2007/12/23

> Elkarrizketa: Jaime Mendia > "DEBEMOS 'DESPSIQUIATRIZAR' LA TRANSEXUALIDAD"

  • Jaime Mendia · Miembro de EHGAM
  • "Debemos 'despsiquiatrizar la transexualidad"
  • EHGAM-DOK, 2007-12-23
  • Reproducimos aquí la entrevista completa que realizó Jaime para ZAZPIKA

A pesar de que es incuestionable de que en los últimos años se han dado pasos importantes para llegar a una sociedad que no discrimine por razones de preferencia sexual, hoy todavía existen personas entregadas a la marginación. En este círculo perverso, EHGAM (Euskal Herriko Gay-Les Askapenerako Mugimendua) destaca la situación de los “trans” (travestís y transexuales), pero también la de aquéllos que basan sus relaciones afectivo-sexuales en la dominación-sumisión.


1. Muchos transexuales se quejan de ser “los marginados entre los marginados”, ¿se ha olvidado el movimiento homosexual de los transexuales?


Sí y no. A favor del movimiento homosexual podríamos decir, por ejemplo, que la primera manifestación que organizó en Euskal Herria, allá por el año 1977, lo hizo junto con los colectivos de prostitutas y de transexuales, en lo que se llamó “la mesa de los marginados”, que desde el principio, hace ya 30 años, hemos hecho mención en nuestra plataforma reivindicativa al problema trans, y que hemos contado también con trans entre nuestros militantes. En el día a día, siempre que hemos conocido a alguno o alguna con problemas se le ha intentado ayudar. Por otra parte, bien triste por otro lado, hay que recordar que en el comienzo del movimiento en Gipuzkoa está la movilización por el asesinato de Francis, o también las manifestaciones por el asesinato de Sonia en Barcelona por parte de la COFLHEE.


Es cierto, sin embargo, que durante años, a nivel reivindicativo, aparte de mencionarlos se ha hecho bien poco por ellos y ellas. De alguna forma, bastante teníamos con nuestros problemas como para meternos con otro todavía más peliagudo. El sector revisionista, la parte más conservadora del movimiento, siempre los consideró seres marginales, pensaba que los gays y las lesbianas teníamos que dar la sensación de ser personas serias, con poder e influencia, con las que se puede contar, para poder lograr nuestros objetivos, por lo que mezclarse con los y las trans no ayudaba en eso. No forman parte del poder rosa… No podemos obviar que, hasta hace muy poco, los y las trans, en un porcentaje altísimo, eran personas absolutamente marginales, lo más lumpen del lumpen. Por supuesto, la responsabilidad de que esto fuera así es de la sociedad, nunca de ellos o ellas.


Desde el movimiento revolucionario, donde se sitúa oficialmente EHGAM, es posible que se les comprendiera mejor, la solidaridad fuera más alta, y se tratara de apoyarlos en sus reivindicaciones, pero existía el problema ideológico: la base fundamental de este movimiento siempre ha sido la no identidad, es decir, la lucha por construir una sociedad en la que no hubiera identidades ligadas al sexo, la negación de los géneros en definitiva, y personas tan hipersexualizadas como los trans chocaban con este planteamiento, así que, aunque se les ayudaba, eran muy difíciles de integrar en la plataforma ideológico-reivindicativa. El sector radikal del movimiento probablemente les haya comprendido mucho mejor. Aún así, hasta hace muy poco no se ha conseguido integrar la lucha trans en el discurso por la no-identidad.


Además, la traición del movimiento de liberación sexual hacia los y las trans ha sido doble: no sólo se les ha aparcado durante décadas, sino que se les ha utilizado. No hay que olvidar que, durante las épocas más duras de la represión homófoba, ellas y ellos fueron el aspecto más visible de la transgresión sexual, con lo que se llevaron siempre la peor parte. Aunque no se hizo así voluntariamente, en realidad se les utilizó como carne de cañón para abrir la primera brecha en la conquista de las calles. Sin ellos y ellas todos los y las demás lo hubiéramos tenido mucho más difícil. Algún día tendremos que reconocer esto oficialmente, y pedirles perdón.


2. ¿Qué es, en realidad, la transexualidad? ¿Es lo mismo un transexual que un travestí?


Bueno, aquí creo que cada uno al que preguntaras te podría dar una definición diferente. Yo te doy la mía:


- por travesti entiendo a una persona que le gusta vestirse con ropa y adoptar modos considerados socialmente del sexo contrario, pero no tiene por qué tenerse a sí mismo como del género contrario al que en principio le correspondería por su sexo biológico. Lo hace por morbo sexual, o porque actúa en un espectáculo, u otro tipo de trabajo,…


- por transgénero entiendo a una persona que se siente del género contrario a su sexo biológico, aunque no sienta la necesidad de cambiar su cuerpo, o todavía no lo haya decidido, o no lo considere conveniente, o...


