2007/04/22

> Iritzia: Miguel Angel Belloso > ¿IRIA USTED A LA BODA DE SU HIJO HOMOSEXUAL, COMO RAJOY?

  • ¿Iría usted a la boda de su hijo homosexual, como Rajoy?
  • Expansión, 2007-04-22 # Miguel Ángel Belloso

Le preguntaron en el famoso programa a Mariano Rajoy si asistiría a la boda de un hijo suyo, caso de que fuera homosexual, a lo que contextó que sí. Contestó que sí porque Rajoy es una persona normal. Para las personas normales la familia es lo más importante en la vida, y los hijos lo primero. Por tanto, ante la posibilidad del tal tesitura ¿cómo no se va asistir a la boda de un hijo gay -aunque un padre hubiera preferido otras inclinaciones y no esté de acuerdo con el uso del matrimonio que, si estuviéramos en un país normal, sólo debería estar reservado para las uniones entre un hombre y una mujer-?


Yo también asistiría. Esto no quiere decir que la homosexualidad sea normal, siendo respetable, siendo comprensible, siendo lo que haga falta. Lo normal es que a los hombres les gusten las mujeres y viceversa. Esto es lo natural. Esto es lo que garantiza el sostén y continuidad de la especie, sostenibilidad y futuro al mundo. ¿Por qué? Porque entre los hechos absolutamente incontestables está el de que ni dos hombres ni dos mujeres pueden procrear, no pueden tener hijos.


Si los socialistas pudieran, también cambiarían la naturaleza humana, pero no pueden, qué le vamos a hacer. Pueden pervertir el lenguaje, tratar de pervertir los conceptos, y así han declarado legales los matrimonios entre personas del mismo sexo, cuando este hecho es antihistórico -porque jamás se ha dado-, antinatural y un atentado en toda regla al sentido común, pero no han podido hasta la fecha -ni podrán- cambiar la constitución física de los hombres y de las mujeres, la potencia creadora de los dos y el diferente papel que desempeñan.


Con esto quiero decir lo mismo que dijo Rajoy sobre su hipotético hijo homosexual, si me ocurriese el caso a mí: le recomendaría que en lugar del matrimonio, se acogiese a otra figura legal, que sería la de la unión de hecho, que tendría todos los derechos económicos, civiles, del resto de las personas, salvo el de la adopción -y esto, como todo, es una opinión personal-.


¿Y por qué salvo la adopción? Pues porque nuestro primera obligación como humanos es contribuir a la supervivencia de la especie, dar continuidad al mundo por encima de nuestra muerte, y si lo que hacemos en el entretanto, es decir, mientras vivimos, es relativizar absolutamente todo, hasta la propia naturaleza, si lo que enseñamos a los niños es que no hay padres ni madres, que los hombres y las mujeres son absolutamente iguales, que todo puede o no puede ser, estaremos sembrando la semilla destructora de la civilización que se nos ha legado, incurriendo en una irresponsabilidad colosal. Estaremos inseminando en los niños una confusión mental de consecuencias impredecibles.


Lo he dicho en numerosas ocasiones. Tengo un tremendo respeto por los homosexuales, estoy perfectamente en su compañía, les he dicho más de una vez que el barrio de Madrid que más me gusta es Chueca, que es donde está instalada la colonia gay, pero no mezclemos las cosas, seamos cabales, seamos personas normales. La homosexualidad, o es el producto de una configuración genética no corriente, o es el resultado de una opción de sexo y de vida en común muy respetable pero tampoco corriente y que no sería bueno estimular para que se convirtiese en mayoritaria.


Si a través de la educación, o de la política, o de los medios la convertimos en corriente o en irrelevante -es decir, igual que la heterosexualidad- estaremos haciendo un flaco favor al futuro de la humanidad. Nos estaremos comportando de manera muy irresponsable con el pasado, con el mundo que recibimos y que debemos dejar, si es posible, un poco mejor de como lo encontramos.


Sin hijos, por ejemplo, no hay duda de que será bastante peor y mucho menos sostenible. ¡No se enojen conmigo los homosexuales! Esto no va contra ellos: va contra los políticos que hacen de esta cuestión de la que les he hablado una causa en mi opinión indefendible. Contra Zapatero y compañía, seducidos por los Zerolo de turno.


Nacido en Castejón (Navarra) hace 42 años, Miguel Ángel Belloso ingresó en EXPANSIÓN en 1986 y como director del diario acometió una profunda remodelación, impulsando nuevas secciones y suplementos, y fortaleciendo su posición como periódico líder. Actualmente es vicepresidente del Consejo Editorial de Expansión y Actualidad Económica. También es vicepresidente del Observatorio del Banco Central Europeo, miembro de la comisión académica de
la Fundación de Estudios Financieros y forma parte del comité consultivo de la institución Futuro, un foro de reflexión que reúne a empresarios y profesionales nacidos en Navarra. También es consejero del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid.

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