- Homosexuales anunciando atún
- El Periódico de Catalunya, 2007-08-29 # Olga Pereda
La publicidad ha dado sus pasitos sociales. Desde hace un tiempo podemos ver a nuevas familias anunciando productos de consumo. Circula por ahí el espot de unos electrodomésticos en el que una niña africana recién adoptada mira absorta una lavadora mientras su padre le coge la mano. Tierno y real como la vida misma. También hay un niño de rasgos asiáticos que juguetea con su madre para anunciar un atrapa olores de baño y una preciosa cría china que promociona la merienda de toda la vida de los niños españoles. Sin embargo, hay otras familias que también existen en la sociedad, pero siguen siendo invisibles en el mundo de la publicidad. ¿Alguien ha visto en la tele a una pareja de homosexuales anunciando, por ejemplo, latas de atún? ¿Y un modelo familiar de coche? O mejor aún, ¿una nueva pintura para redecorar la casa?
Me pregunto cuál sería la reacción de los telespectadores si, de repente, se empezaran a emitir este tipo de anuncios. Supongo que un porcentaje mínimo de personas aferradas al pasado quedarían tan impactas por las imágenes que dejarían de comprar esos productos. No vaya a ser que se les pegue algo, claro. Pero como no vivimos en Polonia (donde la presunta homosexualidad de un muñeco es cuestión de Estado) supongo que la inmensa mayoría asumiría con normalidad el hecho de que las marcas decidieran promocionarse con parejas homosexuales. Con hijos o sin ellos. Adelante. El camino lo han allanado los hombres, que ya planchan, lavan, hacen la compra y cambian pañales en los anuncios. Solo queda subir un escalón más hacia la igualdad.
Vivimos en un país en el que más de 3.500 parejas del mismo sexo se han dicho sí, quiero. Incluso, 20 de ellas ya se han dicho hasta luego. La publicidad, sin embargo, va más despacio que la sociedad. Aunque la culpa no es de los creativos, que se limitan a ejecutar lo que sus clientes les piden. Conclusión: son las marcas las que pecan de conservadurismo y siguen centrando su atención en las parejas formadas por un hombre y una mujer. No debería ser así. Fíjense en las series de la tele, donde la homosexualidad ha subido el peldaño de la normalidad. Uso esa palabra, aunque la odio. Entre otras cosas porque no sé qué significa ser normal o ser anormal.
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