2007/07/07

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  • Sobrevivir en el absurdo
  • El País, 2007-07-07 # J. E. A.-D.

Lo kafkiano y la risa son convocados por el cubano Angel Pérez Cuza en estos relatos que crean un mosaico sobre la realidad de su país. Una serie de cuentos acerca de la cotidianidad, la superviviencia en la pobreza, la homosexualidad, la moral o la responsabilidad de la revolución. Episodios absurdos con halos de tristeza.


A algunos textos del escritor cubano Virgilio Piñera, dice César Aira que es inevitable tildarlos de kafkianos. Lo dice de su novela "La carne de René." El mismo Aira explica en su personalísimo Diccionario de autores latinoamericanos que a Piñera, uno de los grandes narradores cubanos al que la revolución no auxilió en su extrema pobreza, le censuraron un poema escrito en 1941 titulado "El paseo del caballo". Como la última palabra del título coincidía con uno de los apodos de Fidel Castro, cayó sin remisión la tijera. En el libro que ahora comento, "Ternera macho y otros absurdos", del también escritor cubano Ángel Pérez Cuza (1955), hay un prólogo de Juan Bonilla que nos invita a relacionarlo con Piñera. Pues sí. Piñera era un gran escritor. Y su sentido de la invención tenía ese toque impactante, que como sucede con muchos cuentos de Borges, no puedes evitar una estruendosa risa, como le sucedió al mismísimo Michel Foulcault, según nos cuenta en Las palabras y las cosas. Y si no lean "El caso Baldomero", ese relato policial donde el culpable tiene que ayudar al detective que lleva el caso, tal fue la perfección de su crimen. En los cuentos que componen "Ternera macho y otros absurdos" se citan estos dos elementos, lo kafkiano y la risa. Aunque también la tristeza, porque no creo que detrás de todo absurdo no haya un poso grande de ese sentimiento.


Casi todos los cuentos de Ángel Pérez Cuza no dejan indiferentes. Lo kafkiano aflora en todos ellos. Hay un cuento que se titula Rikimbini. Trata de un maestro al que las autoridades revolucionarias le confiscan su bicicleta. Las razones, como se puede imaginar el lector, son absolutamente absurdas, como no puede ser de otra manera en un régimen kafkiano. Pero Pérez Cuza no acusa a nadie. Ni falta hace. Un criterio muy refinado de lo elíptico arrincona en estos cuentos la denuncia de brocha gorda. “Los aliados del cangrejo” es un relato terrible. Lo indecible que le sucede a su protagonista no es ajeno a algún tipo de responsabilidad moral de la revolución, pero con sumo tacto metafórico Pérez Cuza hace que nosotros sus lectores saquemos nuestras propias conclusiones. “Los armarios del padre” es un cuento que aborda el tema tabú por excelencia en la Cuba de Fidel Castro: la homosexualidad. Dejo para el final la pieza que presta título al volumen, “Ternera macho”. Un cuento breve y lapidario donde se explica la ingeniería (que no necesariamente la picaresca) de los pobres para sobrevivir en medio de tanto absurdo.

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