- por transexual entiendo a una persona que ha modificado su cuerpo en alguna medida para asimilarlo al del sexo contrario, o que, aunque todavía no lo haya hecho, tiene bastante claro que quiere hacerlo en un futuro próximo.


De todas formas, estas clasificaciones son demasiado rigurosas, la realidad es tan variada y compleja que hace que no sirvan en la práctica para mucho, porque nada es nunca blanco ni negro. En este momento es preferible decir “trans” para cualquer persona que esté en algún momento de éstos.


3. ¿Es la transexualidad un trastorno psicológico?


Evidentemente no.


Vivimos en una sociedad que distribuye a la población en dos mitades, les asigna diferentes roles a cada uno de ellas y además da poder a una de esas mitades sobre la otra. Es la forma más fácil y estable de mantener el control: cada mitad se encarga de controlar a la otra. Se utiliza el sexo para esto porque es lo más sencillo.


Para que este sistema funcione es necesaria la identidad de género, que es algo totalmente cultural. Cada mitad debe saber perfectamente qué debe hacer, cómo debe comportarse y cómo y con quién le es lícito mantener relaciones sexuales. Este sistema se ha mantenido hasta ahora por la represión religiosa (la iglesia decide lo que es pecado), y, posteriormente, por la represión médica (la medicina decide lo que es enfermedad).


La homosexualidad se consideró un trastorno psíquico hasta 1990. Hoy día, la transexualidad todavía se considera un trastorno psíquico, y qué decir de todas las demás sexualidades minorizadas. Pero en absoluto es una enfermedad : simplemente, no es cierto que a un cuerpo biológico le corresponda un género. Hay personas que entran por ahí, y personas que no. Y otras que, a pesar de que en su día entramos, llevamos media vida en un proceso voluntario de deconstrucción de nuestro género, porque creemos en una sociedad en la que la diferencia entre dos personas por la forma que adopten sus órganos sexuales no tenga mayor trascendencia que la diferencia de color de sus ojos, por ejemplo. Y no estoy hablando de que hombres y mujeres seamos iguales en derechos, sino de que las categorías de ‘hombre’ y ‘mujer’ dejen de tener sentido.


Lo que sí merece un estudio serio, hablando de trastornos psicológicos, es cómo a mediada que la Iglesia pierde poder para controlar la sociedad, al irse difuminando el concepto de “pecado”, la medicina y, en concreto, la psiquiatría, gana poder para decidir lo que es “normal”, ”sano”, y lo que no. Es posible que, una vez que hayamos acabado con los curas, tengamos que ir a por los psiquiatras…Aunque también podríamos utilizarlos en nuestro beneficio: Creo que, con toda la razón del mundo, si a cualquiera de nosotros o nosotras un día se le ocurriera decir que habla con su dios, conoce perfectamente su voluntad y además que tiene el poder de que cualquier decisión que tome aquí en la Tierra, Dios no tendrá más remedio que asumirla en el Cielo (es decir, que tiene a Dios en su nómina), le tomarían por un chalado o chalada, y que a cualquiera que le creyera, le tomarían por un/a retrasado/a mental. Así que creo posible conseguir que a medio plazo la psiquiatría considere la religiosidad como una tara psíquica discapacitante. Digo esto como ejemplo para que se entienda cómo la psiquiatría determina lo que consideramos trastorno y lo que no.


4. Uno de los objetivos es sacar la transexualidad de la psiquiatría, ¿verdad?


Para responder a esta pregunta me gustaría recurrir a un comunicado de la Guerrilla Travolaka, que es un grupo catalán de jóvenes activistas trans. Ellas pueden expresar mucho mejor que yo lo que significa la reivindicación de la despsiquiatrización trans.


“…Queremos apoderarnos del género, redefinir nuestros cuerpos y crear redes libres y abiertas donde poder desarrollarnos…No somos víctimas… Frente a la Trans-normatividad que impone una estricta moral médica y un sistema de géneros binómico proponemos nuevas formas alternativas de entender y construir el cuerpo. No se trata de un tercer sexo, ya que ni siquiera creemos en un primero ni en un segundo, se trata de poder expresar libremente nuestro género, entendiendo la utopía que eso supone…Nos presentamos como piratas, trapecistas, guerrilleros, RESISTENTES del género…Creemos en la acción directa contra la transfobia, y para ello pensamos que hace falta redefinir los límites de esta fobia, entendiendo que supone el rechazo de cualquier expresión de identidad de género no-normativa, no sólo la transexual…Ponemos en duda el protocolo médico español que desde hace años establece unas pautas absurdas y tránsfobas para cualquier ciudadano que desee tomar hormonas de su “sexo” contrario. No creemos en las disforias de género, ni en los trastornos de identidad, no creemos en la locura de la gente sino en la locura del sistema...No nos clasificamos por sexos, nosotros somos todos diferentes independientemente de nuestros genitales, nuestras hormonas, nuestros labios, ojos, manos…No creemos en los papeles, en el sexo legal, no necesitamos papeles, ni menciones de sexo en el DNI, creemos en la libre circulación de hormonas. No queremos más psiquiatras, ni libro de psiquiatras/psicólogos, no queremos más “Test de la Vida Real”…No queremos que nos traten como enfermos mentales, porque no lo somos…¡Y así es como nos llevan tratando desde hace mucho tiempo!”


