2007/01/25

> Elkarrizketak: VANESSA VERA > "ME CONVERTI EN PROSTITUTA PARA HACER DINERO RAPIDO"

  • Vanessa Vera, prostituta: «Me convertí en prostituta para hacer dinero rápido»
  • Para esta transexual, hacer la calle es un trabajo «libre e independiente» que casi ninguna mujer ejerce «obligada»
  • Ideal Digital, 2007-01-25 # Inés Gallastegui · Granada

Vanessa Vera nació niño en Ecuador hace 39 años. A los 27, ya con apariencia femenina, cruzó el charco en busca de una vida mejor y se convirtió en prostituta. Ejerció en Holanda, Francia e Italia y hace cinco años recaló en España como inmigrante sin papeles. Hoy en día tiene su situación regularizada en Murcia y lucha, desde el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo, por el reconocimiento de sus derechos laborales. Ayer participó en Granada en un debate organizado por la asociación Acción Alternativa.


-¿Por qué se hizo prostituta?
-Vine a Europa con la idea fija de trabajar en esto y salir adelante. Era la forma más rápida de reunir dinero y devolver lo que me habían prestado en mi país para viajar. En Ecuador trabajaba normal, en una peluquería: soy estilista. Quería encontrar un mejor medio de subsistencia. En mi país hay mucha pobreza, pero no hay tanta miseria. En situación ilegal ejercí la prostitución en Holanda, Francia, Italia... No he tenido muchos problemas. Siempre te encuentras amistades que te ayudan.


-¿Cómo influyó en su decisión el hecho de ser transexual?
-Induce más a trabajar en la prostitución. Por el simple hecho de ser transexuales en muchos trabajos estamos rechazadas, incluso malditas. La sociedad a veces no lo comprende. Ahora los transexuales podemos cambiar de nombre y los homosexuales pueden contraer matrimonio... Eso son las leyes, pero España no es un país tan liberal como Holanda, Bélgica o Alemania; demorará un poco para que la gente lo acepte. Así que a nosotras se nos pone más difícil encontrar un empleo. A veces ganamos mucho más dinero en la prostitución que en un trabajo normal. Una persona que recién viene, indocumentada, encuentra un trabajo modesto... y siempre se lo darán a alguien que no es transexual.


-¿Alguna vez se ha planteado volver a ser peluquera o estilista?
-Tendría que ser en una peluquería propia, en mi país o en Europa, junto con alguna amiga, en forma de cooperativa o asociación. Pero no como empleada: he pedido trabajo en peluquerías y siempre me han dado largas... Conozco a algunas que han sido aceptadas en peluquerías, pero en condiciones de miseria: para trabajar mucho y ganar muy poco. Como ayudante de peluquería no llegas a los 500 euros al mes. Con eso no te alcanza para nada. Con eso yo no puedo subsistir...


-¿Cuánto gana ahora?
-Mis ingresos fluctúan entre los 1.500 y los 1.800 euros al mes. Muchas mujeres son prostitutas por el bajo salario de los trabajos que les dan. Imagínese una mujer que limpia escaleras cuatro o cinco horas al día y gana 400 ó 500 euros al mes. No le llega para nada: pues lo que hace es alternar y echar unas horas por la noche como trabajadora del sexo.


-Si algún día pudiera tener su propia peluquería...
-Me gustaría abrir una peluquería con alguna compañera y ser trabajadora y propietaria. Pero incluso entonces, dudo que dejara la prostitución. Es un medio de subsistencia que te saca de muchos apuros. El dinero lo ves enseguida. En cambio al montar un negocio, por boyante que sea, para tener ganancias hay que esperar un tiempo.


-¿Cómo afecta su trabajo a su vida personal y familiar?
-Tengo familia y siempre ha comprendido que, en mi condición de transexual, tengo menos posibilidades de encontrar trabajo en otro sitio. A los 15 ó 16 años empecé a cambiar mi sexo y lo aceptaron bien. Tengo buena relación con mi familia. Tengo una pareja con la que llevo diez años y nos comprendemos. Y mis vecinos me aprecian. El hecho de que sea prostituta y transexual no quiere decir que tenga un mal comportamiento. Para ganarse el respeto de la gente, la educación está ante todo. Ya no es como antes: creo que a la mayoría de la gente que se dedica a esto no le afecta en nada.


-El movimiento feminista asegura que la prostitución estigmatiza a quien la ejerce...
-Esto es un trabajo porque hay gente que vive de él y porque ha existido siempre. Quizá esté mal visto en algunos sitios... pero siempre ha existido y siempre existirá. Los abolicionistas dicen que las prostitutas están prácticamente esclavizadas, pero no todo el mundo piensa como ellos...


-¿No cree que hay una parte de prostitutas que ejercen engañadas, obligadas o forzadas por otras personas?
-Yo digo que no. La mayoría lo hace por su cuenta, porque lo desea. Ya no se obliga a nadie... A lo mejor obliga la necesidad. Las asociaciones y el instituto de la mujer lo pueden corroborar con sus investigaciones, con las visitas a lugares de trabajo: no hay mujeres obligadas. A lo mejor hay un porcentaje muy bajo en las mujeres de Europa del Este o las africanas.


-Usted trabaja en la calle...
-Es una forma libre e independiente de ganar dinero por cuenta propia. Si trabajas en un club, se llevan un porcentaje y estás sujeta a un horario. Trabajo en una zona espléndida, libre de drogadicción y delincuencia. Es una prostitución limpia y sana. Tenemos acuerdos con la Policía y con los comerciantes para no tener problemas; en muchas zonas se trabaja sólo de noche porque no queremos estorbar.


-¿Cuáles son los pros y los contras de la prostitución?
-Los pros son el dinero y que trabajas las horas que tu deseas, llegas y te vas a la hora que quieres. Y los contras, lo riguroso del clima -como estamos en la calle, en verano pasamos mucho calor y en el invierno, mucho frío- y los clientes, que a veces te dan sorpresas, o están borrachos. Tenemos que tener buen ojo para ver con quién nos vamos. Pero son gajes del oficio.

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