la doctrina, asegurando que las «corrientes laicistas y relativistas» que «esgrimen el pragmatismo como único valor (...) niegan a los cristianos el propio derecho a intervenir en el debate público (...) acusándolos de querer tutelar privilegios injustificados».


El Papa sostiene que el contexto es tan negativo que «hay que salvaguardar el derecho a la objeción de conciencia, cada vez que los derechos humanos fundamentales sean violados». Entre estos «derechos fundamentales», el Vaticano incluye la condena al aborto, la eutanasia y el matrimonio homosexual. Antes de acabar, el Papa llamó a los católicos a crear «una nueva Europa», «con la ayuda de Dios». Una Europa que ha de ser «realista, pero no cínica; rica de ideales y libre de ingenuas ilusiones, inspirada en la perenne y edificante verdad del Evangelio». En definitiva, un discurso de una vehemencia inusual, con el que el Papa pone el contrapunto a las celebraciones por el 50 cumpleaños del sueño europeo». Con todo, Benedicto XVI aplaudió y bendijo la idea de crear un espacio común para los europeos y «construir un futuro de paz y prosperidad económica y social, sin negar o disolver las diferentes identidades nacionales».

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