- Almodóvar
- El Diario Vasco, 2007-01-01 # Iñaki Berrio
Los constantes reconocimientos al trabajo de Pedro Almodóvar, me traen a la memoria un simpático episodio de sus inicios, concretamente el estreno en San Sebastián de su primera película, "Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón". Efectivamente, Pedro daba a conocer sus primerizos y alocados fotogramas un 19 de setiembre de 1980 en alguna sección alternativa del Festival donostiarra, y en un cine de barrio como lo era el Savoy.
Recuerdo el desconcierto que produjo esa primera proyección. Se gestaba un cambio generacional en el cine español como ya se había gestado en la música. La acción de las vanguardias se desplazaba de Barcelona a Madrid (que era como decir de París a Nueva York).
De la estructura retórica y plena de simbología a desentrañar, se pasaba a una fresca exposición próxima al cómic o a la fotonovela. Hubo un coloquio al final de la película en el que algún espectador preguntaba directamente por el significado de lo que había presenciado. Pedro era todavía un perfecto desconocido, pero salió airoso en su polémico debut gracias a su habitual desparpajo, entonces más agresivo.
Formando parte de su troupe, sentada en la escalinata, una jovencísima Alaska mostraba el breve y contundente muslamen. De una butaca de atrás surgió como un grito de guerra dirigido al sector progre: «¿Antiguas!». Era la voz del malogrado travestido Ocaña, entonces un personaje.
Algo me hacía intuir, a la salida del Savoy, que había asistido a un suceso crucial como testigo de mi época.
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