¿Qué más puedo decir yo?


5. ¿Qué te parece la nueva “ley de identidad”?


Bien, en primer lugar, hacer una ley sobre un tema cualquiera supone reconocer que existe el problema sobre el que trata la ley, así que aunque sólo sea por esto considero positivo que se esté discutiendo esta ley.


En segundo lugar, reconozco que hay personas trans que están al menos en gran medida de acuerdo con la forma que está adoptando la ley, así que supongo que a dichas personas esta ley va a satisfacer sus aspiraciones.


Pero es evidente que a gente como a las guerrilleras travolakas esta ley no va a hacer más que complicarles la vida. Yo creo que meter a alguien en la consulta de un psiquiatra, donde un gurú-doctor va a decidir si estás lo suficientemente “enfermo” como para ser diagnosticada de padecer “disforia de género” y obtener así el permiso para acceder a los recursos necesarios para un cambio de sexo, es tortura.


6. ¿Qué se propone desde EHGAM para aportar soluciones a la transexualidad?

El problema de la transexualidad no existiría en una sociedad como la que propugna EHGAM, pero es evidente que hoy no vivimos en una sociedad así y que, además de luchar porque esa sociedad esté cada vez más cerca, también hay que dar solución a los y las transexuales que hoy en día viven entre nosotros.


Lo que reclamamos es:

  • despsiquiatrizar la transexualidad
  • libre acceso a los tratamientos hormonales, con todos los tratamientos necesarios completamente gratuitos, cirugía incluída
  • establecer el libre cambio de nombre para cualquier ciudadano/a, con el único límite de la voluntad del ciudadano/a en cuestión.
  • eliminar el registro del sexo y género de todos los documentos oficiales: DNI, pasaporte, carnet de conducir,…


6. Un estudio reciente realizado por Berdindu revela que el 50% de los adolescentes gays sufren rechazo en el hogar, el 73% hostigamiento verbal, y el 32% agresiones físicas, ¿es éste otro colectivo que merece especial atención?


Por supuesto, de nada nos sirve conseguir mejorar los derechos de los adultos, si los niños y adolescentes siguen sufriendo igual que sufríamos nosotros. A fin de cuentas, son los adultos del futuro.


7. La homofobia se ha convertido en un problema real en el sistema educativo, ¿qué se debería hacer?


Que un adolescente crea que puede agredir a otro por cualquier causa, en este caso por su opción sexual o de género, manifiesta un fracaso en el sistema educativo con respecto al adolescente agresor.


Pero hay que tener en cuenta que, en la mayoría de las agresiones, yo pienso que se producen no porque el agresor se crea más fuerte, sino porque el agredido se cree más débil. Así que el hecho de que un adolescente gay/les/trans se crea más débil que otro debido a su opción, es un segundo fracaso del sistema educativo con respecto al adolescente agredido.


Más aún, al menos referido a chicos gay o a trans m-to-f (male to female), y es que si alguien arremete contra éstos, es porque no comprende cómo el agredido, siendo “macho”, pueden “degradarse” hasta el nivel de una mujer. El agresor se siente más “macho” y por tanto más fuerte, mientras que el agredido se siente más “hembra” y por tanto más “débil”. El caso es que los dos, tanto el agresor como el agredido, sienten que una mujer es más débil y, por tanto, más fácilmente agredible que un hombre, lo cual supone el tercer fracaso del sistema educativo, esta vez con respecto a todas las mujeres.


Desde el nacimiento de EHGAM hace ya 30 años viene reivindicando una educación sexual efectiva en las escuelas, desde el comienzo en la infancia. Y cuidado: educación sexual no es enseñar a prevenir los riegos de ciertas prácticas sexuales, eso es educación en salud. Ni tampoco es enseñar a respetar por igual todas las variedades de opciones sexuales, eso es educación en derechos humanos, ciudadanía o como quieras llamarlo. Educación sexual es precisamente eso, educación en la experiencia del sexo. Y desde niños.


