- Polonia, paraíso de la homofobia
- El Gobierno de los Kasczynski fomenta el odio a los homosexuales, a los que califica de pervertidos y depravados
- Público, 2007-10-18 # Guillem Sans Mora · Varsovia
En el otoño de hace dos años, Varsovia amaneció un día con diez bombas de mentira colocadas en distintos puntos de la ciudad. Los artilugios llevaban pegados carteles que amenazaban con lo que podía pasar si resultaba elegido presidente Lech Kaczynski, del partido nacionalista ultraconservador Ley y Justicia (PiS). En su época de alcalde de Varsovia, Kaczynski había prohibido los desfiles del orgullo gay.
El 23 de octubre los ciudadanos dieron a Kaczynski la mayoría en las urnas. A la mañana siguiente sonó el teléfono de Jacek Adler. Le citaban a declarar en comisaría. Este hombre de 37 años fue declarado sospechoso de ser autor de las amenazas por tratarse de un "homosexual radical". Le advirtieron de que los servicios secretos le estaban vigilando. En realidad, Adler no había hecho otra cosa que crear un portal gay de información y contactos en Internet.
Jacek Adler se dedica a ello desde hace siete años. Antes de contar a su familia y amigos que se había enamorado de un hombre, trabajaba en un banco y vivía en una casa con jardín.
De repente lo perdió todo: mujer, hijo, trabajo, casa. Se fue a vivir a un minúsculo apartamento en una caja de zapatos comunista de las afueras, y salió adelante a trancas y barrancas con trabajos temporales. "En Polonia no puedes tener un trabajo normal y vivir abiertamente tu homosexualidad. Pero sólo se puede ser feliz sin tener miedo, y sin mentirse", dice.Han pasado dos años, y Kaczynski es presidente de una República paranoica, amenazada por homosexuales, comunistas, alemanes, rusos y laicistas. Un país que con su actitud de constante bloqueo y reproches a sus vecinos se ha forjado una pésima imagen en Europa.
Malos presagios
En el último año, algún episodio de homofobia ha rozado la inocentada, como cuando una diputada de
En dos años no ha habido ninguna detención por el caso de las bombas de mentira. Adler supone a simpatizantes de los Kaczynski detrás de la acción. Hace un mes,
En Europa causó desconcierto y preocupación el proyecto de ley que castiga la "propaganda homosexual" y prevé despedir a profesores que no oculten su orientación sexual. Las actitudes homófobas de Kaczynski y sus adláteres de
Sería imposible enviar a los homosexuales a "campos de reeducación" en un país de
Y no exagera. Un libro de texto usado actualmente en los colegios polacos se titula El camino a la edad adulta. Introducción a la vida familiar para estudiantes de grado superior de las escuelas primarias. Su autora, Teresa Król, escribe: "El deseo de satisfacer la propia orientación sexual adopta en ocasiones formas distorsionadas. Éstas incluyen: homosexualidad, bisexualidad, exhibicionismo, narcisismo, pedofilia, incesto, sadismo, masoquismo, transexualismo".No es para nada el único volumen con textos semejantes.La homofobia está prácticamente institucionalizada en Polonia. Cuando asociaciones gays convocaron una manifestación en la ciudad de Poznan, las autoridades municipales, del PiS, la prohibieron con el argumento de que los manifestantes pretendían "propagar depravaciones como la pedofilia, la sodomía y la necrofilia".
No es injurioso
Los organizadores se querellaron por injurias. Resolución del tribunal de la ciudad: no hubo insulto alguno porque "la opinión pública" considera la homosexualidad equiparable a las citadas "tendencias".
El presidente de la asociación de gays y lesbianas Lambda en Varsovia, Krzysztof Kliszczynski, opta directamente por el cinismo a la hora de juzgar a los gemelos: "Este Gobierno ha ayudado mucho a los gays, porque antes no se hablaba tanto del tema, y ahora en la prensa ha surgido un auténtico movimiento intelectual de defensa de los gays", ironiza. "Aunque por supuesto existe una prensa de derechas homófoba, en el fondo ahora hay más consciencia social del problema", añade.
Kliszczynski es optimista y asegura que en Varsovia no es raro ver a parejas homosexuales paseando cogidas de la mano. Pero la verdad es que hay que fijarse mucho.
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