- Una cofradía de Córdoba readmite a las costaleras que expulsó
- El País, 2007-03-25 # Manuel Planelles · Córdoba
La del viernes fue una noche larga en la plaza de Capuchinos de Córdoba. A las 9.00, la junta directiva de Nuestra Señora de Los Dolores se encerró en la sede de su cofradía. Sobre la mesa tenían un comunicado, difundido por el Obispado, en el que se instaba a los responsables de la hermandad a "reconsiderar" la expulsión de María Jesús Gastón y Elisa Márquez, de 24 y 23 años.
Ambas han sido costaleras de la Virgen de los Dolores en las últimas semanas santas. En concreto, María Jesús se metió por primera vez bajo el paso hace siete años; Elisa, hace seis. Los 33 costaleros restantes son hombres. Este carácter mixto fue considerado un problema para la nueva directiva de la hermandad, que comunicó en diciembre a las dos mujeres que no podían continuar, entre otros asuntos, porque tienen menos fuerza y porque bajo el trono pueden darse "posturas soeces".
Entrada ya la madrugada, Manuel Herreros, el hermano mayor, salió a la plaza de Capuchinos para rectificar y anunciar que las dos chicas podrán formar parte, "de manera excepcional", de la cuadrilla de la Virgen de los Dolores. "Ante la imposibilidad temporal de la creación de una cuadrilla de hermanas costaleras", dijo Herreros, "esta junta de gobierno, puntualmente y de manera excepcional, ha decidido permitir la participación en nuestra próxima estación de penitencia de dichas dos solicitantes en la forma deseada por las mismas".
Mientras los responsables de la hermandad discutían cómo acatar la petición del Obispado, en la calle iba y venía el debate sobre las cuadrillas mixtas, que en algunas zonas de Andalucía ya existen. Entre los costaleros, división. Los que estaban a favor esperaban que a las mujeres se les dejara seguir ya que no existe una prohibición expresa en las normas de la hermandad. Los opositores lamentaban "el daño" que se estaba haciendo a la cofradía con la polémica.
El debate se hubiese quedado en la hermandad si las dos chicas hubiesen sido sumisas. Pero Elisa y María Jesús no han querido callarse y, apoyadas por algunos compañeros, denunciaron en los medios de comunicación lo que consideran una discriminación.
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