Se supone que todos nos creemos que somos sexuales desde que nacemos, o, según dicen los expertos, antes aún, ya en el feto. Sin embargo, seguimos tratando a nuestros niños como si fueran la Barby y Ken. Y no, si es verdad que son sexuales, sienten deseos y experimentan placeres, vamos a tener que empezar a plantearnos cómo les enseñamos a tratar con eso: conocer su cuerpo y el de sus compañeros, saber qué les da placer y cómo dar placer a sus compañeros,…eso es educación sexual. Lo demás son monjadas.


9. Tampoco lo tienen fácil las personas mayores gays, lesbianas o transexuales, que, en muchos casos, incluso viven en pueblos pequeños.


El tema de la sexualidad en la tercera edad es terrible para todos, tanto para los que tienen deseos homosexuales como para los que los tienen heterosexuales, y eso es porque seguimos considerando la sexualidad desde un punto de vista totalmente coitocéntrico y productivo. Es decir, sólo consideramos que hay sexo real cuando hay penetración y además cuando esa penetración puede dar lugar a una nueva vida, lo cual es absurdo, pero hace que no comprendamos que sigue habiendo deseo sexual y prácticas sexuales en la vejez, cuando ya no hay fecundidad y, en muchos casos, tampoco posibilidad de coito.


Es terrible que con los ancianos dependientes su sexualidad se ve más como un problema que como una fuente de placer para ellos, y más terrible aún es que en el caso de gays y lesbianas ni siquiera se contemple esa posibilidad.


10. También existen lo que se denominan relaciones sexuales extremas, para algunos “expresiones culturales extremas” y para otros “puro y duro placer sexual”, ¿qué opinas?


Pues tal y como lo has expresado no entendería nada, menos mal que ya sabía de antemano a qué te referías. Qué mal estamos para que en un periódico de izquierdas tengamos que hablar con estos circunloquios del tema, ¿no?


Queríamos hablar de relaciones de dominación/sumisión, ¿no es así?


Primero hay que aclarar que voy a hablar siempre de relaciones de dominación/sumisión totalmente deseadas y aceptadas por ambas partes.


Segundo, voy a diferenciar una relación de dominación/sumisión de una sado/maso. El primer término habla de qué tipo de relación se establece entre dos personas, y el segundo sobre qué prácticas realizan juntos. Puede haber relación de dominación/sumisión sin prácticas sado/maso, y al revés también, aunque lo corriente es que en una relación de dominación/sumisión de den frecuentemente prácticas sado/maso.


Tercero, un sádico no es una persona a la que le guste hacer daño, y un masoquista no es una persona a la que le guste sufrir dolor. En la mayoría de las ocasiones de la vida, un sádico no sentiría ningún deseo de hacer daño a alguien, ni obtendría ningún placer de ello, y un masoquista en absoluto se corre de placer cuando le duele algo, por ejemplo una muela, o cuando un gilipollas le agrede por lo que sea.


Para comprender una relación de dominación/sumisión hay considerar la entrega. Lo que proporciona placer al sumiso es entregar su cuerpo y su voluntad a la persona que ha elegido como su dueña, y lo que proporciona placer al dominante es recibir ese don. Es raro que un dominante busque sentir desprecio por su dominado, generalmente busca sentirse orgulloso/a de él o ella.


Las prácticas sado/maso ayudan a sentir esa entrega. Los azotes, ataduras, lluvias, scat, el dogtraining, modificaciones corporales,…hacen sentir al esclavo/a que pertenece a su dueño/a, y al revés, al amo/a que posee al esclavo/a. Y, en general, solamente cuando tienen este fin producen placer.


Bien, hasta aquí la descripción, ahora la reivindicación. Por supuesto, y al igual que ocurre con el caso trans, hay que exigir la despsiquiatrización de las relaciones de dominación/sumisión. El que ahora estén psiquiatrizadas no es más que un caso más de moral médica. Si no se comprenden es porque no se ajustan a otra norma más con las que la sociedad limita las posibilidades de relaciones interpersonales. Esa norma, que algún día habrá que hacer caer, podríamos llamarle “norma romántica”, es decir, considerar que dos personas sólo se pueden relacionar afectivo/sexualmente si hay algo similar al amor romántico entre ellos, y no considera que puede haber muchos otros factores por los que se puedan ligar dos personas, uno de los cuales puede ser la sumisión/dominación. La ruptura de esta norma implicaría además la caída del matrimonio como única forma posible de unión entre dos personas: habría que hablar también de los contratos de sumisión, con total aceptación social.


Como corolario a todas las preguntas, quisiera hacer comprender que el movimiento de liberación sexual va mucho más allá de la lucha por los derechos de gays, lesbianas y transexuales. Es un movimiento por la liberación de todas las personas que formamos nuestra sociedad, de los límites que esta sociedad nos ha impuesto sin pedirnos permiso, ni siquiera permitirnos darnos cuenta de que lo hacía.

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