2007/09/07

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  • Melina en los diarios
  • Río Negro, 2007-09-07 # Jorge Gadano

A poco más de dos semanas, los medios nos sorprendieron con la noticia de que "un" docente transexual daba clases en varios colegios de Ushuaia, en unos casos de historia y en otros, de formación ética y ciudadana. Se trata de una persona, Melina Gutiérrez, que quiere ser mujer y que la traten como tal. Pero, con los medios, no ha tenido éxito: el análisis de la crónica de tres diarios sobre el "descubrimiento" de Melina revela, en el lenguaje usado, una generalizada incertidumbre respecto de si la identidad de una persona depende de su deseo o de lo que dicen su anatomía y un documento de identidad.

Los medios analizados -los diarios "Clarín", "La Nación" y "Río Negro"- mostraron el "fenómeno" en los encabezados de la noticia con el despliegue que merecería el hallazgo de un esquimal en Mar del Plata. Se trataba del hallazgo de un hombre que ejercía funciones docentes vestido de mujer.

"Clarín", después de presentar "el caso" como el primero conocido en el país, tituló en cabeza de página y a seis columnas, aludiendo a una "Polémica en Ushuaia porque 'un profesor' travesti dicta clases". El matutino dijo que padres de alumnos se quejaron de que "un travesti" ejerciera como docente porque no les habían avisado. Les preocupaba, obviamente, que se perdiera la formación moral de sus hijos e hijas de acuerdo con el canon vaticano.

El asunto tomó estado público cuando -escribió el periodista Gabriel Ramonet- el rector de uno de los colegios admitió que "concurre a dictar clases un hombre vestido de mujer". Eso es mucho más llamativo que una mujer vestida de hombre. Lo era en la Edad Media, pero no ahora, cuando el pantalón se ha desjerarquizado al convertirse en una prenda unisex. No importa tanto a ellas, además, que una mujer renuncie a su género. Sí a ellos, que consideran un traidor a un hombre que haga eso y, por lo tanto, lo estigmatizan.

Para "Clarín" del 23 de agosto, Melina es "el postulante" (a un cargo docente) o "el docente", aunque en el párrafo final el firmante de la nota cambió de bando y aseguró que a "la docente transexual" el debate no le preocupa.

En la misma página hay una foto de Florencia de la V. junto a un texto que la presenta como "la primera travesti" protagonista de una tira en tevé abierta y horario central, que chicos y chicas pueden ver cuando se les da la gana. La tele todo lo puede y a los padres no les importa. Lo que sí les importa es que eso pase en el sagrado recinto del aula, al que los jóvenes concurren para hacerse hombres y las jóvenes, mujeres.

Al parecer, el diario se inclinaba por reconocer la condición femenina de Melina siempre que pase por el quirófano y obtenga luego una autorización judicial para ser mujer. Pero sin demasiada convicción, o porque el subconsciente hace su trabajo, admitía esa condición al llamarla "la docente". Con todo, lo importante para otro firmante de la nota -que con los dos se lleva una página- es que "el profesor travesti" sea "bueno para enseñar". Y que se haga cargo "él" de sus ganas de ser mujer. Pero en la edición del día siguiente "Clarín" se corrigió. Melina fue la profesora, la docente, la transexual.

Para el diario "La Nación", Melina es también "un docente" o "un profesor". Pero su texto evidencia igualmente el empuje del subconsciente. Es así porque, de pronto, en el relato masculinizador se dice de ella que "el conflicto 'lo' coloca en el ojo del huracán, por ser 'uno' de los 'primeras' docentes transexuales en el país". Tanta confusión hubo, que ni siquiera el corrector se quiso meter con ese párrafo.

Tampoco con el siguiente. Al parecer, Silvio Bocchichio, el autor -no la autora- de la nota montó una guardia en la puerta del colegio hasta que Melina ingresó. Escribió que "el docente llegó ayer (por el 22 de agosto) a clases quince minutos antes de la hora, con un vestido hasta las rodillas, botas de cuero terminadas en punta y taco dispuestas sobre las calzas, todo negro". Hasta ahí, el relato impresiona como que el "voyeur" se siente atraído. Y tan así es que a renglón seguido la reconoce como mujer diciendo que llegó "abrigada" con un chaleco rojo, un tapado beige y bufanda de lana.

La crónica de este diario, en cambio, no tiene incoherencias. Melina es siempre "un docente", o bien "uno de los docentes", cuya identificación se hace por el apellido, Gutiérrez.

Hay, no obstante, una opinión editorial que reconoce el derecho de Melina a elegir su sexualidad, simplemente al referirse a "su elección sexual". Dice al respecto que esa elección no afecta su capacidad profesional ni su calidad humana y que sólo es "un aspecto de su vida privada".

Y para usted, lector, lectora, ¿qué es?

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