- Burke deja «Anatomía de Grey» con una tormenta en la opinión pública
- ABC, 2007-06-15 # Anna Grau · Nueva York
Conmocionado anda el mundillo farandulero-televisivo americano con el despido del actor Isaiah Washington de la serie «Anatomía de Grey», cuyo personaje, el doctor Preston Burke, ya no aparecerá en la próxima temporada de la serie. En el último capítulo, los guionistas ya extirparon de la trama a este ambicioso cirujano cardiotorácico de raza negra... pero que ha topado con los derechos de otra minoría, el colectivo homosexual. Washington ha perdido el papel de su vida por llamar públicamente «marica» a un compañero de reparto, T.R. Knight. Algo con lo que la -por algunos- llamada «mafia rosa» de Hollywood no bromea.
Se da la circunstancia de que T. R. Knight (en la serie, el dulce y tímido doctor George O´Malley), aprovechó el incidente para salir del armario. Ha admitido su condición de homosexual. Lo cual no obsta para que la palabra «marica» siga siendo percibida como un feo insulto. Un insulto que Washington intentó negar al principio. Al ver que esto no colaba, vino una cascada de disculpas y de arrepentimiento. El actor pidió perdón a diestra y a siniestra, hizo donaciones para entidades benéficas en Sierra Leona y casi dio volteretas para no tener que dejar la serie. En vano.
La decisión ha sido aplaudida por los que, como el líder en la lucha por los derechos de la comunidad gay, Neil G. Giuliano, creen que hay que cortar de raíz toda discriminación sexual. Además, no es la primera vez que Washington pierde los papeles en un «set» de rodaje. Un diseñador de vestuario que trabajó con él hace años cuenta que una vez le zarandeó porque había una revista dentro de un bolsillo de su chaqueta. Y los improperios contra T. R. Knight surgieron al calor de un altercado con otra estrella de la serie, Patrick Dempsey.
Argumentos en contra
Pero también hay argumentos en contra del despido. El mayor de todos, es que Washington se ha excusado profusamente por sus palabras, se ha humillado a fondo, y atribuye lo que pasó a un calentón, no a prejuicios consolidados. En la misma comunidad gay hay quien admite que no ganan nada con obtener su cabeza.
Otra cosa es en el plano de la demostración de poder. Del mismo modo que Mel Gibson, cuando en plena borrachera hizo un alarde de antisemitismo, se topó con el importante lobby judío de Hollywood, Washington se puede haber dado de bruces con lo que su amigo Jasmyne Cannick denomina la «mafia gay» y describe así: no meros homosexuales, sino «homosexuales blancos y poderosos, que se imponen a otras minorías».
En el conjunto de la sociedad norteamericana están mucho más avanzados los derechos de los negros, que los de los homosexuales. Barak Obama es el candidato favorito de Hollywood a
Diferente es la influencia que este colectivo puede tener en sustratos muy concretos del mundo artístico. Ahí puede ser enorme, y el culebrón de «Anatomía de Grey» puede haber servido para lanzar un mensaje bien claro: ojo con nosotros.
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