2007/04/27

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  • ''Yo elegí amar a mi hija''
  • El Porvenir, 2007-04-27 # Gustavo Mendoza Lemus


Una decisión difícil es la que tiene que tomar los padres de familia cuando su hijo prefiere revelarles que es gay. "De encerrarme en mi casa y llorar todas las tardes o amar a mi hija, elegí la segunda". Una decisión difícil es la que tiene que tomar los padres de familia cuando su hijo, después de un proceso largo de aceptación, prefiere revelarles que es gay, lesbiana o bisexual.


Miriam Ángel es una madre como todas, es amorosa con su hijas y siempre ha procurado lo mejor para ellas, sin embargo, hubo en un momento especial en su vida que la dejó en shock durante algunos meses pero que, después de informarse y leer sobre el tema, amó con mayor intensidad a sus hijas, sobre todo a una de ellas.


"Pensé que me había equivocado, que había fallado como madre, entré en shock cuando me enteré que era lesbiana... yo no sabía que hubiera lesbianas en México por eso pensé que era mi culpa porque yo la había enviado a los Estados Unidos a estudiar", confesó Miriam Ángel, recordando aquel octubre de 1999 cuando recibió la noticia por parte de su propia hija.


Se le denomina "duelo" a todo el proceso que tienen que enfrentar los padres de familia que experimentan la situación de tener un hijo/a gay, muchos se envuelven en su propio capullo y no lo superan jamás, hay otros con mayor fuerza que enfrentan la situación y terminan por aceptarla.


Miriam fue una de ellas que, sin embargo, confiesa que al principio fue muy duro para ella tener que atravesar por esta situación. El "qué dirán" de la sociedad se vuelve una marca imborrable en la frente de los padres de familia que afrontan esta decisión. "Pensaba que llevaba una camiseta que decía 'mi hija es lesbiana', tenía miedo de salir y caminar tres cuadras", relata la madre de familia.


Las tres cuadras que menciona son las que separaban su domicilio de la librería "El armario abierto", lugar que su hija le recomendó acudir para visitar a la escritora Rinna Riesenfeld, autora del libro "Papá, Mamá, soy gay".


El mejor comienzo: la información
"La ignorancia en este país es terrible", señala Miriam ángel, quien invita a las madres y padres de familia con hijos o hijas gay a informarse, a leer lo más que puedan sobre el tema y no caer en el abismo oscuro de los prejuicios, las etiquetas y los prejuicios que la sociedad otorga a aquel que es diferente.


"A uno como madre se le vienen muchas cosas a la cabeza, te pones a pensar en que no habrá boda, no tendrás nietos y muchos de estos cuestionamientos surgen por las etiquetas que impone la sociedad", confiesa la madre de familia.


Actualmente forma parte de un grupo de personas que se dedican a orientar a padres de familia que viven la misma situación. El primer paso, asegura Miriam, es dejarlas hablar, tenemos que saber qué es lo que más les acongoja de que su hijo o hija sea gay, después les recomendamos que lean y se informen lo más que pueden.


Cuando los hijos salen del clóset, continúa explicando, somos los papás quienes entramos en él, hay muchos papás y mamás que les gusta el drama y se encierran, yo les recomendaría que lo hablen y estudien bien el tema, "nos hace falta mucha educación sexual", señala.


"Ningún librito me va a decir como amar a mi hija"
Definitivamente la religión, refiriéndose a ella como una institución, se presenta como uno de los grandes obstáculos a vencer cuando algún padre de familia se entera que su hijo/hija es gay, la gran mayoría de ellos (los padres) prefieren alejarse de la Iglesia por temor, comenta Miriam Ángel.


Mucho se debe a las campañas mediáticas que la Iglesia ha lanzado en los últimos años en contra de las uniones civiles entre personas del mismo sexo, éste es uno de los principales obstáculos que los padres de familia deben superar cuando se enteran de esta noticia.


"Nos ha tocado tener experiencias en donde los padres de familia les dicen a sus hijos que prefieren verlos muertos antes de que sean gay, imagínense la experiencia de un chico o una chica al escuchar esta frase, de baja su autoestima totalmente", menciona la madre de familia.


Que la sociedad mexicana sea en 98 por ciento católica empeora en mayor medida la situación, pues es la misma sociedad quien empieza a someter a prejuicios y acusaciones primeramente a los hijos, y después a los padres.


"Casi no se logra superar este problema, la mayoría de las mamás terminar por no acudir más a la Iglesia porque se siente uno muy mal al ser constantemente el blanco de las acusaciones... yo creo que Dios no nos manda a los hijos como castigo, de ninguna manera", explica Miriam Ángel.


La alternativa es apoyar a los hijos y no dejar que las influencias sociales torturen la unión familiar que existía anteriormente. Acudir a grupos de terapia puede serla principal opción para superar los primeros estados de esta situación. "A mí ningún librito me va a decir como amar a mi hija... yo elegí quererla a ella y la voy a seguir queriendo como ayer o como siempre la he querido", sostiene la madre.

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